Un día normal
4 de marzo, 2019
# 28 Desarrollo de materiales nuevos
Además de alfabetizar, tengo una acumulación constante de materiales de alfabetización que estoy desarrollando, mejorando o haciendo desde cero. Decir que este podría ser un trabajo a tiempo completo sin ninguna de las otras más de veinte cosas que he mencionado hasta ahora –sería una atenuación. En realidad, queda marginado a pequeños fragmentos de tiempo libre.
Mi serie de cartillas en idioma nahuatl hacía poco había salido de la imprenta y ya estaba pensando en cambios que haría “la próxima vez”. Tan pronto comencé a dar clases a los adultos, un grupo de adultos que solo habla español me preguntó que cuándo iba a hacer un curso para ellos, entonces empecé a trabajar en una serie de cartillas en español.
No deseo eternizarme aquí como maestra de alfabetización. De hecho, ya se han dado los primeros pasos para capacitar a maestros locales. Eso implica elaborar materiales en el idioma nativo para ayudarlos en clase; manuales para los maestros, hojas de tareas, libros con preguntas escritas, tarjetas, ayudas para la enseñanza de números… la lista sigue y sigue porque queremos dejar algún día la comunidad con un juego completo de ayudas, hecho con excelencia.
Los creyentes (y los niños) están deseosos de leer cualquier historia bíblica nueva, así que tengo un montón de ellas esperando a ser creadas y revisadas. Los niños de mi biblioteca siempre quieren saber qué hay de nuevo en la colección de libros.
Eso es bueno; si nadie quisiera cosas nuevas para leer, esa sería una mala señal para el estado de la alfabetización aquí. Por lo tanto, sigo trabajando en nuevas historias, nuevos libros y todo tipo de materiales nuevos.
Una cosa que me alegra es que los adultos y los niños nahuatlenses que saben leer y escribir pueden ser co-creadores conmigo en estos nuevos materiales. Ya tenemos más de treinta libros en nuestra biblioteca, escritos por personas locales, y a medida que más y más personas aprendan a expresarse en su propio idioma, ese número seguramente crecerá.
Un día normal
5 de marzo, 2019
# 29 Haz lo que haya que hacer
Algunos días, simplemente necesitas hacer lo que hay que hacer. Por supuesto, algunas de esas cosas encajan perfectamente en categorías como alfabetización, traducción o servicio comunitario. Pero a veces (o ¿casi siempre?) cuando despierto no tengo idea de qué deparará el día y qué habrá que hacer realmente.
Aquí no hay fontaneros, así que si surge un problema con eso, tenemos que remediarlo nosotros mismos. Gracias a Dios por compañeros de trabajo más inteligentes que yo en ese frente. Lo mismo ocurre cuando hay problemas con nuestra energía solar, la cortadora de césped, la bomba de agua o la fotocopiadora. Buscamos soluciones en línea, escribimos a los expertos y tratamos de hacer que las cosas vuelvan a funcionar. Soy buena para sostener herramientas adicionales, levantar cosas pesadas y para el truco de “desenchufar-enchufar y ver si eso soluciona el problema”.
A veces tenemos que entregar artículos a alguien y nos desplazamos en nuestro vehículo de cuatro ruedas para hacer eso; a veces una señora que vende verduras aparece en el pueblo, así que dejamos todo lo que estamos haciendo y compramos alimentos frescos; a veces pasamos toda la tarde haciendo anuncios casa por casa; a veces, a veces, a veces… nunca se sabe.
Es posible que me pidan consejo sobre la educación de los hijos en el hogar, o que lea el ensayo de un niño y dé sugerencias. Es posible que me entere de que un vuelo va a venir al pueblo y que corra a hacer un inventario y haga una lista de compras. Los niños del pueblo pueden pasar a pedir ayuda con sus tareas, al anochecer, porque es para la mañana siguiente.
Hace unos días, Tony, uno de los hombres de más edad del pueblo, se detuvo para visitar a su nieto. Él mencionó que el dinero escaseaba y que no había mucha comida en casa; sugirió que seguro sería bueno si alguien pudiera hacerles el desayuno. Dejamos a un lado nuestros otros planes por un momento e hicimos exactamente eso.
Muchas de las cosas que ocupan nuestras horas –y a veces nuestros días–nunca estaban en una lista de tareas pendientes, porque no sabíamos que tendríamos que hacerlas; simplemente aparecen y exigen ser manejadas. Y mientras tanto, nos recordamos a nosotros mismos que el “cómo” del manejo, mucho más que lo que realmente se maneja, es la expresión de la iglesia en acción ante los ojos de muchas personas que están perdidas. Que Dios permita que nuestro equipo viva con amor, gracia y paciencia en la forma en que hacemos lo hay que hacer.
Un día normal
6 de marzo, 2019
# 30 Orar
Nuestro equipo se reúne una vez a la semana para orar. También oramos en nuestras reuniones de equipo, en la iglesia juntos, y en otras ocasiones cuando estamos felices, asustados, preocupados, inseguros o estresados. Rachel y yo oramos juntas cuando surgen cosas durante la semana; cada uno de nosotros ora individualmente.
Y me complace decir que tenemos oportunidades de orar con los creyentes. Un día antes de la clase de alfabetización, Lennie me dijo que a una de sus hijas mayores le aterrorizaba estar a solas y que veía cosas oscuras y amenazantes a su alrededor. Nos detuvimos y oramos por ella en ese momento en el aula.
Guardé el tema de la oración para la última entrada en esta serie por dos razones. La primera razón es que pensé en esto por último y eso me hizo recordar que a menudo pienso en ello por último. ¡Puf! ¿Por qué algo que debería ser mi reacción instintiva a toda situación de la vida suele ser mi último recurso? Probablemente es porque creo que lo tengo –hasta que es obvio que no, y que nunca lo tuve.
John Piper dijo que los cristianos a menudo consideran la oración como una lista de compras cósmica, y no como el radio que nos conecta con los refuerzos en tiempos de guerra. Se supone que debemos usarla para invocar el Poder cuando estamos en desventaja, somos superados en número, estamos sobrecargados y nos sentimos abrumados. Se supone que debemos estar en contacto incesante, buscando dirección, buscando nuestras órdenes de Aquel que tiene el único punto de vista claro sobre nuestras verdaderas circunstancias. Hay mucho espacio para el crecimiento en mis hábitos y actitud con respecto a la oración.
La segunda razón por la que guardé esto para lo último es debido a la sorprendente realidad que de nuestro equipo no está solo en esta actividad diaria. De manera realista podemos ser los únicos en este momento que estamos trabajando en traducción, o en alfabetización, o en el desarrollo de currículo, o en problemas médicos, o en cualquier otra cosa que mencioné en mis informes; pero no somos los únicos que estamos orando por el ministerio aquí.
Lo más probable es que ustedes nunca lleguen a visitar aquí. No estoy diciendo que no estaríamos felices de darles la bienvenida, simplemente estoy indicando la realidad más probable. Probablemente ustedes nunca cavarán una zanja ni estrecharán las manos de los creyentes, ni ayudarán a preparar una comida, ni participarán en ninguno de los veintinueve temas publicados últimamente. Pero algunos de ustedes nos están ayudando grandemente al ir ante el Padre a favor nuestro.
Algunos de ustedes han estado orando por nuestro equipo durante años; gracias, permítanme decirlo una vez más: Gracias. Ustedes están sosteniéndonos en maneras que son decisivas para el ministerio aquí, y para nuestro propio proceso de ser afinados y refinados por ello. Si actualmente no estás orando por misioneros, te desafío a comenzar. Elige un equipo relacionado con tu iglesia, o ese primo que fue a algún lugar de la ventana 10/40, y empieza a orar por ellos.
Ora por las cosas de esta serie de informes si no sabes dónde más comenzar. El equipo en el que estás pensando ciertamente tendrá circunstancias diferentes, pero tengo la confianza de decir que muchas de las luchas subyacentes serán las mismas. Ora para que tengan gracia en sus interacciones diarias; ora para que muestren un amor extraordinario mientras hacen cosas rutinarias; ora para que tengan sabiduría en situaciones difíciles y para que busquen personalmente la guía del Espíritu Santo.
Ora por sus amistades y sus matrimonios y su relación con sus hijos; ora por unidad en su equipo; ora por su andar espiritual y para que sean más y más como Cristo, y no que solo intenten hacer cosas para él; ora por hábitos piadosos. Piensa en cualquier cosa con la que tú luchas y ora por ellos también en cuanto a ese aspecto. Los misioneros somos muy humanos, y este trabajo tiene su manera de sacar a flote nuestra humanidad, una y otra vez. Si puedes pensar en una debilidad, vicio o limitación…, los tenemos, ora por nosotros, para que muramos a ese viejo yo y vivamos en nuestro estado regenerado, dependiendo de Aquel que hizo esa nueva vida posible.
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