17 de junio, 2018
“¿Cómo va el cambio?”
“¿Estás contento de estar de nuevo en tu país?”
“¿Cómo han estado?”
Son las preguntas sencillas que me han hecho en muchas ocasiones últimamente; preguntas simples que he tenido dificultad para contestar.
Sí, puedo responder todas estas preguntas honesta y simplemente:
- “El cambio de país comenzó con mucho ajetreo, jet lag, conversaciones difíciles con los hijos y muchas cosas del nuevo entorno a las que debíamos acostumbrarnos… pero ya estamos bien”.
- “Estamos felices de estar de vuelta, ¡es fabuloso ver a los amigos y la familia!”
- “¡Hemos estado bien y hemos experimentado una gracia sin medida!”
Todas estas respuestas son verdaderas, pero solo falta una pieza para el contexto completo. Traté de explicarle esto a uno de mis pastores últimamente, y debido a la dificultad, finalmente dije: “Simplemente no hay ninguna coincidencia”.
Lo que empecé a explicar fue que simplemente no había ninguna “coincidencia” entre mi vida aquí en Estados Unidos y mi vida en Senegal. En cierto modo es como si yo fuera una persona que viviera dos vidas. Sí, todavía servimos al mismo Dios, todavía amamos a la iglesia, y todavía hacemos muchas de las mismas cosas. Pero cuando alguien hace una pregunta sencilla, a veces ni siquiera sé cómo responder de una manera completa, porque las cosas que hemos experimentado, y la gente que hemos llegado a amar [en Senegal]… ninguna persona de aquí [Estados Unidos] tiene esas cosas en común.
Entonces, ¿cómo puedo resumir y comunicar dos años de contexto complejo para responder preguntas sencillas?
A nivel cultural, nos estamos quedando en la mitad, entre donde hemos estado viviendo y nuestro lugar de origen, mientras que al mismo tiempo tratamos de ser más como ciudadanos del sitio al que nos dirigimos.
Es complicado decir por qué fue difícil el cambio al principio, porque no todas las razones son concretas. Y sí, estamos felices de haber vuelto a nuestro país, pero HAY personas, lugares y diferencias culturales que extrañamos. Hemos estado bien, pero ¿cómo hago para comunicar una desorientación que todavía no puedo explicar por completo? Sí, puedo decir que demoré tres semanas para aprender a usar mi mano izquierda cuando tenía que entregarle algo a alguien. Puedo decir que demoré cinco semanas para acostumbrarme a usar shorts. Lo que no puedo comunicar es por qué hacer esas cosas parece ir en contra de lo que me he convertido.
He estado pensando en esto por un tiempo y me parece que, a nivel cultural, nos estamos quedando en la mitad, entre donde hemos estado viviendo y nuestro lugar de origen, mientras que al mismo tiempo tratamos de ser más como ciudadanos del sitio al que nos dirigimos (el cielo).
Si bien todo esto todavía me resulta confuso, he encontrado algo de consuelo. Mientras hablaba con mi pastor, finalmente me di cuenta de que aunque ahora no haya mucha coincidencia entre mi vida aquí y mi vida en Senegal, se avecina una coincidencia; el cielo es la coincidencia. Un día en la gloria, les presentaré a algunos de los hermanos y hermanas de África occidental, y si Dios lo permite, entre ellos a los redimidos de la etnia baynunk; algún día seremos físicamente ciudadanos del mismo lugar.
Deja un comentario