1 de junio, 2018
¿Qué significa tener una “iglesia saludable”? Según Ian Fallis, estratega del Equipo de Avance de Ethnos360, una iglesia saludable es simplemente “una comunidad de discípulos que hacen discípulos”; esa es una declaración clara y convincente.
Pero para tener discípulos significa que debe haber enseñanza, orientación, en fin… discipulado. Alguien tiene que ser el maestro, el mentor, el hacedor de discípulos. Filipenses 4:9 nos muestra el método del apóstol Pablo: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced”.
En 2 Timoteo 2:2, Pablo le ordena a Timoteo que “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”.
La meta de Ethnos360 es “una iglesia saludable en cada etnia”. Para llegar a tal punto se requiere primero que los misioneros sean esos mentores, esos “Pablos”, esos hacedores de discípulos —para que los discípulos se conviertan en hacedores de discípulos. Con esto en mente, se hace imprescindible que la estrategia elegida para alcanzar a los no alcanzados incluya un fuerte énfasis en el discipulado.
Muy a menudo tendemos a vernos a nosotros mismos como indispensables —sin duda la obra no puede continuar durante nuestra ausencia. Por ejemplo, hace veinticinco años, tres misioneros que estaban trabajando con la etnia kuna de Panamá fueron secuestrados. Los otros misioneros que estaban en esa provincia con ese grupo étnico tuvieron que salir, dejando nuevos creyentes e iglesias en ciernes. ¿Cómo podrían sobrevivir esas iglesias, y mucho menos prosperar?
Pero los misioneros habían dejado atrás discípulos y hacedores de discípulos cuando fueron evacuados. Dios usó a esos hombres y mujeres de la etnia kuna que habían recibido el discipulado para continuar la obra cuando los misioneros tuvieron que pasar a un segundo plano en el proceso. ¿El resultado? Hoy en día hay muchas iglesias kunaeñas fuertes y saludables que están saliendo a hacer más discípulos, incluso tan lejos como Corea.
Nuevos hacedores de discípulos
¿Cómo funciona este proceso de discipulado? No es rápido; requiere de años de paciente ejemplificación y tutoría.
Viajen conmigo a las Filipinas, hasta el grupo étnico banwaón que vive en la isla sureña de Mindanao. Conozcan a los esposos Albert y Lynne Castelijn, miembros de Crossview Australia, asociado global de Ethnos360. En mayo de 1993, cuatro meses después de la crisis de Panamá, los Castelijn llegaron a Filipinas con dos hijos pequeños. Siguieron dieciocho meses de adquisición de cultura e idioma que les permitieron ministrar en cebuano, una de las dos lenguas francas de esta nación insular.
Albert y Lynne se sintieron atraídos por el grupo étnico banwaón, principalmente debido a que el equipo de misioneros que ya existía necesitaba con urgencia a un traductor bíblico y a alguien que trabajara en el desarrollo de un plan de estudios bíblicos, ambas en consonancia con los dones y la pasión de Albert. Incluso antes de que terminaran sus estudios del cebuano, habían sido invitados —y habían aceptado la invitación— a unirse al equipo Banwaón. Lynne dijo: “En febrero de 1995, nuestra familia de cuatro (¡con uno en camino!) entró en la aldea banwaonense y comenzó una nueva adquisición de cultura e idioma”.
Retrocedamos algunos años más; el equipo había empezado a trabajar entre los banwaonenses aproximadamente una década antes. Años antes de que los Castelijn llegaran a Mindanao, el equipo se había trasladado a una aldea banwaonense diferente cuya cultura e idioma no se habían mezclado con otras culturas. En ese momento el equipo estaba compuesto por los esposos Ron y Sandy Lashuay; y Daryl y Pam Phillips.
Los Lashuay y los Phillips se dedicaron al estudio intensivo de la cultura y el idioma. Con el fin de iniciar el proceso del discipulado, hacían mucho en las áreas de trabajo médico y alfabetización para fomentar amistades, para ganar credibilidad entre los banwaonenses y para mostrar el amor de Cristo en maneras prácticas.
Nace la iglesia
Fue este equipo el que presentó el Evangelio a los banwaonenses en 1987. La respuesta muy positiva a las buenas nuevas dio como resultado el establecimiento de la iglesia banwaonense.
Como un ejemplo de cómo el equipo empezó a formar discípulos desde el comienzo, Albert y Lynne relatan la siguiente historia que fue les fue contada a ellos sobre lo que ocurrió poco después de que se presentara el Evangelio a los banwaonenses.
“Una de nuestras historias favoritas es que no mucho tiempo después de haber llegado a Cristo, uno de los principales datus (jefes) se acercó a Daryl [Phillips] y le dijo: ‘¡Esta enseñanza es increíble! ¡Tienes que ir a hablarles de esto a mis parientes de las montañas para que puedan ser salvos también!’
“Daryl respondió: ‘Yo estoy enseñando aquí, pero ahora tú eres un creyente; ya escuchaste la historia, ve y enséñales’.
“El datu no quedó satisfecho, y discutieron un poco; finalmente hicieron un trato. Daryl había grabado la enseñanza cronológica en casetes; el datu y otros llevarían a través de las montañas, las grabadoras/reproductores de casete accionadas por manivela y los casetes, junto con algunos dibujos hechos a mano y coloreados con crayón, enrollados en un tubo de bambú. Ellos accionarían las manivelas de las grabadoras para reproducir las grabaciones y los hombres banwaonenses explicarían la enseñanza grabada.
“De esta forma, sentimos que se estableció un maravilloso precedente: la gente banwaonense asumiendo responsabilidad y creciendo como una iglesia en ciernes”.
Líderes elegidos
¿Recuerdan la frase “discípulos que hacen discípulos”? Ron y Daryl habían tomado en serio el mandato de hacer discípulos de los creyentes. Había alrededor de veinte hombres capacitados para ser maestros bíblicos, asumiendo la responsabilidad de enseñar las lecciones a su propia gente. Para preparar a estos hombres para el liderazgo, Ron y Daryl comenzaron a incluirlos en los debates de problemas que se habían introducido en la iglesia. Ron y Daryl los animaban a usar sus dones y capacidades dados por Dios para dirigir la iglesia, usando como guía la Palabra que tenían disponible.
Al igual que Pablo no fue el único hacedor de discípulos de las iglesias del Nuevo Testamento, del mismo modo los banwaonenses fueron bendecidos con más de un hacedor de discípulos dotado. En 1991, los Lashuay se fueron por razones de salud, y en 1992, los esposos Bill y Karmen Purcell se unieron al equipo. En 1995 el equipo estaba formado por los Phillips, los Purcell y los Castelijn.
Entonces, ¿quién dirigiría a la iglesia banwaonense? ¿Quién elegiría los líderes? Dado que los requisitos para los líderes habían sido enseñados y ejemplificados, y que la iglesia estaba madurando y observando a hombres y mujeres que funcionaban como líderes, el liderazgo para la iglesia fue escogido tanto por la comunidad de creyentes como por los misioneros. Aún así, los elegidos vacilaban para asumir estos cargos de liderazgo. Después de repasar los requisitos de las Escrituras, ellos respondieron con esta afirmación: “¡No estamos seguros de poder hacer todo eso!”
En diciembre de 2017, la iglesia banwaonense reconoció oficialmente a doce hombres y una mujer de dos iglesias locales distintas y los designó como ancianos y diáconos y una diaconisa. Albert dijo: “Estas personas piadosas ya han estado funcionando durante varios años, usando sus dones espirituales para enseñar, animar y edificar a la iglesia”. En la actualidad hay nueve ancianos que funcionan en tres iglesias banwaonenses diferentes.
La preparación es continua; tienen reuniones semanales, tienen tiempos de discipulado personal con los misioneros, y trabajan con los problemas que surgen en la iglesia. Están aprendiendo a impartir el discipulado a otros.
“Lo que aprendisteis y recibisteis…”
El discipulado ha estado a la vanguardia en el esfuerzo de plantación de iglesias banwaonenses; los misioneros lo ejemplificaron para los nuevos creyentes. Como ya se mencionó, los hombres fueron capacitados como maestros bíblicos desde el inicio del proceso. Luego, esos hombres comenzaron el proceso del discipulado por todas partes. Los maestros siempre salían en parejas: un maestro mayor y más maduro tomaba bajo su tutela a uno más joven y con menos experiencia y lo ayudaba a progresar de breves lecturas de la Biblia durante la enseñanza hasta la enseñanza de toda una lección.
Como resultado de esta tutoría, todos los líderes y muchos de los laicos pueden abrir la Palabra y enseñar la verdad a la iglesia con confianza.
El discipulado no solo está ocurriendo con los hombres banwaonenses; las mujeres mayores y más maduras están asumiendo la responsabilidad de impartir el discipulado a las mujeres más jóvenes. Sí, esto es exactamente lo que las Escrituras le ordenan hacer a la iglesia.
Empujando las fronteras
¿Se contentan los ancianos banwaonenses con quedarse en sus aldeas y descansar sobre los laureles? No, por supuesto. No solamente los líderes, sino también la iglesia en su conjunto, tienen corazones dispuestos a ir a otros. Muchas veces se acercan a través de lazos familiares, incluso a parientes lejanos. El Evangelio se ha extendido a su “Judea” e incluso a su “Samaria”.
Más recientemente, la iglesia ha enviado a dos hombres como misioneros al borde mismo de su grupo étnico, a las fronteras del grupo vecino. Las “fronteras” entre grupos étnicos aquí son más borrosas de lo que tendemos a pensar, no son como una línea en un mapa. Por lo general, hay una zona de superposición donde los matrimonios mixtos y la mezcla de los dos grupos son más comunes. Este esfuerzo de evangelización está en esa zona, pero más en el “lado” del grupo étnico vecino.
Uno de los ancianos actuales, cuyo nombre es Rogelio, realmente es de otro grupo étnico. Después de vivir entre los banwaonenses y de casarse con una chica de esta etnia, llegó a ser creyente. Más tarde, él fue a su propio grupo étnico en el otro lado de la montaña para compartir el Evangelio, lo que dio como resultado que algunos creyeran la Verdad. ¡Esto ocurrió antes de que él fuera ordenado como anciano!
El grupo más nuevo de ancianos está hablando en serio de dar el siguiente paso —llevar el Evangelio a las aldeas de la gente banwaonense donde nunca ha sido presentado. La iglesia ha hecho que los misioneros lleven el Evangelio a otras partes de la tribu banwaonense que están lejos de la iglesia principal, pero aún dentro de las “fronteras” banwaonenses. Una está a cuatro horas de camino a pie y la otra a ocho horas de camino a pie. Ellos quieren “empujar las fronteras”, como lo expresó Albert: para que la Verdad llegue a todas sus familias y clanes; este es el corazón de la iglesia banwaonense.
Una iglesia saludable
Volviendo atrás a la definición de una iglesia saludable, ¿es justo decir que la iglesia banwaonense es saludable? Sin duda lo es. ¿Es perfecta? Ciertamente no lo es. La iglesia banwaonense ha tomado en serio la amonestación del apóstol Pablo: las cosas que han aprendido, recibido, escuchado y visto en el equipo Crossview Australia/Ethnos360, las han practicado. Los Lashuay, los Phillips, los Purcell y los Castelijn han encargado mucho a hombres y mujeres fieles que a su vez han enseñado a otros.
Estamos muy acostumbrados a tener la Biblia completa en nuestras manos con el fin de enseñar. Los banwaonenses no tienen ese lujo, sin embargo, los líderes siguen enseñando fielmente. Los libros traducidos de 1 Juan y 1 y 2 Corintios fueron revisados en el pasado mes de marzo, y Albert y Lynne piensan incluirlos en el Nuevo Testamento en idioma banwaonense en este mes. Cuando estos libros se hayan añadido a las existentes porciones traducidas del Nuevo Testamento, los maestros tendrán aproximadamente un sesenta por ciento del Nuevo Testamento para usarlo en su enseñanza. Albert planea completar el Nuevo Testamento dentro de tres o cuatro años; también incluirán partes del Antiguo Testamento.
El liderazgo de los creyentes banwaonenses no está cruzado de brazos, esperando a que el Nuevo Testamento sea completado. Siguen siendo “discípulos que hacen discípulos”, guiando mediante el ejemplo, capacitando a nuevos maestros y líderes, empujando las fronteras con el ánimo de que la luz del Evangelio se difunda a través de todo el pueblo banwaón y más allá. Verdaderamente hay una iglesia saludable entre el pueblo banwaón de las Filipinas.
Nota del autor: En la comunicación con los Castelijn, ellos fueron profusos en sus expresiones de agradecimiento para su equipo de apoyo: el personal de la casa de huéspedes, los pilotos y los mecánicos, los compradores de suministros, el personal de la oficina de administración, los consultores de educación, y todos quienes apoyan su ministerio en oración y económicamente en su país de origen. Lynne dijo: “Constantemente somos conscientes de que a través de sus roles de apoyo, ellos son igualmente una parte de lo que Dios está haciendo entre los banwaonenses, como lo somos nosotros por estar aquí”.
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