22 de agosto, 2018
En nuestras clases de alfabetización en idioma amdu le damos mucha importancia a los lápices cortos y rechonchos; ellos representan duro trabajo y determinación. Por cada lápiz rechoncho un estudiante obtiene un lápiz de reemplazo completamente nuevo para que pueda seguir adelante. ¡Hacemos lo mismo cuando un estudiante llena la última página de su cuaderno! Sin embargo, se necesita más que un lápiz rechoncho para obtener un certificado de graduación. Nuestra capacitación misionera nos ha proporcionado los más rigurosos parámetros de evaluación para este trabajo.
Para obtener un certificado de graduación y pasar a la clase de post-alfabetización cada estudiante tiene que ser capaz de leer por lo menos cincuenta y cinco palabras por minuto y no cometer más de tres errores durante la prueba de lectura. Debe haber completado todas las cuatro cartillas, sus libros de lectura, los libros de tareas y un examen final escrito.
Un lápiz rechoncho es una gran señal de progreso, pero sin las definiciones más detalladas del éxito no podríamos estar seguros del progreso de nuestros estudiantes. En lugar de eso, con la implementación de nuestros parámetros de evaluación, incluso antes de empezar a enseñar sabemos exactamente hacia dónde vamos ¡y qué condiciones se deberán haber cumplido cuando lleguemos allí! El progreso y el éxito de la alfabetización son medibles y por lo tanto nos dan dirección.
El mismo principio se cumple en la labor de hacer discípulos. Nuestra capacitación de Ethnos360 también nos ha proporcionado parámetros de evaluación para la labor de hacer discípulos. Es el resultado de muchos años de experiencia transcultural y de examinar profundamente la Palabra de Dios. Al igual que con el programa de alfabetización en idioma amdu, sabemos exactamente hacia dónde vamos con el discipulado, y sabemos qué condiciones se deberán haber cumplido cuando lleguemos allí.
Nuestros parámetros de evaluación para la labor de hacer discípulos se llaman el Modelo de una Iglesia Madura. En resumen, el MIM es una descripción detallada de madurez que ha sido extraída de las epístolas del Nuevo Testamento; este es el objetivo. A partir de este objetivo se han bosquejado metas específicas como el establecimiento de la alfabetización, estableciendo una ruta clara para que los misioneros la sigan desde el primer día. ¡Sin estas definiciones detalladas no podemos estar seguros de la madurez de los discípulos! El progreso en la vida de un discípulo es medible y por lo tanto nos da dirección.
Para que no vayan a pensar que simplemente dependemos de un “plan de juego” para el éxito en Amdu, escúchennos cuando decimos que estamos convencidos de que nada puede suceder allí sin que el Espíritu Santo lo haga. Desde el primer día en Amdu hemos sentido que las demandas sobrepasan nuestras posibilidades. Vemos la brecha que hay entre nuestras propias capacidades y los objetivos del MIM y clamamos al Padre para que nos faculte permanentemente. Él nunca ha dejado de suplir todo lo que necesitamos.
Algunos de los días más emocionantes del ministerio en Amdu están por venir.
¡Gracias por asociarte a nosotros en el ministerio!
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