17 de septiembre, 2018
Durante este último viaje tuve la mayor aventura que haya tenido en un tiempo, y no necesariamente un tipo de aventura agradable. Sin embargo, lo haría de nuevo sin pensarlo dos veces porque, en general, fue un gran viaje.
La familia que visité ha estado sin sus compañeros de equipo durante unos meses, por lo que han estado bastante aislados en su aldea. Ellos salieron para asistir a nuestra conferencia, pero terminaron enfermos todo el tiempo. Están estudiando uno de los idiomas más difíciles con los que trabaja la misión, y lo están haciendo mientras cuidan a sus cuatro hijos pequeños. Es una carga pesada la que tienen, y sé que a veces es difícil seguir adelante.
En este viaje, era la primera vez que estaba en su aldea desde que ellos están allí; fue magnífico verlos en su casa y conocer a las personas que ellos están conociendo. Pasé un tiempo con sus hijos, leyendo nuevos libros y jugando nuevos juegos que había llevado conmigo y pasé un tiempo con ellos en sus sesiones de idioma, escuchando sus actividades y dándoles tantas ideas como pude, para hacer que su tiempo de estudio sea lo más eficaz posible.
Sin embargo, lo más importante es que pasamos cualquier momento libre hablando sobre las realidades de su vida, las cosas que van bien y los desafíos que están afrontando. Durante una semana no estuvieron solos sino que tuvieron ayuda allí con ellos. Eso me hizo recordar una vez más lo importantes que son estos viajes, al igual que el aporte técnico y el compañerismo que nosotros les podemos ofrecer a los plantadores de iglesias. Es importante romper con la rutina normal, reflexionar sobre lo que funciona y lo que no funciona, y tener a alguien con quien compartir eso, alguien que pueda aportar una nueva perspectiva.
Una pequeña mirada al paisaje de Liberia














Mi pequeño milagro
Recuerden que el retraso en mis viajes significaba que no podría ver a Joel. Bien, cuando descendí del avión allí, él me estaba esperando en el aeropuerto; me puse muy feliz y sorprendida de verlo. Sucedió que hubo un problema mecánico en el avión en que iba a volar y por eso se retrasó dos días también. Puede ser que hayamos tenido una mala racha de problemas con los viajes, pero al menos se alinearon para que pudiéramos tenerlos juntos. Entonces, al final tuvimos dos días juntos antes de que él se fuera a Guinea; ¡Qué bueno es Dios!
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