Ora por la cosecha…
7 de noviembre, 2017
Jesús había estado ocupado; yendo a pueblos y aldeas, predicaba en las sinagogas y sanaba a los que estaban enfermos. Cuando Jesús miraba a las multitudes, veía grandes necesidades. Él sentía compasión porque dondequiera que miraba veía a la gente que sufría con grandes cargas; estaban indefensos “como ovejas que no tienen pastor”.
Debido a la gran necesidad, y por causa de su gran compasión, Jesús hizo dos cosas en respuesta.
Primero, Jesús instruyó a sus seguidores para que oraran por las necesidades. Incluso dio una petición de oración específica: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mateo 9:38). ¡Esta puede ser la oración más descuidada de las Escrituras! Hoy, nuestras iglesias harían bien en tomar este mandato en serio, como era el propósito de Jesús. ¿No habría más obreros en la cosecha si tomáramos más en serio esta petición de oración específica de nuestro Señor? Sabemos de una pequeña iglesia que hizo de esto una oración seria y frecuente. En respuesta a su oración, el Señor envió seis matrimonios a las misiones de su grupo de unas sesenta personas. Había otras personas asociadas con este grupo que también fueron. Su esfera de impacto a través de la oración creció más allá de aquellos que habían enviado a muchos otros obreros en todo el mundo, de modo que con el tiempo, a través de la oración, esta pequeña iglesia impactó a casi todos los continentes. Los ministerios iniciados en forma embrionaria a través de estas oraciones, siguen teniendo un impacto mundial.
En segundo lugar, Jesús dio otro paso: “A estos doce envió Jesús…” (Mateo 10:5). Con el propio poder de él como recurso, Jesús les dijo que fueran a los campos de cosecha. En este contexto ellos van a las “ovejas perdidas de Israel”; pero el modelo de orar y enviar es repetido por la iglesia primitiva (Hechos 13:1-3). Ciertamente el Espíritu Santo guiará a nuestras iglesias de esta manera si priorizamos la petición de oración dada por Jesús. Luego él les dijo: “La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies” (Lucas 10:2).
Porque él vive
1 de abril, 2018
Como se registra en Juan 14:19, Jesús dijo: “…porque yo vivo, vosotros también viviréis”. ¡Esta es una promesa maravillosa e irreversible para todos los que creen! Jesús confirmó su promesa con su resurrección después de haber sido crucificado, muerto y sepultado. Ahora él vive y ofrece su vida a todos. Todos, en todas partes, deberían escuchar de Jesús y su promesa de vida eterna. Es por eso que Ethnos360 sigue involucrando a los pueblos no alcanzados más allá de los alcances actuales del Evangelio.
Hagan que él sea “ampliamente conocido”
21 de diciembre, 2018
Dios había dicho estas palabras a través de Isaías, el profeta, sobre el Redentor de Israel: “Yo, sí, yo soy el Señor, y no hay otro Salvador” (Isaías 43:11).
Jehová era su única esperanza; nadie más podía convertirse en su Salvador. Solo el auto-existente, eterno, santo y todopoderoso Soberano podía rescatarlos. Y solo él podía llevar a cabo el plan de rescate para redimir nuestras almas. Por lo tanto, cuando los ángeles proclamaron el primer mensaje de Navidad a los pastores, ellos hicieron eco de esa verdad: “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (Lucas 2:11).
Y una vez que los pastores lo conocieron, estas fueron las palabras que ellos transmitieron a otros: “Cuando los pastores lo vieron, les contaron a todos lo que se les había dicho acerca del niño” (Lucas 2:17). También “contemos a todos” (a todos los pueblos del mundo) que el rescate de Dios del pecado está solo en Jesús.
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