13 de septiembre, 2019
Como esta parece ser la semana de las ‘Historias de los archivos de la revisión del nivel de comprensión –o algo así, aquí hay otra –¡espero que NO sea tan larga como la última!

La semana pasada, mientras trabajábamos en el pasaje de 2 Corintios 3 sobre Moisés velando su rostro, Anji dijo algo en el sentido de que tenía una gran palabra del vocabulario, si la hablante de la lengua materna que le ayuda a elaborar los borradores y a hacer las grabaciones le permitiera usarla. Yo estaba muy ocupado –y a mí me parecía que la palabra que ella terminó usando comunicaba bien –así que no le presté mucha atención. Parece que siempre tengo cosas más que suficientes para revisar, así que no pensé que necesitaba más.
Sin embargo, en esta semana cuando se me prendió el bombillo sobre el uso del vocabulario que mencioné arriba, supe que Anji y yo teníamos que volver a hablar con la gente sobre esta palabra y esta frase. Entonces le dije a Anji que trajera esta otra palabra, porque a mí también me parecía que debería funcionar.
La palabra es ‘ikalu’ y significa ‘tapar o cubrir algo (con algo)’. Como ‘ikalu airava’, que significa ‘ella cubre su cabeza’ (como con una pieza de tela). Y al pedirles que hicieran una demostración, tomaban una toalla o un trapo y cubrían sus cabezas –a nosotros nos pareció mucho a un ‘velo’, ya que las implicaciones eran que lo más cubierto eran la cabeza y el cuello.
Pero ahí es donde entran en juego los detalles, en algo llamado Colocación. La colocación es una manera elegante de decir que las palabras tienen que concordar y [ser] usadas en el contexto correcto. Por ejemplo: en español ‘simplemente sabemos’ que es apropiado decir ‘su camino’ y ‘sus caminos’ o ‘a él le gusta’ y ‘a ellos les gusta’. La colocación también entra en juego cuando un hablante extranjero vierte frases o conceptos del idioma de ellos a otra lengua, como ‘Acabo de escuchar un delicioso canto’. Ese es uno de los problemas que tiene la mayoría de los “programas de traducción”, especialmente cuando se trata de asuntos transculturales. Hay cosas que no pueden ser intercambiadas una por una. Lo que tiene sentido en un idioma/una cultura, tiene que ser expresado de una manera diferente en otra cultura. Dado que el término ‘delicioso’ se asocia con comida y con comer, los hispanohablantes estarían más cómodos con ‘Acabo de escuchar un canto increíble’.
Tal vez un ejemplo clásico de conflicto de colocación se halla en la siguiente frase: ‘Nunca he oído a un caballo verde fumar una docena de naranjas’. Aunque esa frase es gramaticalmente correcta, contiene tres conflictos de colocación donde el hablante de la frase junta cosas que simplemente no van juntas (En la experiencia de un hispanohablante, no se oye fumar, los caballos no son verdes y las naranjas no se fuman). Por lo tanto, podemos comenzar a ver que la colocación es importante.
Ahora bien, en el ejemplo de la lengua lusi de que estamos hablando, cuando Anji trató de usar una palabra distinta a ‘cabeza’ con ‘ikalu’ (como ‘cara’), su ayudante de traducción no le permitió hacerlo; para ella simplemente no se colocaban [juntaban] . Era algo que podríamos decir de esa manera en español, pero no en lusi; entonces Anji tuvo que descartarlo.
A menudo cuando caemos en baches o chocamos con murallas en nuestro trabajo de traducción, nuestros ayudantes tienen dificultades para decirnos por qué las cosas no funcionan o cómo superar o evitar una dificultad. Piensa en esto, si te pidiera que me expliques cuándo debo usar la frase ‘un policía’ y cuándo ‘el policía’ –Y POR QUÉ– ¿podrías hacerlo? Probablemente después de pensar en ello durante un tiempo, y después de pensar en ejemplos, ¡pero probablemente necesitarías un poco de tiempo y reflexión! Lo mismo les ocurre a nuestros maravillosos ayudantes. Ellos son magníficas personas –y de ningún modo son tontos o poco inteligentes–, lo que ocurre es que nunca han tenido que pensar realmente en su idioma y cómo funciona.
Entonces, después de las discusiones de la fase en la que se revisa el nivel de comprensión con otros hablantes de la lengua materna, lo que concluimos fue que PODRÍAMOS decir que Moisés ‘se velaba’ de esa manera, es decir, con la palabra ‘ikalu’. Sin embargo, lo que ahora afrontábamos era la pregunta: si usábamos esa palabra, ¿podríamos presentar esa palabra y hablar de las otras cosas del pasaje de 2 Corintios donde Pablo habla de tener velados o cubiertos las caras y los corazones, el asiento de las emociones? Eso aún está por verse. Entonces, si eso no es posible, quizás tengamos que retomar la palabra más genérica para poder mantener el paralelismo en el enfoque. Debemos estar atentos, ¡siempre parece haber algo que hace pensar y causa desconcierto! Esta es la parte del trabajo que hace que la Traducción siempre sea interesante. Eso, y por supuesto, porque estamos traduciendo la Palabra de Dios –¡esa es la mejor parte!
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