26 de agosto, 2019
En el 11 de este mes la iglesia de Las Moras se reunió junto al arroyo para adorar. La mañana había despuntado con un bello amanecer, y a pesar de que a menudo esta es una temporada de mañanas húmedas y lluviosas, esta era cálida, brillante y clara.
Nos reunimos afuera porque muchos de los nuevos creyentes habían decidido que querían ser bautizados. Su primera exposición a la idea había estado lejos de despertar un interés de inscribirse en esta experiencia.
Cuando estudiamos por primera vez sobre las acciones de los primeros creyentes en Hechos, los creyentes de Las Moras pensaron que debíamos hacer como ellos habían hecho… en su mayor parte.
—“¿Creen que es bueno que nosotros pasemos tiempo juntos, y que comamos juntos, y que nos ayudemos unos a otros, y que compartamos nuestras cosas?” preguntó mi compañero de trabajo después de enseñar la lección.
—“Sí; esas son cosas buenas”, asintieron ellos.
—“¿Creen que es bueno que cantemos, y oremos, y que le digamos cosas bonitas a Dios?” continuó él.
—“Sí; también deberíamos hacer esas cosas”.
—“¿Creen que sería bueno si los que creen son sumergidos como símbolo de lo que creen?” continuó él.
Ante esa pregunta, todos se rieron; luego una mujer se puso seria y dijo: —“Creo que él nos está preguntando en serio”. Silencio incómodo.
Con el paso del tiempo, surgían de manera natural pasajes para el estudio en los que los nuevos creyentes del texto eran bautizados. Nunca le dijimos a la iglesia que debían hacer lo mismo, no es así como vemos nuestro trabajo; pero con el paso de los meses, comenzaron a surgir preguntas y, finalmente, los creyentes de Las Moras decidieron que ellos también deberían ser sumergidos.
Dado que los arroyos de nuestra aldea permanecen secos durante la mayor parte del año, la gente decidió esperar hasta la temporada de lluvias. Adelantémonos en el tiempo a este mes, cuando había agua, disposición y un deseo de obedecer.
Así fue como terminamos reuniéndonos en algunas rocas bajo el cálido sol en la orilla de un arroyo fangoso hace dos semanas. Hablamos juntos sobre lo que significa este símbolo, que no tiene poder en sí mismo, pero que es una señal de lo que el poder de Dios ya ha hecho. En una cultura que se basa en las formas, queríamos que esto fuera claro para los amigos y los miembros de la familia que estaban observando y que tenían poca exposición a la Palabra.
Entonces, después de pasar un corto tiempo organizándose por grupos familiares, doce personas fueron sumergidas como símbolo de su creencia en Dios. Cuando se le preguntó a una de las mujeres si creía que la muerte de Jesús era el pago por sus pecados, respondió: “Creo en Jesús solamente. Ningún otro santo, ningún otro ídolo puede salvar; sólo Jesús”.
Después del servicio, nos secamos y nos reunimos para festejar. La comida aquí (como en todas partes del mundo, al parecer) se utiliza para marcar ocasiones especiales, y esta no era diferente. Festejamos con estofado de cabra, tortillas de maíz frescas y bañadas con jugo de la flor de hibisco. Los niños jugaron en la hierba y los adultos se sentaron a pasar el tiempo. Las palabras de la canción que habíamos cantado junto al arroyo seguían dando vueltas en mi cabeza:
He
decidido seguir a Cristo
No vuelvo atrás…
Esa es mi oración por este puñado de valientes que ha hecho una declaración pública de su fe. Decidir diariamente seguir, obedecer y rechazar completamente la idea de apartarse. En el futuro ellos van a tener días difíciles y decisiones difíciles; ya están pasando por esto. Pero no se nos ha prometido un camino suave y desprovisto de pruebas; de hecho, es todo lo contrario, sin embargo, nos ha sido prometido un Guía Fiel, un Padre Amoroso y un hogar eterno al final del camino.
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