3 de diciembre, 2017
Bajo el techo de hoja de palma de la iglesia había sentados ancianos y diáconos representando a veinticuatro iglesias y tres equipos de misioneros. Los cincuenta hombres llenaron el recinto, los muros de media altura permitían que las primeras luces de la mañana iluminaran sus caras. Cada rostro revelaba una historia; y aunque solo escuchamos una parte de ellas, cada historia tenía un elemento en común: Alabanzas a Dios por Su fidelidad a medida que Él edifica Su Iglesia en y a través del pueblo mouk.
Los moukeños viven en la isla remota de Nueva Bretaña en Papúa Nueva Guinea. Su nombre: “Mouk” significa “una brasa viva en la punta de un palo que se agita de un lado a otro para iluminar los caminos en la noche”.
Y ciertamente Dios ha enviado Su luz al pueblo mouk, encarnando en ellos el significado de su nombre a medida que llevan fielmente Su luz a todas las aldeas moukeñas, y ahora la están llevando de manera transcultural a las etnias lusi, anem y kove.
LA LUZ LLEGA A LOS MOUKEÑOS
A mediados de la década de 1980, un equipo de tres familias misioneras se trasladaron a la aldea mouk de Gigina: Mark y Gloria Zook; Kim y Vivian Walden; y un año más tarde, Dave y Diann Yunker. Todos se sumergieron en el estudio de cultura y el idioma.
Después de meses de trabajo, Mark alcanzó la fluidez en el idioma mouk y comenzó la enseñanza de evangelización, usando las lecciones cronológicas de la Creación hasta Cristo.
Simultáneamente con la enseñanza de la Biblia, Gloria preparaba materiales para el primer curso de alfabetización. Hasta la llegada de los misioneros, la gente mouk era analfabeta, su idioma solo era hablado. Los misioneros dedicaron una parte de sus estudios de la cultura y el idioma a reducir la lengua mouk a una forma escrita. Luego Gloria tuvo el privilegio de enseñar a los moukeños a leer su propio idioma.
Mendo, uno de los primeros maestros bíblicos moukeños, relata cómo fue la enseñanza bíblica de evangelización inicial: “Escuchábamos la enseñanza [dos veces al día, durante cinco días a la semana] desde el primero de septiembre hasta el tres de diciembre de 1986. Cuando la oímos por primera vez, nos dimos cuenta de que era una gran enseñanza.
“Nos convertimos en creyentes; y alabamos mucho a Dios por la misericordia y la gracia que nos trajo a nosotros, la gente mouk, aquí en medio de la selva —una gracia y una misericordia que nuestros antepasados no tuvieron ni conocieron”.
META INICIAL: LOS MOUKEÑOS ALCANZAN A LOS MOUKEÑOS
Después de la enseñanza bíblica de evangelización en la primera aldea, Mark empezó a impartir el discipulado a hombres creyentes para que alcanzaran a su propia gente.
Mendo dijo: “El primero de mayo de 1987, [Mark, ayudado por los maestros moukeños], comenzó a llevar la Palabra de Dios a la segunda aldea mouk, la aldea de Botagoigoi. Creíamos que era importante llevar la Palabra de Dios a otras aldeas de nuestra etnia”.
Él agrega: “Mark alcanzó su meta en ese punto”.
¿De qué meta hablaba Mendo? La meta era poner la enseñanza en las manos de los creyentes moukeños. A partir de ese momento, Mark nunca volvió a predicar a la gente mouk las lecciones iniciales de la Creación hasta Cristo. En lugar de eso, los creyentes asumieron la responsabilidad de evangelizar las demás aldeas moukeñas.
“En nuestro interior [el asiento de las emociones de los moukeños] estábamos preocupados e inquietos por otra aldea vecina llamada Bogididing que aún no había oído el Evangelio”, comentó Mendo, expresando la carga que sienten los creyentes moukeños por la salvación de su propia gente.
Mendo y los otros maestros bíblicos habían sido enseñados con el ejemplo; la luz del Evangelio había llegado primero a su aldea. Después de convertirse en creyentes, ayudaron a Mark a llevar la luz a la segunda aldea. Luego ellos mismos llevaron la luz a otras aldeas.
La enseñanza y la capacitación saltaban de aldea en aldea. Más y más moukeños escuchaban la Palabra de Dios, creían su mensaje y eran enseñados a leerla por sí mismos. A su vez, más creyentes moukeños eran capacitados para enseñar las lecciones bíblicas o las clases de alfabetización. Entre las lecciones bíblicas, las Escrituras traducidas y los materiales de alfabetización, los misioneros estaban imprimiendo más de 8.000 hojas de papel por mes.
Los moukeños se convirtieron en misioneros a su propia gente.
Y el Evangelio se propagó como un reguero de pólvora.
DISCIPULADO: MÁS LUZ PARA LOS MOUKEÑOS
Se iba dando un crecimiento exponencial a medida que los creyentes evangelizaban las aldeas moukeñas distantes. Tomando como base las primeras lecciones de evangelización, los misioneros cambiaron su enfoque principal a proveer aún más luz a los moukeños.
Dave Yunker, ya teniendo fluidez en el idioma mouk, asumió inmediatamente más responsabilidades. Alternó con Mark para traducir al mouk las lecciones de la Creación hasta Cristo, y enseñaba a los creyentes mientras Mark seguía traduciendo el Nuevo Testamento.
Ellos enseñaban nuevo material en la aldea original cada fin de semana. Los maestros bíblicos, a su vez, enseñaban las lecciones en aldeas distantes; a su regreso, Mark y Dave revisaban las lecciones con estos hombres. Además, las lecciones bíblicas se ponían en forma de libro y se distribuían a las bibliotecas comunitarias establecidas por los misioneros en cada aldea.
A menudo, Mark enviaba grabaciones en casetes a las otras aldeas. De hecho, él tuvo que crear un cuadro grande para rastrear en dónde estaba cada aldea en la enseñanza y qué era lo que se necesitaba enseñar a cada maestro en forma cronológica a través del Nuevo Testamento.
La alfabetización fue clave “para el crecimiento de la iglesia mouk”, recuerda Gloria. “Ellos podían sentarse y leer y alimentarse espiritualmente a sí mismos. Si no hubieran sido alfabetizados, Mark y Dave no habrían podido enseñar a estos hombres para que enseñaran y para que más tarde fueran ancianos de la iglesia. Las mujeres leían a sus hijos, y los hombres dirigían tiempos de devoción con sus familias”. La alfabetización era tan importante para el trabajo que cada vez que la enseñanza de evangelización empezaba en una nueva aldea, los misioneros enviaban un maestro de alfabetización y un aprendiz junto con los dos maestros bíblicos y sus familias.
RELACIONES: EL CATALIZADOR DEL MINISTERIO
Aunque la enseñanza bíblica no comenzó hasta que los misioneros adquirieron un dominio del idioma, el ministerio a los moukeños comenzó en el primer día. Diann menciona: “El primer paso realmente se da cuando uno llega donde la gente, fomentando amistades y demostrando que ellos te importan… porque no se trata solamente de su espíritu y su alma, sino también de su cuerpo y sus emociones”.
Una manera en que los misioneros mostramos el amor de Cristo fue a través de un ministerio médico con unos 1.500 moukeños de Gigina y las aldeas vecinas.
Inicialmente, la mortalidad infantil era alta. La malaria, la neumonía, la tuberculosis y las úlceras tropicales, además de heridas con machete y hacha, eran comunes. Como resultado, más del 60% de todos los niños nunca llegaba a la edad casadera. Pero los medicamentos básicos y los cuidados médicos ofrecidos por las tres familias mejoraron grandemente la vida de los moukeños.
Desde el momento de su llegada, Dave y Diann se involucraron en el trabajo médico, y con el tiempo eso se convirtió en el nicho de Diann.
Ella recuerda a un hombre de edad llamado Lapaide que tenía problemas respiratorios agudos. “Él hubiera muerto si no le hubiéramos dado un tratamiento médico. Recuerdo que él quería vivir para escuchar la enseñanza; y lo hizo”. Dios usó grandemente a Lapaide como creyente para ayudar a la siguiente generación. “Él se sentaba y hablaba con ellos y repasaba las lecciones bíblicas”.
Los esposos Gordon y Heather O’Toole se unieron al equipo en 1990, asumiendo muchas responsabilidades entre bambalinas. Ayudaron a los moukeños con proyectos de desarrollo comunitario, les enseñaron a coser con máquinas de manivela, y dirigieron el programa médico. Adicionalmente, se encargaban de los problemas mecánicos y reparaban edificaciones del equipo. Además de servir a los moukeños en estos roles no reconocidos, el trabajo de los O’Toole aceleró los esfuerzos de plantación de iglesias al permitir que los Zook tuvieran más tiempo para enfocarse en la traducción, la enseñanza bíblica y el discipulado.
ENSANCHANDO EL BORDE DE LA IGLESIA: LOS MOUKEÑOS LLEVAN LA LUZ MÁS ALLÁ DE SUS FRONTERAS
Patrick, diácono y maestro de alfabetización de la iglesia mouk, recuerda cómo Dios puso la carga en su corazón por el grupo étnico vecino lusi. “En 1997, nuestro misionero se fue; tenía que irse a casa. Nosotros, los moukeños, todos éramos creyentes; pero pensé: ‘Las personas de otros grupos lingüísticos de nuestro alrededor que no son creyentes, ¿cómo van a oír las buenas nuevas que nosotros ya escuchamos?’”
Los moukeños comenzaron a evangelizar a los lusis en la lengua franca de Papúa Nueva Guinea; Jaret fue una de las personas alcanzadas.
Cuando era joven, Jaret asistió a la escuela de secundaria en el otro extremo de la isla de Nueva Bretaña, lejos de casa. Después de la secundaria, regresó a su aldea y se casó, pero tomó malas decisiones que lo metieron en problemas. De hecho, los problemas se volvieron tan grandes que no pudo manejarlos en su aldea natal de la costa; entonces se fue.
Esa decisión llevó a Jaret y a su familia, en 1999, a Gigina, una aldea del interior, donde los ancianos de la iglesia mouk lo invitaron a oír la enseñanza del Evangelio. Él escuchó y creyó, y los maestros moukeños le impartieron el discipulado.
Jaret alaba a Dios por obrar en su vida. “Gracias a los esfuerzos de evangelización y la enseñanza y el discipulado posterior de los moukeños, estoy en las manos de Dios y así continúo hoy. …Exalto Su nombre y le doy gracias por una nueva existencia, por la nueva vida en Cristo”.
Cuando Patrick consideró extender los esfuerzos de evangelización hasta el pueblo lusi, se dio cuenta de que enseñarles en el idioma materno era la manera más eficaz de comunicarles la Palabra de Dios. A pesar de que el idioma lusi era completamente diferente del suyo, Patrick estaba decidido a aprenderlo.
Y Dios proveyó una manera. En ese momento había algunas personas que estaban viviendo en la aldea de Patrick cuyos padres eran moukeños y sus madres lusis. Patrick consideró que podía aprender el idioma de ellos, y durante tres años hizo exactamente eso.
Patrick comenzó a traducir las lecciones bíblicas al idioma lusi. Mark, en Estados Unidos en ese momento, le aconsejó a Patrick que fuera y viviera entre la gente lusi si quería hacer bien la obra. La iglesia mouk estuvo de acuerdo. “Entonces en 2003, junto con los ancianos y los cristianos de Botagoigoi, todos estuvimos de acuerdo en que mi familia y yo nos mudáramos a la aldea [lusi] de Gilau”.
Sumergiéndose en este ministerio transcultural con la gente lusi, Patrick y los otros hermanos moukeños enseñaron la Biblia, escribieron estudios adicionales y tradujeron las Escrituras al lusi. Pero el sentimiento de “insuficiencia” de Patrick en el área de la traducción de las lecciones bíblicas era abrumador para él. Compartió esta preocupación con los ancianos moukeños durante una de las reuniones mensuales.
“Todos los ancianos, estuvimos de acuerdo, todos tuvimos un mismo sentir, necesitábamos pedir que un misionero occidental se uniera a mí para ayudar en el área de la traducción”, declaró Patrick; y así lo hicieron.
El misionero Jan Wols, que actualmente coopera con las iglesias que la Misión ha plantado, recuerda que en un viaje que hizo donde los moukeños, los líderes le explicaron: “Podemos evangelizar; podemos plantar iglesias; podemos enseñar el discipulado; pero la traducción de la Biblia es un trabajo enorme, no podríamos hacerlo. ¿Sería posible que nos proporcionen un traductor de la Biblia?”
Jan llevó la solicitud a la Misión.
ASOCIACIONES CON PROPÓSITO: MISIONEROS E IGLESIAS LLEVANDO LA LUZ JUNTOS
Dios ya había preparado una respuesta a la petición de Patrick. Unos años antes, una joven pareja, Rick y Anji Zook, había sido capacitada en la traducción de la Biblia en Ethnos360. Ambos están excepcionalmente dotados para este trabajo particular.
Anji explica: “Creo que cuando Dios dota personas, no escatima nada. Él usa nuestros dones y nuestras capacidades. Antes de ingresar a la Misión, era maestra de artes y letras de séptimo grado. Y antes de eso me había especializado en inglés en la universidad. Dios tomó todos esos años de enseñanza, redacción y revisión, [y] ahora los estoy usando en la traducción”. Rick aclaró rápidamente que Anji sirve como traductora principal, mientras él asume el papel de traductor secundario.
Como hijo de Mark y Gloria Zook, Rick tenía una ventaja notable sobre la mayoría de los misioneros nuevos que estaban estudiando cultura e idioma. Él pasó todos sus años de secundaria viviendo con la gente mouk y, según sus propias palabras, “tenía una relación de larga data con la gente mouk y con los creyentes. …Crecí entre ellos, salía con ellos y conocía su cultura y su idioma”.
Para Rick era más que solamente conocer su idioma; él veía el cambio en la vida de sus amigos cuando confiaban en Cristo.
“Era un cambio profundo y significativo, no era nada pequeño”, recuerda Rick. “Ya no vivían con temor de la hechicería; ya no temían a los espíritus. Tenían una libertad y una paz que no tenían antes”.
Durante el tiempo en que Rick y Anji estudiaron en Ethnos360, y más tarde, cuando llegaron como misioneros a Papúa Nueva Guinea, Dios les inculcó el principio de la sabiduría de la multiplicación en las misiones, no solo la adición. Estaban convencidos de la importancia de las alianzas decididas —trabajar de la mano con, junto a, y bajo la autoridad de la iglesia local con el fin de multiplicar los esfuerzos en el discipulado.
Esa es exactamente la relación que Rick y Anji tienen con sus compañeros de trabajo moukeños y la iglesia moukeña. Rick describe su papel como “ayudar a los moukeños a alcanzar a los lusis”. Profundamente consciente de que su papel como misionero es preparar a otros para el ministerio, afirma: “Nuestra meta no es acaparar todos los trabajos que podamos; es deshacernos de ellos lo más pronto que podamos”. En consecuencia, su equipo misionero incorpora el concepto del discipulado en todos los aspectos del ministerio, haciendo eco de la forma en que los primeros moukeños fueron alcanzados.
Sus compañeros de equipo moukeños son hombres capaces, pero no tenían una capacitación para aprender un idioma extranjero. Rick explica en qué manera practicaron el concepto del discipulado en el aprendizaje del idioma. “Nuestros compañeros de trabajo se sentaban con nosotros, y nosotros simulábamos estudiar el idioma para mostrarles cómo es el aprendizaje. Ellos simplemente nos imitaban y seguían lo que estábamos haciendo. Así es como nuestros tres compañeros de trabajo iniciales aprendieron la cultura y el idioma lusi”.
Rick y Anji desarrollaron materiales para el aprendizaje del idioma cuando tres nuevas familias se unieron al equipo, y más tarde adaptaron esas lecciones para usarlas en otros idiomas.
Una vez que un misionero mouk completa su estudio del idioma, luego es guiado para que se convierta en un maestro del idioma para los futuros misioneros. Hasta el momento, dieciocho misioneros moukeños han terminado el curso.
MULTIPLICACIÓN: LOS MOUKEÑOS LLEVAN LA LUZ MÁS ALLÁ
Además del equipo misionero transcultural enviado para alcanzar al pueblo lusi, la iglesia mouk envió a dos equipos para alcanzar a las etnias anem y kove. Estos equipos están impartiendo el discipulado a algunos creyentes por medio de la lengua franca por ahora, pero siguen estudiando las lenguas anem y kove con el fin de comunicar más claramente en la lengua materna de cada grupo.
El año pasado, los esposos Josiah y Rachel Van Der Decker aceptaron una invitación de la iglesia mouk para ayudar a alcanzar al pueblo anem. La asociación con compañeros de trabajo moukeños hizo que Josiah y Rachel primero tuvieran que aprender el idioma mouk para poder comunicarse con sus compañeros. Cuando los Van Der Deckers terminaron su estudio de la cultura y el idioma mouk, se unieron a sus compañeros de equipo moukeños para estudiar la cultura y el idioma anem.
Como los Van Der Deckers están trabajando junto con la iglesia mouk en una asociación con propósito, los misioneros moukeños se enfocarán en la evangelización y el discipulado, mientras que Josiah y Rachel dirigirán el trabajo de traducción.
Y al igual que con Rick y Anji, la iglesia mouk inició el esfuerzo de evangelización antes de pedirles a los misioneros occidentales que se unieran a los equipos. De hecho, los esfuerzos para alcanzar a los grupos lusi, anem y kove fueron iniciados por la iglesia mouk.
Josiah recuerda el sentimiento de “insuficiencia” que él y Rachel sintieron durante su tiempo aprendizaje del idioma mouk; pero está animado mientras estudia el anem. “Afortunadamente Dios se deleita en usar personas como nosotros para mostrar Su poder a través de nuestra debilidad. Ante nosotros descansa una tarea aparentemente insuperable, humanamente hablando, pero a nuestro lado, y dentro de nosotros, habita un Dios increíblemente poderoso. …Él edificará Su Iglesia entre el pueblo anem, y ¡nosotros estamos agradecidos de que Él nos permita participar en lo que está haciendo!”
LA LUZ SIGUE AVANZANDO
En este momento los misioneros moukeños están enseñando a los creyentes lusis el libro de Romanos. Quizá cuando lean el capítulo 10, verán su propio reflejo en la historia que Dios está escribiendo de ellos. Como dice la Escritura: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?”
La brasa del Evangelio entre los moukeños se ha convertido en una llama; comenzó con una sola aldea y se pasó a otra, hasta que se extendió a través de todo el grupo étnico mouk. Esa llama ahora está ardiendo intensamente a través de los moukeños en los pueblos lusi, anem y kove.
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