En mayo del año 2018, los esposos Josiah y Rachel Van Der Decker (Papúa Nueva Guinea) hicieron un viaje de reconocimiento para averiguar dónde podían construir su casa a fin de trabajar con sus consiervos de la etnia mouk en la traducción de la Biblia al idioma anem. Cuando llegaron, sucedió lo siguiente, según lo dicho por Rachel:
“Me tomé un minuto para sentarme en un banco bajo la sombra, agradecida de estar fuera del alcance de los ardientes rayos del sol. Un anciano cuyos rasgos faciales se veían como de la etnia anem se dirigió directo a estrechar mi mano. Lo siguiente que supe fue que una de sus manos sostenía la mía, mientras el otro [brazo] me envolvía en un fuerte abrazo; y estaba llorando, fuerte. Por raro que fuera que un hombre abrazara públicamente a una mujer, algo me decía que esto estaba bien.
“Durante esta fracción de tiempo lo ordinario fue eclipsado por lo extraordinario, nuestra llegada tenía algún tipo de significado para él. Las lágrimas que caían libremente de su rostro y sobre mi regazo eran lágrimas de alegría; lágrimas de esperanza; lágrimas de un anhelo cumplido. ‘Él escuchó la enseñanza en idioma pidgin a través de nosotros los moukeños’, señalaron nuestros consiervos moukeños, ‘pero él, junto con el resto de estos creyentes de Anem, anhelan escuchar la Palabra de Dios en su propio idioma’. Nuestra llegada significaba que él estaba un paso más cerca de ese día —el día en que la Palabra de Dios podrá ser leída y enseñada en el idioma anem; el día en que Dios ‘hablará’ en el idioma anem”.
Los esposos Van Der Decker están construyendo su casa con los anemitas y esperan con ansias abordar el desafío que tienen ante sí de traducir las Escrituras.
¿Hay una diferencia en la vida de las personas cuando las Escrituras finalmente son traducidas? ¿Ellas hacen una diferencia? Un rotundo “¡sí!” brota de los labios de aquellos que ahora tienen la Palabra en su propia lengua, en el idioma que llega a lo más profundo de su corazón. Permítanme darles algunos ejemplos de cómo ellos respondieron al Hablar de Dios en su idioma.
Stephen Crockett, quien ministra en la etnia moi de la región del Pacífico Asiático, escribió recientemente sobre una reunión que sostuvo con dos hombres de esta etnia que se estaban capacitando para ser misioneros. Ellos y Stephen, y el consultor de traducción Bob Clark, estaban haciendo un chequeo de comprensión de algunas Escrituras. Al final, uno de los hombres mois se puso muy serio y le dijo a Stephen:
“Sabes que hemos aprendido el idioma [nacional] y ahora podemos leer la Biblia de ellos, pero es como si el significado estuviera cerrado para nosotros, pero cuando leemos la Biblia en idioma moi, es como si se abriera para nosotros, y podemos entender lo que el Dios Creador está tratando de comunicarnos”.
Otros creyentes mois también han expresado sus sentimientos acerca de tener la Palabra en su propio idioma. Por ejemplo, aquí está una dama:
“Hoy vamos a reunirnos para leer las Palabras del Creador. Mi corazón está deseando tanto eso que hoy no iré al huerto. La comida es pequeña; el Hablar del Creador es grande. Estoy pensando: ‘Gracias, Jesús, por todo lo que has hecho por nosotros’” —Weiwa
Una cosa sorprendente —y triste— es cómo damos por sentado nuestras Biblias. Estamos muy acostumbrados a poder sentarnos con nuestra Biblia en español y leerla en cualquier momento que queramos. Echemos un vistazo al corazón de algunas personas que solo hasta hace poco han tenido un Nuevo Testamento y algunas porciones del Antiguo Testamento puestos en su lengua materna o del corazón.
Lisa Kappeler es traductora y consultora de traducción en Papúa Nueva Guinea. Ella ministra en el grupo étnico uriay y ha tenido algunas bellas experiencias a medida que los uriays comienzan a escuchar, leer o usar su propia traducción.
Un maestro bíblico llamado Tomás dijo: “He tratado de enseñar este pasaje [algunos versículos de los Salmos], pero no entendía qué significaba. Ahora que puedo leerlo en mi propio idioma, entiendo completamente su significado. El tok pisin [el idioma nacional de Papúa Nueva Guinea] vuela sobre las copas de los árboles mientras la Biblia en mi idioma va directamente a la base de los árboles”. (Nota de Lisa: “Volar sobre las copas de los árboles” hace referencia a un entendimiento muy superficial mientras que algo que va “al monte, a la raíz de un árbol”, quiere decir que llega al punto principal). Tener las Escrituras en el idioma del corazón es clave para una enseñanza eficaz, y la enseñanza en el idioma del corazón provee un claro entendimiento y apreciación de las Escrituras traducidas; son dos ingredientes complementarios para una eficaz plantación transcultural de iglesias.
Lisa dio otro ejemplo: “Estábamos traduciendo Hechos 17:22-29 donde el apóstol Pablo explica en Atenas sobre el Dios No Conocido que ellos adoraban. Cuando llegamos al versículo que habla de que Dios no está hecho con plata u oro o por manos de hombres, Aendru [su ayudante de traducción] se emocionó tanto que apenas podía quedarse quieto en el asiento. No dejaba de decir: ‘¡Eso no es cierto! ¡Dios no está hecho de piedra de plata o piedra de oro! No, ¡Él hizo todas estas cosas! ¡Ningún hombre puede hacerlo a Él! No, no es cierto. Él no puede ser hecho por nadie. ¡Él hizo todas las cosas!’ Él repetía esto una y otra vez y ¡no pudo seguir adelante mientras meditaba en esta nueva comprensión sobre su Dios!”
Lisa continuo: “Estábamos traduciendo Efesios 3 y cuando llegamos a los versículos 17-19, Stenli [otro ayudante de traducción] quedó mudo mientras pensaba en lo ancho, alto, largo y profundo que es el amor de Dios. Él dijo: ‘Cuanto más entiendo el amor de Dios, más fuertemente puedo soportar, incluso cuando surjan disputas y tiempos difíciles en mi camino. No caeré; no, puedo seguir de pie porque estoy en el amor de Dios’. Luego se inclinó y me abrazó de lado y dijo: ‘Gracias por traernos el hablar de Dios en nuestro idioma; es muy claro en nuestro idioma’”.
Y no es solo con Lisa que los uriays se expresan con respecto a la Palabra en su idioma. Lisa me contó sobre un hombre llamado Imi, el cual le dijo a otro hombre de la aldea durante la primera parte de la enseñanza cronológica fundamental: “¡Tienes que venir a escuchar esto en nuestro idioma! ¡Por fin entendimos por qué vino el diluvio! ¡Es muy claro en nuestro idioma!”
Creo que uno de los resultados más transformadores de la Palabra, presentada en el idioma del corazón, es la forma en que afecta la visión de los creyentes sobre su cultura pasada, a la cual ellos se aferraban por tradición. Los esposos Ken y Kathy Satorius trabajaron en la traducción de las Escrituras al idioma del grupo étnico budik de Senegal. “Estoy muy feliz por la llegada de la Palabra de Dios”, dijo Eme, quien ayudó a Kathy a traducir el Nuevo Testamento. “En el pasado no siempre podíamos decir, pero ahora podemos decir qué es la verdad, qué es la Palabra de Dios y qué son tradiciones. La Palabra nos ayuda a clasificar y discernir las perspectivas de Dios sobre nuestras tradiciones”.
Cuando la Palabra de Dios es vertida a otros idiomas, los ojos de los lectores se abren a las verdades que tú y yo hemos conocido y acogido durante décadas.
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