20 de mayo, 2019
Nuestro siguiente viaje nos llevó donde una familia que acaba de comenzar lo que nosotros llamamos preparación o ‘pre-entrada’: el proceso de mudarse cerca de la aldea donde uno desea servir e iniciar el proceso de pedir permiso para entrar a vivir. Después de lo cual deberán encontrar o construir una vivienda para mudarse. Debido a que este proceso suele tardar un tiempo, a menudo los misioneros comienzan sus sesiones de idioma desde un pueblo cercano para tener cierta capacidad de comunicación cuando se muden a la aldea. Esto también les da tiempo para desarrollar una red de amistades en el pueblo más cercano, lo cual casi siempre incluye una cantidad de personas de la aldea que van a evangelizar.
Eso significa que el propósito de nuestro viaje era doble; yo [Andi] iba a ayudarles con las sesiones que acababan de comenzar. Nos sorprendió ver cómo Dios les proveyó un ayudante y la rapidez con la que pudieron comenzar a aprender el idioma de la gente que quieren alcanzar. Mi propósito era ayudarles a hacer esto bien; pude estar con ellos en dos sesiones y darles a ellos y a su ayudante algunos consejos para sacar el mayor provecho de su tiempo.
El segundo objetivo era hacer un viaje inicial a la aldea como líderes, para iniciar las conversaciones con el liderazgo de la aldea sobre el tema del traslado de los misioneros a la aldea; esa era la tarea de Joel. Siempre nos asombra ver cómo obra Dios; siempre hay complicaciones e incógnitas, pero él es muy fiel para dirigir cada paso. Así que pusimos todo delante del Señor y comenzamos a dar los primeros pasos para su traslado a la aldea.
De modo que así es como uno comienza. Comienza con un traslado, fomentando una red de contactos y amistades, viajando a la aldea, hablando con el liderazgo de la aldea, cometiendo errores, andando a tientas ¡y mucha oración!
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