Uno de los valores esenciales de Ethnos360 reza así: “Valoramos la excelencia y la urgencia en todo lo que hacemos, con el fin de terminar la tarea”. Centrémonos un poco en la parte de esa declaración que habla de la “excelencia”. Trabajamos con excelencia no porque queremos ser “mejores que todos los demás”, sino que porque somos embajadores de nuestro Señor y Salvador.
He sido profesor de inglés por más de 30 años, y uno de los puntos en los que hago hincapié es la excelencia al hablar y escribir, teniendo cuidado de que los oyentes o lectores puedan entender con claridad. Algunos de mis alumnos también intentaban dominar la lengua del país anfitrión y habían adquirido el hábito de asimilar términos de la jerga popular, pero yo insistía en que aprendieran la forma correcta de hablar y que luego se extendieran a utilizar los términos más coloquiales.
¿Cómo influyen la cultura y la adquisición del idioma en este escenario? Cuando los misioneros se dirigen al extranjero o a los países vecinos como México o Canadá, cada uno debe dedicar tiempo a aprender la lengua nacional de ese pueblo, así como las complejidades de su cultura. Tendrán que hablar con otros del inmensurable amor y gracia de Dios, del sacrificio de su Hijo Jesús, de la obra del Espíritu Santo que mora en ellos y de las lecciones aprendidas al caminar en el Espíritu. Consideremos esas palabras. ¿Cómo podremos decir estas cosas? ¿Cuántas maneras hay de decir amor? ¿Cuál es la mejor forma de expresar el concepto de la gracia?
Hay muchos obstáculos que superar para poder hablar, pensar y reaccionar como lo harían las personas de cualquier etnia. Pero esa fluidez debe venir por medio de la miríada de pensamientos abstractos, ideas, términos y expresiones que uno debe traducir de la lengua materna de uno mismo (ya sea el inglés, el español, el alemán, el indonesio u otros) a la lengua materna de la gente a la que sirve el misionero.
Permítanme darles un par de ejemplos aclaratorios de por qué hay que aprender la cultura y el idioma para tener la capacidad de traducir bien.
Martin y Janel Diatta sirven en África Occidental. Ella escribe: “Hace poco empecé una nueva actividad en mi estudio del idioma, en la que cuento una historia utilizando figuras que he dibujado para ilustrarla. Una de mis historias incluía el hecho de que mi abuelo, el padre de mi mamá, era un granjero lechero, pero no se me ocurrió mencionar que él tenía máquinas para ordeñar las vacas. Cuando terminé, mi ayudante nativa de aprendizaje de idioma me relató la misma historia a mí mientras yo la grababa. Sin embargo, cuando ella la contó, dijo que mi mamá ordeñaba las vacas, porque eso tendría sentido para ella.
“Debido a que dejé de incluir un detalle importante, la historia cambió al volver a contarla. Si es difícil hacer que todos los detalles salgan correctos al contar una simple historia, imagínense lo difícil que es traducir y enseñar la Biblia en otro idioma. Por eso se necesitan años para aprender el idioma y luego traducir la Biblia a esa lengua. Hay que tener mucho cuidado para asegurarse de que el significado no cambie y de que se comunique con claridad”.
Sin embargo, hay muchas personas que han “adquirido” una lengua étnica lo suficientemente bien. Gordon y Janet Wohlgemut, quienes ahora trabajan en el centro de formación de misioneros de Ethnos360 en Missouri, nos contaron la siguiente historia.
Cuatro creyentes de un grupo étnico y un misionero estaban elaborando una traducción de Lucas 22:24-46. El misionero informó: “Cuando llegamos al versículo 44, empezamos a conversar sobre por qué Jesús estaba en tal agonía. Yo dije: ‘No era sólo porque sabía que iba a sufrir físicamente en una cruz, sino también porque iba a cargar con el pecado de toda la gente’.
“Los cuatro retomaron la conversación a partir de ahí y dijeron: ‘¡Cierto! No sólo llevaba nuestro pecado, sino el de todo el mundo: de África, de América, de China, de Australia, de todas partes. Y no sólo de la gente de hoy. Llevó el pecado de todas las personas de todos los tiempos. El pecado de todo el mundo”.
“Por varios minutos siguieron procesando y procesando ese pensamiento, y seguían repitiendo: ‘El pecado de todos‘.
“Entonces sucedió una cosa sobrecogedora. De repente hubo un profundo silencio santo en el salón, y durante no menos de 10 minutos, estos cuatro hombres se sentaron sin decir una palabra… llorando. Algunos de ellos cubrieron sus rostros con sus camisas y simplemente derramaban lágrimas. Al atestiguar su reacción, me sentí totalmente abrumado y yo también me uní a su llanto.
“No estaba seguro de si íbamos a seguir adelante con el trabajo o cómo haríamos, pero después de un largo, largo rato, ellos bajaron las camisas y se limpiaron los ojos y uno de los hermanos dijo: ‘Bueno, sigamos con la traducción para que otras personas también lo puedan entender’”.
¿Cómo hacer algo así?
Esto no se puede lograr con echar una mirada superficial al idioma, nada más, y luego esperar que todo salga bien. Hay que dedicar tiempo, energía y diligencia al esfuerzo de aprender a expresar esa clase de verdades, a profundizar en el “alimento sólido” de la Palabra de Dios.
Permítanme continuar.
Lisa Kappeler es una traductora y también consultora de traducción. ¡Se pueden imaginar la capacidad de entender idiomas que requiere ese oficio! Ella está traduciendo las Escrituras a la lengua uriay de Papúa Nueva Guinea. Enseguida un ejemplo de la capacidad que ella debe tener para discutir términos bíblicos con entendimiento.
“La última sesión de traducción en el pueblo fue preciosa. Uno de los hombres que solía ayudarme cuando empecé a traducir, no me ha ayudado por años porque ha tenido otras responsabilidades en la aldea que le obligan a salir muy seguido de la comunidad. Él sabía que yo quería que él volviera a trabajar conmigo, pero no le obligué, solo esperé que él se ofreciera… Cuando supe que estaba por salir de la aldea de nuevo, le pedí que me ayudara a grabar un nuevo material un día antes de irme.
¡Me hizo un gran favor y se comprometió a ayudarme por no solo un día sino dos! El último día que me ayudó, estuvimos trabajando en algunas porciones del Antiguo Testamento. Hablábamos de los versículos, luego yo leía un párrafo y él me lo decía con sus propias palabras en mi grabadora digital. Este método me permite captar cómo lo expresa él de una manera natural en su lengua. Si yo he hecho un buen trabajo de redacción conforme a los patrones de su idioma, él puede volver a expresarlo. Cuando él impone en la narrativa sus patrones naturales, eso ayuda a que la traducción sea precisa, natural y clara. Después de hacer esto, hay muchos pasos más que tomar para comprobar la claridad y la precisión de la grabación, pero éste es uno de los pasos iniciales. Pero estoy divagando…
Después de grabar varias porciones de Esdras y 1 Samuel, le pregunté si quería terminar ahí o seguir un poco más. Decidimos dejar la grabación para otro día, y comenzamos a hablar sobre algunas porciones de Isaías. Analizamos un par de trozos de varios capítulos, y luego llegamos al capítulo 53 [de Isaías]. Yo había traducido previamente una parte del capítulo, pero íbamos a completar algunos versículos.
Cuando empecé a leer el capítulo, se me llenaron los ojos de lágrimas al pensar en Cristo en el contexto de estos versículos. La voz se me cortaba y, en un momento dado, me detuve para poder controlar mi voz y mis pensamientos. No quería distraerlo, pero cuando llegamos al versículo 12, tanto él como yo teníamos lágrimas en los ojos.
Nos detuvimos allí mismo y hablamos de quién es Cristo y de cómo no tenía nada de pecado y, aun así, murió por nuestros pecados. Él se estaba limpiando las lágrimas de sus ojos, y expresando un entendimiento muy claro de lo que Cristo hizo en la cruz. Fue un momento precioso de adoración y alabanza con este hermano. ¡Qué regalo del Señor ver a este hermano uriay tan conmovido por la Palabra! Hubo otro hermano presente también quién no dijo nada en ese momento, pero mi amiga, Imi, más tarde me dijo que él le habló a ella sobre esos versículos y cómo lo habían impactado.
¡Cómo me ENCANTA este trabajo! ¡Me ENCANTA ver cómo Su Palabra cobra vida y penetra nuestros corazones y mentes!
Ahh… ¡qué maravilloso poder sentarse con otra persona y tratar estos temas— y hacerlo en otro idioma! Créanme que es posible hacerlo. Pero requiere tiempo, y muchas veces el tiempo parece ser la cosa de la cual menos disponemos. La gente necesita escuchar las Buenas Nuevas de Jesucristo en su lengua materna, para que esas verdades penetren profundamente en sus corazones y mentes. Eso es lo que cambia su cosmovisión y les da acceso a una nueva vida, que es Vida Eterna.
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