4 de febrero, 2019
Aquí no hablamos japonés – 日本語を話さない
Mis años de la adolescencia los pasé viviendo en las orillas del río Amazonas con mis padres misioneros. Sí, tengo historias de cacería de pirañas, anguilas eléctricas, caimanes, peces pavón, y monos; y luego hubo ese incidente con la anaconda.
Estoy divagando; permítanme volver a mi historia.
Una noche el generador de nuestra comunidad se apagó. Yo estaba ayudando al mecánico misionero Bernie Ketchum cuando él descubrió el problema y se dio cuenta de que era necesario hacer algunas soldaduras. Aunque todavía no hablaba portugués, me designaron para llevar la pieza a Manaos. Me hicieron memorizar frases para explicar lo que había que hacer. Eran tres oraciones sencillas; lo único que debía hacer era memorizarlas y repetirlas.
Me dirigí al río Amazonas en mi pequeña lancha rápida hecha en casa. Durante ese viaje de dos horas hasta el taller de reparaciones, silenciosamente repetía esas frases una y otra vez. Va a ser más fácil que pelea de tigre con burro amarrado, pensaba yo.
Encontré el taller de reparaciones, me dirigí al mostrador, cuidadosamente desenvolví la pieza que necesitaba ser reparada y la puse delante de los mecánicos. Con mi mejor portugués “tarzanesco” repetí las tres oraciones que había memorizado; nadie dijo una palabra; las repetí por segunda vez. Una multitud de mecánicos en el otro lado del mostrador me miraba y me escuchaba.
Finalmente un mecánico anciano dijo en broma: “Aquí no hablamos japonés”.
Sin decir una palabra, tomé la pieza del mostrador, la volví a envolver cuidadosamente en la tela grasosa y salí por la puerta y regresé a mi pequeña lancha.
Se iba a necesitar de alguien que tuviera fluidez para hacer el trabajo. Los misioneros de todo el mundo pueden relacionarse con mi historia de un primer intento de comunicación en otra lengua.
Los métodos abreviados de aprendizaje de idiomas, la memorización de frases y el aprendizaje de un bajo nivel tarzanesco del idioma nunca te darán la fluidez que necesitas para compartir la Palabra de Dios y su historia de amor, gracia y salvación.
El discipulado que lleva a la madurez requiere de fluidez en el idioma del corazón de un grupo étnico; es un compromiso a largo plazo; no hay atajos.
Si fueras parte de un grupo étnico no alcanzado, ¿no esto lo que desearías?
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