Debajo del techo de la iglesia, hecha de frondosas hojas de palmera, estaban sentados los ancianos y diáconos, representantes de 24 iglesias, y tres equipos de misioneros. Los 50 varones llenaban la iglesia, cuyas medias paredes permitían que la luz del amanecer iluminara sus rostros, cada una de las cuales representaba una historia. Y aunque apenas escuchamos una porción de sus testimonios, todos contenían un elemento en común: alabanzas a Dios por Su fidelidad en edificar Su Iglesia en y por medio del pueblo MOUK.
La etnia mouk vive en la remota isla de Nueva Bretaña en Papúa Nueva Guinea. El nombre “mouk” significa “una braza encendida en la punta de un palo que se mueve en el aire para iluminar las sendas de noche”.
Y por cierto, Dios ha enviado Su luz al pueblo mouk, encarnando en ellos el significado del nombre de su etnia mientras han llevado Su luz fielmente a cada aldea de su propio grupo lingüístico, y ahora la están llevando transculturalmente a las etnias LUSI, ANEM y KOVE.
LA LUZ LLEGA A LOS MOUK
A mediados de la década de los 1980s un equipo de tres familias misioneras se mudó a la aldea mouk de Guíguina. Primero llegaron Marcos y Gloria Zook y Kim y Vivian Walden; un año después se unieron a ellos David y Diana Yunker, y todos entraron de lleno al estudio de la cultura e idioma.
Después de meses de trabajo, Marcos alcanzó la fluidez en la lengua y empezó a dar enseñanza evangelística, empleando las lecciones cronológicas del programa “Desde la Creación hasta Cristo”.
Mientras se presentaba la enseñanza bíblica, Gloria preparaba los materiales para la primera clase de alfabetización. Antes que llegaran los misioneros, los mouk eran analfabetos, su idioma era hablada solamente y no tenía forma escrita. Como parte de su estudio de cultura e idioma, los misioneros desarrollaron un sistema de escritura y ortografía para el idioma mouk, luego Gloria tuvo el privilegio de enseñarles a leer y escribir su propia lengua.
Mendo, uno de los primeros maestros mouk de la Biblia, recuerda la enseñanza evangelista bíblica inicial: “Escuchamos las lecciones bíblicas [dos veces al día, cinco días por semana] empezando el primero de septiembre hasta el tres de diciembre de 1986. Cuando oímos estas verdades por primera vez, nosotros los mouk nos dimos cuenta que eran de suma importancia.
“Llegamos a ser creyentes, y alabamos grandemente a Dios por Su misericordia y Su gracia que nos alcanzó a nosotros, el pueblo mouk, acá en medio de la selva – una gracia y misericordia que no gozaban nuestros ancestros ni aun las conocían”.
El OBJETIVO INICIAL: QUE LOS MOUK EVANGELICEN A LOS MOUK
Después de terminar la enseñanza evangelista bíblica en la primera comunidad indígena, Marcos empezó a discipular a algunos de los hombres que habían creído para que enseñaran a su propia gente.
Mendo explicó a continuación, “El primer día de mayo de 1987, Marcos [con la asistencia de los maestros nativos] empezó a llevar la Palabra de Dios a Botagoigoi, el segundo caserío. Creíamos que era importante llevar la Palabra de Dios a otras comunidades mouk”.
“Ahí fue que Marcos alcanzó su objetivo”, añadió.
¿De qué objetivo hablaba Mendo? El de pasar la responsabilidad de dar la enseñanza a los creyentes mouk. Desde ese momento en adelante, nunca más enseñó Marcos a la gente mouk las lecciones evangelísticas que comenzaban con la creación y terminaban con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Más bien, los creyentes indígenas mismos asumieron la responsabilidad de evangelizar a las otras aldeas mouk.
“En nuestras entrañas [la sede de las emociones en la cultura mouk] estuvimos profundamente preocupados y ‘torcidos’ por la condición espiritual de una comunidad, de nombre Boguididín, que aún no había escuchado el evangelio,” dijo Mendo, explicando la carga de responsabilidad que sentían los creyentes mouk por su propia gente.
Mendo y los otros maestros bíblicos habían aprendido del ejemplo de Marcos. La luz del evangelio había llegado primero a su aldea. Después de convertirse en creyentes, ayudaron a Marcos a llevar la luz al segundo caserío. Luego ellos mismos, por su propia cuenta, llevaron la luz de la verdad a otras comunidades.
La enseñanza y la capacitación de más maestros saltó de aldea en aldea. Más y más personas de la etnia mouk escucharon la Palabra de Dios, creyeron el mensaje y aprendieron a leerla por sí mismos. Entonces más creyentes mouk fueron preparados para enseñar las lecciones bíblicas o las clases de alfabetización. En todo, contando las lecciones bíblicas, las Escrituras traducidas y los materiales de alfabetización, ¡los misioneros estaban imprimiendo más de 8.000 hojas de materiales cada mes!
Los creyentes mouk se habían convertido en misioneros a su propia gente.
Y el evangelio corrió como un incendio por un bosque.
EL DISCIPULADO: MÁS LUZ PARA LOS MOUK
Se produjo crecimiento exponencial al paso que los creyentes mouk evangelizaron a las personas en comunidades distantes. Edificando sobre el cimiento de las lecciones evangelísticas iniciales, el enfoque principal de los misioneros cambió a la provisión de aún más luz para el pueblo mouk.
David Yunker, habiendo logrado fluidez en la lengua de la gente, asumió de inmediato más responsabilidades. Se turnó con Marcos en las tareas de poner por escrito las lecciones bíblicas desde la creación hasta Cristo en mouk y de enseñar a los creyentes mientras Marcos continuaba con la traducción del Nuevo Testamento.
Enseñaban el material nuevo en la comunidad original cada fin de semana. Luego los maestros bíblicos indígenas enseñaban las lecciones en las aldeas distantes, y cuando volvían a casa, Marcos y David repasaban las lecciones con ellos. Adicionalmente, las lecciones bíblicas fueron impresas en forma de libretas que se distribuyeron por medio de bibliotecas comunales establecidas por los misioneros en cada caserío.
A menudo, Marcos enviaba grabaciones de enseñanza en casetes a los maestros en otros pueblitos. De hecho, tuvo que crear un gráfico grande con una tabla para rastrear el avance de las lecciones en cada sitio y qué hacía falta enseñar a cada maestro para terminar el programa cronológico en el Nuevo Testamento.
La alfabetización fue la clave para el “crecimiento de la iglesia mouk”, recuerda Gloria Zook. “Tenían la capacidad de sentarse [con materiales impresos] para alimentarse espiritualmente por medio de la lectura. Sin gente letrada, Marcos y David no hubieran podido preparar a estos hombres para enseñar y posteriormente servir como ancianos de las iglesias. Las mujeres leían a sus hijos y los varones dirigían devocionales familiares”. La alfabetización era de tanta importancia para la obra que en cada oportunidad que se iniciaba un nuevo programa de enseñanza evangelística en una nueva aldea, los misioneros enviaban un maestro de alfabetización y un aprendiz para acompañar a los dos maestros de la Biblia y sus familias.
RELACIONARSE: EL CATALIZADOR DE MINISTERIO
Aunque la enseñanza bíblica no empezó antes de que los misioneros hubieran logrado un alto nivel de dominio del idioma, el ministerio con los mouk comenzó a partir del primer día. Diana comenta, “En verdad, el primer paso es cuando te metes con la gente, relacionándote con ellos y mostrándoles que te importan… porque no se trata solamente de su espíritu y alma, sino también de su cuerpo físico y sus emociones”.
Una de las maneras en que los misioneros demostraron el amor de Cristo fue por medio del ministerio médico para los 1.500 mouk en Guíguina y las comunidades alrededor.
Cuando primero llegaron los misioneros al lugar, la cifra de mortalidad infantil era alta. La malaria, neumonía, tuberculosis y úlceras tropicales, además de las heridas de machete y hacha eran comunes. Como resultado, más del 60 por ciento de los niños no alcanzaban la edad núbil, pero las medicinas y el cuidado médico básicos ofrecidos por las tres familias mejoró en gran manera la calidad de vida de la población mouk.
Desde el momento de su llegada, David y Diana se entregaron de lleno al trabajo médico, y con el tiempo esto se convirtió en la especialidad de Diana.
Ella recuerda un anciano de nombre Lapaide que padecía de trastornos respiratorios. “Hubiera fallecido de no haber sido por el tratamiento médico que le dimos. Recuerdo que su anhelo era seguir con vida para poder escuchar la enseñanza, y así fue”. Una vez que creyó el evangelio, Dios usó a Lapaide en gran manera para ayudar con los ancianos. “Se sentaba con ellos para platicar y repasar las lecciones bíblicas”.
Gordon y Heather O’Toole se unieron al equipo en 1990, encargándose de los trabajos de apoyo. Ayudaron a los mouk por medio de proyectos de desarrollo comunitario; enseñaron clases de costura con máquinas de coser a manivela y se responsabilizaron del programa de salud. También arreglaron problemas mecánicos e hicieron reparaciones a las viviendas del equipo. Además de servir a los mouk en estos ministerios, el esfuerzo de los O’Toole expeditó la plantación de iglesias, permitiéndoles a los Zooks más tiempo para dedicarse a la traducción, la enseñanza bíblica y el discipulado.
ENSANCHANDO EL BORDE DE LA IGLESIA: LOS MOUK LLEVAN LA LUZ MÁS ALLÁ DE SUS FRONTERAS
Patrick, un diácono de la iglesia mouk y maestro de alfabetización, recuerda cómo Dios le dio una inquietud por la gente vecina de la etnia LUSI. “En 1997, nuestro misionero se había ido; tuvo que volver a casa. Nosotros los mouk todos ya éramos creyentes. Pero pensé, ‘Aquellos que hablan otras lenguas a nuestro alrededor, ¿cómo escucharán las Buenas Nuevas que ya hemos oído?’”.
Los maestros mouk empezaron a presentar el evangelio a los lusis en tok pisin la lengua franca y oficial de Papúa Nueva Guinea. Jaret fue una de las personas que creyó el mensaje.
De joven, Jaret cursó la secundaria [preparatoria, liceo] en el otro extremo de la isla de Nueva Bretaña, lejos de casa. Al finalizar sus estudios volvió a su terruño y se casó, sin embargo, debido a decisiones erradas terminó en líos. De hecho, los problemas llegaron a complicarse tanto que no los pudo superar en su pueblo en la costa, y se fue del lugar.
En 1999, esa decisión llevó a Jaret y su familia al pueblo de Guíguina en el interior donde los ancianos de la iglesia mouk le invitaron a escuchar la enseñanza del evangelio. Escuchó y creyó en Jesús, y los maestros de la Biblia le discipularon.
Jaret alaba a Dios por lo que hizo en su vida. “Debido a la evangelización de los mouk y su enseñanza y discipulado, llegué a estar en las manos de Dios y permanezco en ellas hasta el día de hoy. … Exalto Su Nombre y le agradezco por una nueva existencia, por la nueva vida en Cristo”.
Al contemplar Patrick un mayor esfuerzo evangelístico entre la gente lusi, reconoció que la manera más eficaz de comunicarles la Palabra de Dios sería enseñarles en su propio idioma. Pese a que el idioma lusi era totalmente diferente al suyo, Patrick estaba decidido a aprenderlo.
Y Dios le abrió el camino. En aquel entonces había personas que vivían en el pueblo de Patrick con padres mouk y madres lusi. Patrick pensó que podría aprender de ellos y por tres años se dedicó a esta tarea.
Patrick empezó a traducir las lecciones bíblicas al idioma lusi. Marcos Zook, quien por entonces se encontraba en los Estados Unidos, le recomendó que se fuera a vivir en una aldea lusi si en verdad quería hacer el trabajo bien. La iglesia mouk estuvo de acuerdo. “Así fue que en el 2003, nos pusimos de acuerdo con los ancianos y creyentes en Botagoigoi para que mi familia y yo nos mudáramos al caserío lusi de Guilau”.
Sumergiéndose en este ministerio transcultural a la gente lusi, Patrick y otros hombres mouk enseñaron la Biblia, escribieron materiales de apoyo y tradujeron las Escrituras a la lengua lusi. Sin embargo, Patrick sentía que le faltaba capacidad para traducir a un nivel adecuado las lecciones bíblicas y ésto le preocupó mucho. En una reunión mensual con los ancianos mouk, les expresó su preocupación.
“Todos los ancianos estuvimos de acuerdo y unánimes en que era necesario solicitar que un misionero extranjero se uniera al equipo para ayudarme con los proyectos de traducción,” dijo Patrick, y eso mismo hicieron.
El misionero Jan Wols, quien actualmente sirve de enlace con las iglesias establecidas por la misión, recuerda que en una visita a los mouk, los líderes le explicaron, “Nosotros podemos hacer la evangelización, podemos establecer una iglesia y podemos discipular, pero la traducción de la Biblia, eso es un trabajo enorme. No seríamos capaces de hacerlo. ¿No podrían facilitarnos un traductor bíblico?”
Jan comunicó esta solicitud a la misión..
LA COLABORACIÓN CON PROPÓSITO: LOS MISIONEROS Y LAS IGLESIAS JUNTOS LLEVAN LA LUZ
Dios había preparado de antemano la respuesta a la solicitud de Patrick. Años antes, una pareja joven, Rick (Ricardo) y Anji Zook, se habían preparado como traductores de la Biblia con Ethnos360. Ambos están dotados de una forma especial para este trabajo.
Anji explica, “Creo que cuando Dios confiere dones a las personas, no desperdicia nada; él utiliza nuestros dones y habilidades. Antes de que entrara a la misión fui maestra de lengua y literatura para el séptimo grado, y antes de eso hice la carrera de inglés en la universidad. Dios tomó todos esos años de profesorado, escritura y edición, y ahora los estoy poniendo a trabajar en la traducción”. Ricardo se apresuró para aclarar que su esposa Anji desempeña el papel de traductora principal mientras él ocupa el lugar de traductor auxiliar.
Como hijo de Marcos y Gloria Zook, Ricardo tenía una ventaja grande en comparación con la mayoría de los nuevos misioneros que tienen que estudiar cultura e idioma. Él pasó todos los años de “high school” (educación secundaria) viviendo con los mouk y, en sus propias palabras, “tenía una relación de muchos años con la gente mouk y su iglesia. Me crié entre ellos, pasaba los días con ellos y conocía bien su cultura e idioma.”
Para Ricardo no solo se trataba de poder hablar el idioma, sino que había atestiguado el cambio en la vida de sus amigos cuando confiaron en Cristo.
“El cambio fue profundo y significativo, no fue cosa pasajera”, recuerda Ricardo. “Ya no vivían atemorizados por la brujería. No se sentían intimidados más por los espíritus. Ahora gozaban de una libertad y paz que nunca habían experimentado antes”.
Durante el tiempo que Ricardo y Anji estudiaron en Ethnos360 y posteriormente cuando arribaron a Papúa Nueva Guinea como misioneros, Dios les había convencido de la sabiduría de multiplicar y no solo sumar en misiones. Estaban convencidos de la importancia de la colaboración con propósito – trabajando codo a codo con la iglesia indígena y bajo su autoridad con el fin de ver multiplicados los esfuerzos de discipulado.
Esa es precisamente la relación que Ricardo y Anji disfrutan con sus compañeros de equipo mouk y la iglesia autóctona. Ricardo describe su participación de esta manera: Estamos “apoyando a los mouk para que alcancen a los lusis”. Consciente de que su papel como misionero es capacitar a otros para ministrar, asevera, “Nuestro objetivo no es aferrarnos de todas las responsabilidades posibles, sino pasarlas a las manos de otros lo antes posible”. Por lo tanto, el equipo misionero incorpora la práctica del discipulado en todos los aspectos del ministerio, repitiendo la forma en que primeramente fue evangelizada la etnia mouk.
Matilda (a la izquierda) ayudó a Ricardo y Anji aprender la cultura y lengua lusi. Ahora les ayuda con la traducción de la Biblia.
Los compañeros de equipo mouk son hombres de bastante capacidad, pero no han sido preparados en los métodos de aprendizaje de idiomas foráneos. Ricardo explica cómo se empleó el modelo del discipulado para impartir este conocimiento. “Nuestros compañeros mouk se sentaban con nosotros y les mostramos cómo se aprende un idioma. Ellos seguían e imitaban todo lo que hacíamos. De esta manera nuestros primeros tres compañeros de ministerio aprendieron la cultura y la lengua lusi.
Cuando tres familias nuevas se unieron al equipo, Ricardo y Anji desarrollaron materiales didácticos sobre el aprendizaje de idiomas; posteriormente los adaptaron para emplearse en el aprendizaje de otros idiomas.
Una vez que un misionero mouk termina el estudio del idioma, pasa por un discipulado para aprender a enseñar estos mismos métodos a los futuros misioneros. Hasta la fecha, 18 misioneros mouk han superado el curso.
LA MULTIPLICACIÓN: LOS MOUK LLEVAN LA LUZ MAS ALLÁ
Además del equipo misionero transcultural enviado para evangelizar a la gente lusi, la iglesia mouk envió dos equipos más para alcanzar a las etnias ANEM y KOVE. Por el momento estos equipos están discipulando a algunos creyentes de estas etnias en la lengua nacional pero continúan el estudio de los idiomas anem y kove para comunicar más claramente en el lenguaje materno de cada grupo.
El año pasado Josías y Raquel Van Der Decker aceptaron una invitación de la iglesia mouk para ayudarles en la evangelización del pueblo anem. Para colaborar en equipo con colegas mouk, Josías y Raquel primeramente tuvieron que aprender la lengua mouk para poderse comunicar con sus colegas. Una vez que los Van Der Decker finalizaron los estudios de la cultura e idioma mouk, se unieron con sus compañeros de equipo mouk en el estudio de la cultura e idioma anem.
En la colaboración de los Van Der Decker con la iglesia local, los misioneros mouk se encargarán de la evangelización y el discipulado, mientras Josías y Raquel tomarán la delantera en el esfuerzo de la traducción de las Escrituras.
Así como lo fue con Ricardo y Anji, la iglesia mouk inició su esfuerzo evangelístico antes de solicitar que misioneros occidentales se unieran a los equipos. De hecho, los esfuerzos por alcanzar a las etnias lusi, anem y kove todos fueron iniciados por la iglesia mouk.
Josías recuerda el sentimiento de insuficiencia que él y Raquel sintieron mientras estudiaban el idioma mouk, pero ahora está animado en el estudio del idioma anem. “Gracias a Dios que Él se deleita en manifestar Su poder a través de la debilidad de personas como nosotros. Tenemos una tarea por delante que es aparente y humanamente imposible. Sin embargo, a nuestro lado y en nosotros mismos vive el Dios de asombroso poder. … Él edificará Su Iglesia entre la gente anem, y ¡estamos agradecidos que nos permite tener una parte en lo que Él está haciendo!”
LA LUZ SIGUE AVANZANDO
En estos mismos días, los misioneros mouk están enseñando el libro de Romanos a los creyentes lusi. Tal vez cuando lean el capítulo 10, se verán reflejados en el relato que Dios está escribiendo para ellos. Según dicen las Escrituras, “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados?”
Se ha soplado la braza encendida del evangelio entre los mouk y se ha convertido en na llama de fuego. Empezó en una sola aldea y ha avanzado de caserío en caserío hasta afectar a toda la gente mouk. Ahora la luz de esa llama de fuego brilla a través de los mouk, alumbrando a las etnias lusi, anem y kove.
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