Damos gracias a Dios que ya tenemos unas semanas que empezamos a dar la enseñanza a un grupo de personas en un lugar que nos prestaron para ello. Es una bendición poder estar enseñando a este grupo de entre diez y quince personas según el día.
Están asistiendo Andrés, Carmen, Emiliano, Guadalupe, Antonia, Sofía, Bernardo y su esposa, Antonio, Margarita, Basilia, y algunos más. Agradecemos a Dios por cada una de estas personas, y pedimos a Él que Su palabra cause entendimiento de Su salvación en su momento.
También, en las primeras dos semanas de noviembre, tenemos el plan de construir un cuarto para dar enseñanza bíblica a los niños que ya están empezando a asistir. Miguel Ángel, nuestro compañero de equipo, y mi esposa Verónica estarán enseñando a los niños. También hemos empezado en esta semana, en conjunto con Miguel, a dar asesoramiento escolar a algunos de los niños de la comunidad en el mismo lugar donde estudiamos con los adultos, pero en otro día de la semana, con el fin de apoyar esta necesidad que existe entre los niños.
Nos gustaría mucho que nos apoyaran en oración en cada una de las actividades que se realizan, y llevaran en oración a las personas mencionadas arriba para que Dios sea trabajando en el corazón de ellos y que vayan entendiendo poco a poco el mensaje que están recibiendo.
Oren también por lo realizado con los niños, que ellos puedan de igual manera entender el mensaje de Dios, y que el trabajo que se realice con ellos permita a su vez lleve a una conexión con sus padres y que puedan ellos algún día acudir a las enseñanzas.
El hambre espiritual de Antonia
Cada jueves, media hora antes de que empiece el tiempo de la enseñanza, Antonia llega anticipada al tiempo de la enseñanza. Con una sonrisa le mira a uno y le saluda y va y toma su lugar en primera fila esperando a que llegue la hora de que lleguen los demás, declarándose lista para escuchar lo que el misionero va a hablar.
Unas cinco semanas atrás, cuando empezábamos con la primera enseñanza, Antonia se dirigía a la tienda a comprar cosas y ahí en el camino, se encontró con Basilia, una mujer que habíamos ya invitado días antes y estaba en camino a la primera reunión. Basilia le comentó de la enseñanza, y para pronto Antonia desatendió lo que iba a hacer y se dirigió junto con Basilia al lugar de reunión.
En el tiempo que hemos estado aquí, siempre hemos estado pensando quién podría recibir la enseñanza el día que la empezáramos. Por la mente de uno no pasaba Antonia, no la conocíamos. Sin embargo, hemos visto que Dios en su perfecto plan, ya había escogido un tiempo para que Antonia escuchara el mensaje en lo que parecen ser los últimos años de su vida.
Y en su perfecto plan, también nos escogió a nosotros los que estamos aquí, para que le comuniquemos el mensaje de vida eterna. Y en su perfecto plan, ha escogido a ustedes, que están allá, para que sean nuestro soporte en oración, en ruego y hasta soporte económico, para que Antonia y otras personas más tengan la oportunidad de escuchar el mensaje que Dios ya tenía de antemano preparado para ellos.
Hermanos, viendo a Antonia venir aquel día, dejando sus quehaceres para después, me queda bien entendido que Antonia, sin saber ella de la historia de María y de Marta, decidió lo mejor, y fue y se sentó y se ha sentado en primera fila para escuchar el mensaje cada uno de los jueves.
Oremos por ella, y por cada uno de los que han asistido para escuchar los estudios; necesitamos mucha oración por ellos, para que no estén faltando ni se pierdan ningunas de las enseñanzas, ya que la gente en este tiempo está saliendo más tarde de lo normal de los trabajos del campo.
Oren por Eduardo, que Dios le dé cada día mas sabiduría en la exposición de la Palabra en una lengua tan difícil de usar, también por cada lección dada, que sea Dios estructurando Su mensaje en la mente de cada uno de los triquis que le oyen, con el fin de que puedan conocer su plan de salvación dado a la humanidad, entre ellos, los triqui.
¡Bendiciones y mil gracias, por ser ustedes parte de este plan perfecto de Dios!
Eduardo y Verónica Meléndez
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