Sin embargo,
considero que mi vida carece de valor para mí mismo,
con tal de que termine mi carrera
y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús,
que es el de dar testimonio
del evangelio de la gracia de Dios.
Hechos 20:24
Conocí a mi salvador cuando tenía 12 años. Una bella mujer me habló de él. Ella me dijo sin miedo y con pasión que Él murió por mí en una cruz y que solo por fe podía ser salva.
Me llevó un tiempo comprender lo que ella me decía, pero mientras tanto me seguía contando sobre su Dios, lo grandioso que Él era y lo enamorada que estaba de Él. Era evidente para mí que ella lo amaba mucho, creo que era evidente para todos.
No hay otra verdad que haya cambiado mi vida tan profundamente como esta. No solo tengo hermosas promesas de Dios para esta vida, sino una gran esperanza y una recompensa inimaginable en el cielo, todo esto por gracia.
No fui la única “afortunada” que conoció a Jesús a través de ella. Nunca perdía una oportunidad para compartir con otros el evangelio. Incluso la última vez que la vi hace un poco más de 3 años, ella estaba alabando a Dios por oportunidades que había tenido para testificar a otros. Como dijo en sus propias palabras: “eso era mejor que ganar un auto nuevo”.
Mientras estábamos en Papúa, recibí la noticia de que estaba muy enferma, tuve una última oportunidad de hablar con ella por teléfono y agradecerle por el maravilloso tesoro que compartió conmigo. Poco después de eso, ella falleció.
Como todos saben, hemos estado en México por un tiempo ahora y una de las cosas que hemos estado haciendo es visitar iglesias que nos han estado apoyando en nuestro ministerio para agradecerles y compartir lo que el Señor está haciendo en PNG. Este último domingo visitamos la iglesia donde la vimos por última vez. Sabía que esta vez no la veríamos, y al estar ahí sentí su ausencia, sin embargo fue una alegría ver de nuevo a su familia. Nunca lo hubiera imaginado pero esa tarde supe que ella me dejó un mensaje especial, su hijo vino y me dijo -mi madre me pidió que te dijera: “Nos vemos en el cielo. Lee Romanos 8:28 y piensa en mí.”
Pocas palabras, pero con bastante significado. Lágrimas de alegría salieron de mis ojos. ¡Ella finalmente está en el cielo, su verdadero hogar, disfrutando de nuestro hermoso Salvador! Sé que volveré a verla de nuevo y adoraremos juntas a ese Rey que un día me presentó. Y estando a punto de partir a casa, aún quería recordarme una vez más que “sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.”
Un pensamiento vino a mi mente: “Yo quiero ser como ella. Oh Dios, por favor úsanos para difundir el Evangelio de Cristo, para que otros sepan que hay esperanza para esta vida y para después de la muerte, que pueden encontrar el perdón en ti a través de la fe en Cristo y la esperanza de una vida eterna.”
Ojalá que cuando muramos, podamos decirle a otros “nos vemos en el cielo.”
La razón por la que estamos en México ahora es para poder renovar el pasaporte mexicano de Emma, y la causa por la que hemos esperado para renovarlo es para esperar a que Emma cumpla 3 años y podamos solicitar un pasaporte con mayor tiempo de validez. El día finalmente ha llegado y haremos el trámite pronto, eso significa que, en teoría, estaremos listos para volver a Papúa Nueva Guinea en poco tiempo. Oramos para que Dios provea los fondos necesarios para comprar los boletos para regresar a fines de octubre.
Nuestro tiempo en México no ha sido como lo habíamos imaginando. Hemos estado lidiando con enfermedades y citas con el médico, también ha habido cosas difíciles por las que está pasando nuestra familia y hemos estado caminando con ellos a través de esas situaciones. Aunque las cosas no han salido como pensábamos, Dios sigue diciéndonos que lo tiene todo bajo control y que su plan es mucho mejor que el nuestro, por lo que continuamos aprendiendo a caminar en fe. En medio de todas nuestras batallas, estamos realmente agradecidos por una cosa que tenemos clara: queremos vivir para Cristo, y recordar que morir es ganancia. (Fil. 1:21)
Gracias hermanos, por continuar sosteniéndonos en oración y ofrendando financieramente para que podamos ir y proclamar a las etnias en PNG el Evangelio de Salvación. Oramos por ustedes para “…que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. Es [nuestro] deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo.” (Ef. 3:18-19). Les amamos en Cristo.
Siendo testigos de un Dios vivo,
Isaac, Claudia, Jacob y Emma
Hernández
Peticiones de oración:
- Por todos los detalles relacionados con nuestro regreso a Papúa Nueva Guinea, fecha de salida, boletos, tramites de bancos y cuestiones médicas, mudanza, etcétera; que caminemos con paz bajo la dirección de Dios cada día.
- Por nosotros, nuestros hijos y nuestra familia, que el Señor prepare nuestros corazones para el momento de la despedida. Que todos tengamos presente que el Señor es digno y Dios nos consuele y nos llene de gozo.
- Que nuestra confianza en Dios y dependencia en Él siga creciendo cada día, y sea un impacto a otros.
- Por nuestro ministerio en PNG, que el Señor nos abra puertas para compartir el evangelio con una de las tantas etnias de ese país que no han escuchado el evangelio.
- Que el Señor provea los fondos necesarios para la construcción de una casa en la comunidad indígena donde esperamos servir.
- Que nuestra vida magnifique a Cristo en todo lo que hagamos.
¡Gracias hermanos, por seguir sosteniendo la cuerda!
El Señor les recompense.
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