16 de septiembre, 2018
Copartícipes con la iglesia moukeña
Los esposos Josiah y Rachel Van Der Decker están trabajando juntamente con la iglesia de la etnia mouk para alcanzar al grupo étnico anem. Ellos explicaron el proceso: “Se hace un viaje de reconocimiento cuando un equipo de misioneros occidentales va a visitar a un grupo étnico (que ya ha tenido una evaluación de grupos étnicos) para determinar si el grupo étnico es una buena opción para ellos como equipo, y si sí lo es, decidir dónde deberán establecerse en el grupo étnico. En ese mismo viaje de reconocimiento o en viajes subsecuentes, a menudo ellos elaborarán un acuerdo sobre el uso de un terreno [para construir sus viviendas] y explicarán por qué van a ir a vivir con ellos”. Este viaje era para averiguar en dónde podrían construir su casa con el fin de ayudar a la iglesia moukeña en la traducción y la impresión de las Escrituras en el idioma anem.
La conexión con los anemeños
Después de un comienzo un poco difícil y de acostumbrarse al vaivén del bote de fibra de vidrio sobre las olas del mar, el grupo pudo divisar la aldea donde iban a vivir los Van Der Decker. Rachel relata su historia:
Finalmente, al mediodía [del segundo día], la vimos. “¡Ahí está!” señaló uno de nuestros compañeros de trabajo moukeños; “¡esa es nuestra aldea!”
Para algunas personas puede ser simplemente una aldea más de la costa, pero para nosotros pronto sería nuestro hogar. Es hermosa, fue el primer pensamiento que cruzó por mi mente mientras contemplaba la hilera de casas con techo de paja a lo largo de la playa, asentadas entre selvas de color verde esmeralda y aguas claras de color turquesa. Había algo en ella que ya me hacía sentir como en casa.
Aunque estábamos allí y seríamos los que nos iríamos a vivir a Anem, cualquier acuerdo sobre la tierra sería hecho entre el terrateniente de Anem y la iglesia moukeña, señaló el líder de la iglesia moukeña; él dejó en claro que estábamos allí como una extensión de la iglesia moukeña, y bajo su supervisión y dirección.
[En el día cuarto], los moukeños que estaban con nosotros …nos llevaron de vuelta a la playa, al sitio que habían escogido para nuestra casa, a unos cientos de metros. No estaba muy lejos de la costa, lo cual facilitaría el transporte de nuestros suministros. Desde el punto de vista práctico este lugar reunía todos los requisitos; desde el lado del puro placer visual, la vista era espectacular desde este mirador, con casi 120 grados de vista al mar.
Listos para el traslado
Después de siete días, los Van Der Decker regresaron a la “civilización”, un lugar con duchas, camas y ventiladores de techo. Habían logrado su meta y sintieron mucha alegría de trabajar con la iglesia moukeña. Ellos esperan comenzar a construir su casa en este mes. Oremos por su adaptación y por sus ministerios.
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