20 de octubre, 2016
Hace una semana, Joel hizo un viaje para visitar a unos misioneros nuestros que están listos para mudarse y comenzar a trabajar con un nuevo grupo étnico. Bajó con otro miembro de nuestro liderazgo para hablar directamente con el liderazgo de la aldea acerca de lo que nuestros misioneros harían allí y si ellos los acogerían en su aldea. Durante ese tiempo quedamos impresionados por el Dios al que servimos y quisimos compartir algo de eso contigo.
Sin embargo, para explicar esto bien, permíteme hacer memoria. Hace menos de un año, enviamos a esta familia abajo, a un pueblo rodeado de aldeas del grupo étnico con el que tenían la intención de trabajar. Ellos ya habían pasado dos años en Dakar, integrándose en la iglesia y aprendiendo francés. Y sencillamente sucede que el pastor de la iglesia a la que ellos estaban asistiendo era de este mismo grupo étnico. Entonces él los puso en contacto con su hermana que también estaba viviendo en ese mismo pueblo. Pero además de eso, ellos bajaron sin tener realmente alguna conexión allí, pero con la esperanza de que en poco tiempo investigarían las aldeas de los alrededores y resolverían en cuál debían trabajar. Había muchas incógnitas en cuanto a cómo sería este trabajo, pero nuestro Dios es bueno. Este contacto que ellos tenían los puso en contacto con otro hombre, a quien llamaremos Luke. Luke trabaja como mediador para mantener la paz entre las diferentes facciones de la zona. Este hombre se convirtió en un gran recurso para ellos mientras recorrían y visitaban estas diferentes aldeas. Él no es creyente, pero se convirtió en defensor y amigo de nuestros misioneros.
Ya ha sido elegida una aldea y nuestro liderazgo va a venir para facilitarle a nuestra familia el traslado a la aldea. Ellos comenzaron por reunirse con Luke y por solicitar una reunión con el líder religioso de la zona. Este hombre es muy importante; tiene un trono literal en su sala de estar donde celebra audiencias con la gente al estilo de un rey. Es un hombre que podría hacer la vida muy difícil para nuestra familia. Sin embargo, cuando ellos llegaron y Luke los presentó y ellos explicaron quiénes somos y lo que queremos hacer, el líder fue muy receptivo. Resulta que Luke trabaja en estrecha colaboración con el líder y a menudo actúa como su representante. La relación de los misioneros con Luke ha abierto una puerta. El líder incluso llegó al punto de decir que si ellos tuvieran algún problema, todo lo que tendrían que hacer era acudir a él y él lo resolvería. Nuestro liderazgo explicó que nuestra meta era traducir las Santas Escrituras y enseñarlas a la gente en su propia lengua y este líder religioso estuvo de acuerdo con eso –¡Alabado sea el Señor!
Lo siguiente fue la visita a los líderes de la aldea, donde se dio la misma explicación. En la aldea Luke también tenía mucha influencia y eso dio como resultado un recibimiento muy caluroso, incluso con la oferta de una casa que podría ser usada por la familia para que pudieran trasladarse más rápido. Lo que nos impresionó fue la forma en que Dios estuvo trabajando desde el principio para relacionar a esta familia con Luke. Ellos bajaron sin tener casi ningún contacto, completamente a ciegas, y aún así Dios los dirigió a la persona que necesitaban. Ahora llegan con un mediador muy respetado a su lado y son calurosamente recibidos, no por ellos mismos sino gracias a esta conexión que tienen. Todo esto estaba fuera de nuestro control, pero no fuera del control de Dios. Es muy alentador ver que Dios está obrando, y a veces en maneras que no podemos ver hasta que estamos en el camino y podemos mirar atrás y ver que Él estaba poniendo cada pieza en su lugar.
Esto es solo un comienzo. Su mediador les ha abierto la puerta y ahora les corresponde a ellos ganarse el derecho a enseñar, primero por permitirse a sí mismos ser enseñados y cambiados. Estoy seguro que este será un camino largo y difícil para ellos. Sin embargo, un buen comienzo hace un mundo de diferencia. Estamos alabando a Dios por la forma en que estas puertas fueron abiertas y se están aferrando a este recordatorio del Dios al que servimos para los días difíciles que sé que vendrán.
Hay mucho que aprender y un largo camino por delante
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