16 de octubre, 2020
Nuestro mundo cambiante
Ninguno de nosotros podría haber predicho cuánto cambiaría nuestro mundo en 2020. De hecho, aun si alguien hubiera predicho nuestras circunstancias actuales, es dudoso que alguno de nosotros las hubiera creído. Afortunadamente ninguna de estas cosas ha sorprendido a nuestro omnisciente Señor.
Muchos de ustedes recordarán que Debbie y yo salimos de Estados Unidos a principios de febrero con el propósito de realizar un viaje de ministerio planeado para cuatro meses en Asia y Europa. Incluso antes de irnos, había noticias sobre el brote de un virus en China y, al igual que la mayoría de nuestros compañeros de viaje, usamos mascarillas al pasar por Seúl y otros aeropuertos asiáticos. Pero después de solo seis semanas y tres revisiones de la traducción en los libros, tuvimos que acortar nuestro viaje cuando la pandemia comenzó a afectar todo y las aerolíneas comenzaron a cancelar las rutas internacionales. Pudimos regresar a casa a finales de marzo y nos pusimos en cuarentena, un preludio de los confinamientos que prevalecerían en todo el mundo.
Para nosotros el aspecto más positivo de la nube de COVID fue la oportunidad de dedicar la mayor parte de abril hasta julio al esmerado proceso de revisar y editar la Biblia en idioma tugutil. El aplazamiento de los últimos dos meses y medio de nuestro viaje me permitió concentrarme en asegurarme de que la terminología fuera uniforme, que se corrigieran los errores de ortografía y que el formateo del texto fuera uniforme, etc. La primera ronda de ese paso de edición ya está completa, y la Biblia en idioma tugutil está mucho más cerca de ser imprimida. Por supuesto, tuvimos que posponer el tiempo de la impresión y de la ceremonia de dedicación, pero estamos agradecidos de haber podido avanzar a pesar de las circunstancias inusuales.
Durante la primavera y el verano, Debbie pudo seguir trabajando en el hospital, asumiendo otros roles hasta la reapertura de su departamento de fisioterapia. Durante unas semanas ella incluso ayudó en la sección del hospital donde se trataba a pacientes con COVID. Estamos muy agradecidos porque el Señor nos ha mantenido sanos y libres del virus. Cuando se aliviaron las medidas de los confinamientos, también reanudamos los viajes a Michigan cada dos fines de semana para ayudar a cuidar a mis padres.
Ministerio en línea
Como estoy seguro de que es el caso de casi todos nosotros, nos hemos adaptado a la necesidad de pasar más tiempo de nuestras vidas en línea. Tuvimos que “asistir” a la iglesia en línea durante mucho tiempo, lo cual solo nos hizo apreciar mucho más la comunión en persona cuando pudimos volver a reunirnos.
También he tenido varias reuniones de comités en línea con otros consultores de traducción, ¡a pesar de una diferencia horaria de catorce horas para un par de ellos que están en el otro lado del mundo! Pero aún más desafiante es un nuevo esfuerzo en el que estoy participando actualmente –la realización de un chequeo de traducción en línea con un equipo misionero y un hablante nativo que se encuentran en Tailandia. Debido a la diferencia horaria, trabajo con ellos aproximadamente desde las 8:45 p.m. hasta la 1 a.m. cada noche de la semana, contando con que nuestra conexión a internet no se interrumpa. Esta rutina está lejos de ser ideal, pero tiene ventajas significativas –¡no se requiere de un vuelo de trece horas hasta Asia y no tengo que separarme de Debbie!
El próximo mes planeo llevar a cabo un taller de traducción en línea para otro equipo de la región del Pacífico Asiático, si la tecnología allí resulta capaz.
A pesar de la agitación que estamos experimentando en nuestra nación en tantos frentes, como creyentes podemos descansar en las promesas de Dios. ¡Estamos agradecidos por saber que no somos ciudadanos de este mundo sino ciudadanos del cielo, donde experimentaremos las bendiciones de la vida eterna que aguardan a todos los creyentes!
Mientras tanto, oremos por nuestra nación, ya que en última instancia Dios es nuestra única esperanza para tener una sociedad pacífica que refleje Su justicia para todos.
Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo. –Jeremías 29:11, DHH
Por causa del Calvario,
Bob & Debbie Clark
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