Constreñido por el amor de Cristo
12 de noviembre, 2018
La primera vez que vi a Gabi, fue en un viaje de reconocimiento a las aldeas de Mar-Mar en la costa sur del grupo étnico mengen. Fui allí con algunos hombres jóvenes mengenianos, con el propósito de visitar algunas familias que nos estaban pidiendo que fuéramos y les enseñáramos la Palabra de Dios. Eddie fue uno de los hombres jóvenes que estaban conmigo y él es hermano de Gabi.
Eddie me habló mucho sobre Gabi, pues estaba muy preocupado por su alma. Uno ve que los mengenianos se preocupan mucho por los miembros de su familia que no conocen a Dios, así como por el resto de la gente mengeniana. ¡Ellos toman muy en serio el juicio inminente de Dios y la condenación eterna en el infierno! Por lo tanto, Eddie a menudo oraba y lloraba por su familia y su hermano de Mar-Mar.
Gabi era un joven adolescente que no sabía nada acerca de Dios, el pecado, o nuestro Salvador, y obviamente tenía una vida impía e imprudente. Realmente él vivía en Mar-Mar, pues no tenía compañerismo con la gente de nuestra aldea debido a que había embarazado a una joven y no quería casarse con ella.
Durante nuestra visita a Mar-Mar, solo pasábamos el tiempo con la gente e invitábamos a Gabi a viajar con nosotros mientras hacíamos el sondeo. Gabi pasó alrededor de una semana con nosotros mientras viajábamos de aldea en aldea y compartíamos nuestro testimonio con la gente.
Gabi escuchó cómo Dios nos envió este asombroso mensaje por escrito, donde él se revela a sí mismo como ¡el único soberano, todopoderoso, que todo lo sabe, todo lo ve, Dios creador perfectamente santo y justo que verdaderamente nos ama! Pero que nuestros antepasados cayeron en pecado, y que todos nosotros somos representados como pecadores, y que también hemos heredado esta naturaleza pecaminosa, haciéndonos culpables ante Dios.
Todo esto cautivó el corazón de Gabi, y cuando oyó que Dios mismo vino a morir en nuestro lugar como pago de nuestro pecado, fue convencido de la verdad y confió en Cristo para su salvación.
Eddie y yo regresamos a nuestra aldea y empezamos a escuchar informes acerca de que Gabi estaba estudiando la Palabra de Dios y que también estaba compartiendo estas verdades con otras personas.
Más tarde Gabi compartió que la realidad de la gracia de Dios y el amor de Cristo por él lo constreñían a ir a otros. Y sucedió que después de muchos años Gabi regresó a su aldea natal y se reconcilió con su familia y la comunidad de la que provenía; luego se convirtió en parte del equipo de hombres jóvenes que capacitamos y preparamos como maestros. Y Gabi llegó a ser uno de los maestros ambulantes que viajaban a otras aldeas a enseñar e impartir el discipulado a los creyentes; era una caminata de unas dos horas y Gabi caminaba varias veces hasta estas aldeas cada semana.
Fue durante este tiempo que me dijeron que Gabi en realidad sufría de epilepsia, lo cual creemos que se debió a un daño causado por un ataque de malaria cerebral.
¡Me dijeron que tenía convulsiones hasta tres veces por semana! Cuando le pregunté acerca de esto, me explicó que caminaba hasta una de estas aldeas, tenía convulsiones, despertaba en la selva y simplemente seguía adelante. Su familia quería que él se detuviera, pero él compartió que la Palabra de Dios era demasiado grande para dejar de enseñarla.
Recuerdo que compartió que el gozo de compartir la Palabra de Dios y de ver a la gente siendo salvada y creciendo, sobrepasaba ampliamente la vergüenza de tener estas convulsiones.
Y de esta manera se ha hecho realidad que Gabi está experimentando el gozo supremo de estar unido a Cristo de una manera que nunca podemos imaginar.
Hace unos meses, después de llegar de Sudáfrica de nuestro año sabático, recibí el mensaje de que Gabi había muerto. Ellos sospechan que él se fue a trabajar en su huerto, tuvo convulsiones y murió; solo encontraron su cuerpo tarde en la noche, debido a que nunca regresó a casa.
A pesar de que esto era triste, la iglesia se regocijó porque uno de los primeros creyentes mengenianos había entrado al cielo y porque ya está unido a Aquel que tanto aman, “E Rabgaliu”, Aquel que nos recoge, nuestro Redentor —¡Jesús!
Espero que la historia de Gabi te anime a apreciar la gracia y el amor de Dios por ti, como lo hizo Gabi. Y que también te anime a permitir que el amor de Dios te constriña a una vida santificada y a mostrar y compartir a Cristo con otras personas.
Por favor, ¡oren para que Dios nos abra más puertas para compartir las buenas nuevas con la gente mengeniana! Oren también por Itu, la esposa de Gabi, y sus tres hijos.
Cómo apoyar a Madeleen
19 de diciembre, 2018
Hola amigos
Marie y yo hemos compartido esta mañana sobre nuestras alegrías y tribulaciones como misioneros en Papúa Nueva Guinea, y fue interesante notar que nuestras tribulaciones realmente son nuestras alegrías cuando se manejan correctamente. Uno de estos desafíos para nosotros fue tener que criar a una niña con necesidades especiales en nuestra familia. Muchos nos han preguntado por nuestra hija Madeleen, queriendo saber cómo está, y por eso pensé en dedicar esta carta para informar sobre ella.
Entonces, ¿de qué estamos hablando?
Madeleen es levemente autista, lo cual afecta sus relaciones sociales, su comunicación y su comportamiento. Comenzó a manifestarse en su infancia pues alcanzaba tarde las etapas de su desarrollo, y se hacía más evidente a medida que crecía; tenía muchos problemas sensoriales con el tacto, los sonidos, el olfato y ciertos sabores. Ella tiene intereses restringidos, y también adoptó un comportamiento repetitivo o problemas de OCD (Trastorno Obsesivo-Compulsivo, por sus siglas en inglés). Durante los años de su adolescencia manifestó muchos problemas emocionales para relacionarse con sus pares, le costaba comunicarse y a menudo mostraba un comportamiento inusual en público.
Desafíos
Para nosotros, como misioneros, como padres fue muy difícil criar a una hija con autismo en la selva de PNG, especialmente porque no entendíamos los problemas al principio. Experimentamos muchas emociones a lo largo de estos dieciocho años. Al principio, sentíamos presión en el sentido de que queríamos que ella se desenvolviera bien en la escuela y socialmente. Nos preocupábamos porque nos dolía su situación y no estábamos seguros de cómo ayudarla. Experimentábamos frustración y a menudo esto se traducía en ira, lo cual a su vez producía culpa. Experimentábamos mucha ansiedad porque nos preguntábamos si esto podría sacarnos del ministerio y nos preguntábamos cómo y dónde iba a funcionar ella como adulta.
A pesar de que conocemos las verdades y promesas que Dios nos enseña en su Palabra, luchamos con muchas emociones y apreciaríamos sus oraciones por nosotros dos y por Madeleen.
El plan
No podemos regresar con Madeleen a Papúa Nueva Guinea. Los hijos solo pueden obtener una visa como dependientes hasta la edad de dieciocho años, luego deben salir del país o solicitar un permiso de trabajo y trabajar en el país. Obviamente esto no puede funcionar para Madeleen, entonces debemos colocar a Madeleen en un hogar especial en Sudáfrica donde pueda vivir y funcionar, mientras nosotros volvemos a Papúa Nueva Guinea.
En este momento Madeleen está cerca de completar un periodo de prueba en Camphill Village, cerca de Malmesbury en Sudáfrica. Se trata de una comunidad dinámica que trabaja con adultos con discapacidades intelectuales, y apreciamos su enfoque inclusivo de la vida, el cual ofrece a los internos propósito y dignidad. Este hogar se ha organizado en una granja y puede albergar entre 80 y 90 adultos.
Ellos han desarrollado cultivos orgánicos durante más de treinta años, y
tienen vacas que ordeñan a diario y la leche es luego procesada en la industria láctea de Camphill para el consumo de la aldea y para los productos lácteos que ellos venden, los cuales incluyen yogur, queso, etc. En la huerta orgánica cultivan una amplia gama de hierbas para abastecer sus talleres sobre hierbas y para vender, y verduras orgánicas para abastecer a las casas de la aldea y para vender a través de minoristas seleccionados de Ciudad del Cabo. Los residentes participan en todos los aspectos de la granja, cultivando vegetales, manteniendo los huertos de hierbas y trabajando con los animales.
Madeleen y otros residentes viven en un hogar grupal; hay trece hogares esparcidos por la aldea, cada uno tiene entre seis y doce residentes. Estos
hogares brindan un ambiente familiar extendido donde las personas con necesidades especiales, los líderes del hogar grupal y sus hijos, y los jóvenes voluntarios viven en un contexto de vida compartida. En cada hogar grupal hay una amplia gama de capacidades y también de discapacidades, por lo que la vida se maneja de manera cooperativa. Aprecio que los líderes del hogar grupal fomentan un espíritu de respeto mutuo y tolerancia, y ayudan a los residentes a tomar la iniciativa y a desarrollar sus habilidades sociales. A los residentes se les enseñan habilidades básicas domésticas, tales como planchado, limpieza y preparación de comidas. Algunos residentes pueden preparar comidas para la casa con la supervisión del líder del equipo doméstico. Todos los días viene un líder del equipo doméstico para ayudar al líder del hogar grupal con el funcionamiento del hogar grupal y para trabajar con los residentes.
Muchas bendiciones
Lourens
La historia de Brus
3 de enero, 2019
Hace muchas lunas un nervioso yo aterrizó en nuestra aldea selvática entre los valles y montañas de Mengen. Fue solo para hacer una breve visita, para conocer a nuestros futuros compañeros de trabajo y para conocer a los amigos de la etnia mengen entre quienes viviríamos durante los siguientes veinte años de nuestras vidas.
Durante ese tiempo conocí a Brus y a su esposa Apite, que solo tenían unos cuatro hijos en ese momento. Inmediatamente simpaticé con ellos, con Apite que tenía un gran sentido del humor, y con Brus que era un poco introvertido y serio. Ellos vivían en una aldea típica, en su propia casita selvática, cerca de los padres de Brus. Cuando entré en su casa, era evidente que esta familia, al igual que todas las demás familias mengenianas, estaba muy confundida en cuanto a Dios, el pecado y la salvación. Tenían una estatua de María, la cual consiguieron quién sabe dónde, y estaba parada justo al lado de toda la parafernalia que ellos usan para producir “sopa blanca”, una potente bebida alcohólica local. Más tarde, cuando llegué a conocer mejor la cultura, también pude distinguir todos los rasgos distintivos del animismo y la superstición. Cuando me reuní con nuestros futuros compañeros de trabajo, ellos nos dijeron que Brus era un gran alborotador que había causado muchos problemas a los misioneros que vivieron en nuestra aldea antes de nosotros. Indirectamente él fue parte de la causa por la cual una de las familias se marchó de forma permanente. Y así, cuando nos mudamos a la aldea, él demostró pronto que eso era cierto.
No obstante, sea cual fuera su situación, sentía simpatía por Brus, y desde el principio de nuestra carrera misionera lo usé como uno de mis ayudantes del idioma. Esos fueron tiempos difíciles para mí, pues a menudo me mentía y me robaba. Hubo momentos en que se enojó conmigo y amenazó con hacernos daño o con dañar nuestra propiedad. Sin embargo, por la gracia de Dios, nos hicimos muy buenos amigos y esto, por supuesto, abrió la puerta para que desarrolláramos una relación muy estrecha.
Cuando nuestros compañeros de equipo finalmente estuvieron listos, comenzaron a enseñar a nuestros amigos de la aldea la etapa de evangelización desde Génesis hasta Cristo. Nos reunimos durante cuatro meses, cuatro veces a la semana y dos veces al día. Brus y Apite asistieron a la mayoría de las sesiones e incluso venían a las lecciones de repaso en las noches. Desde el principio podía sentir que Brus estaba conmovido por lo que escuchaba, pero al estilo típico de los mengenianos, él no iba a mostrar ninguna señal de interés. Esto se debe a que la gente mengeniana es muy orgullosa y no está dispuesta a mostrar o admitir ninguna necesidad. Pero cuando nos acercábamos al final de la segunda etapa de enseñanza, Brus y Apite expresaron que habían confiado solo en Cristo como su Señor y Salvador.
Brus fue uno de los primeros graduados de los cursos de alfabetización, y también se convirtió en uno de los primeros maestros de alfabetización mengenianos, y Apite lo siguió poco después.
Desde entonces Brus y Apite siguieron creciendo en madurez a medida que les enseñábamos y les impartíamos el discipulado a través del Nuevo Testamento. Después de unos seis años de enseñanza y de discipulado, se convirtieron en nuestros primeros misioneros, a quienes enviamos a plantar una nueva iglesia.
Estamos deseosos de regresar a nuestra aldea selvática para reencontrarnos con nuestros amigos. En esta próxima temporada de ministerio nos gustaría focalizarnos en el desarrollo de liderazgo y esperamos instruir a Brus para que se convierta en un anciano de la iglesia mengeniana.
-¡Gracias por hacer posible que lleguemos a los no alcanzados! ¡No podríamos hacer una diferencia sin ustedes!
- ¿Orarías por Brus y Apite?
Bendiciones, Lourens por el pueblo mengeniano
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