6 de noviembre, 2018
¿Alguna vez has visto a un niño de ocho años, a otro de siete y a otro de dos emocionados por usar una fuente eléctrica para beber? ¿Alguna vez has visto a alguien saltando sobre una capa de nieve? Bueno, yo los he visto. Mis hijos están muy emocionados por las cosas más simples que “nunca antes habían” experimentado. Cosas como fuentes para beber, la nieve, palear nieve, gorros y mitones, Cheetos, galletas integrales y muchas otras pequeñas cosas. Es divertido verlos emocionarse por las alegrías simples de la vida y cuando descubren cosas nuevas como las gradas en los campos de fútbol de la escuela de secundaria, o por estar aprendiendo a jugar fútbol americano. Tener niños pequeños durante una licencia es difícil pero chévere porque parecen adaptarse rápidamente. Es divertido verlos aprender, pero a veces me siento mal por no haber tomado el tiempo para enseñarles más a fin de que no estuvieran tan “atrasados” al volver a entrar a la cultura de nuestro país. Al mismo tiempo, no podría haber previsto todo lo que iban a olvidar.
Entonces, ¿cómo puedes ayudar a un MK [hijo de misioneros] que regresa del campo de misión? ¿Cómo puedes hacer que se sienta como en casa? Redescubriendo tú mismo las cosas con ellos a medida que ellos encuentran estas cosas por primera vez. ¡Lo que es común para uno, a menudo es muy emocionante para ellos! Una cosa que ayudaría a que ellos se sientan bienvenidos en su país de origen es si nosotros nos emocionamos con ellos cuando aprenden o descubren cosas aparentemente sencillas. Es posible que ellos te ayuden a encontrar la alegría en las cosas que ya has olvidado; cosas que podemos dar por sentado, como fuentes para beber o lo muy divertida que puede ser la nieve o jugar en las hojas, e incluso, simplemente al comer un sándwich de mantequilla de maní con mermelada.
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