23 de febrero, 2018
Hace unas semanas en la iglesia, nuestro pastor nos dio un gran ejemplo de esquí. Es estado esquiando solo un par de veces, pero eso fue hace más de veinticinco años. Tuve algunas caídas tan malas que nunca volví a esquiar. De cualquier modo, nuestro viaje de fe es como esquiar cuesta abajo. Tienes la montaña a tus espaldas y la aterradora pendiente en frente de ti. La tentación es inclinarse hacia la montaña que parece un lugar seguro. Al esquiar, es importante inclinarse hacia adelante sobre las rodillas dobladas, inclinándose hacia el riesgo. Cuando te inclinas hacia adelante mientras esquías, tu centro de gravedad es tal que puedes dirigir tus esquís. En nuestro camino de fe, debemos inclinarnos hacia lo que parece ser riesgoso o aterrador. Por la fe nos inclinamos hacia el riesgo, confiando en que Dios nos guiará en el camino aterrador y desconocido. Inclinarse hacia la montaña sería confiar en nuestra propia fuerza.
Este ejemplo fue útil para mí, pues afronto algunas áreas de riesgo en mi propia vida. Para aquellos misioneros que se dirigen a su primer período de servicio en el campo, que están buscando socios de ministerio y preparándose para ir a su país anfitrión, son ciertamente áreas de riesgo.
Para los misioneros de Ethnos360 que se están preparando para ir a su primer período de servicio en el campo, ¡hay buenas noticias! No van a descender la montaña por su cuenta. Como instructores, Tom y yo estamos aquí para preparar, alentar y ayudar a que nuestros miembros sepan a dónde van. A veces podrá ser un viaje accidentado, pero nuestros misioneros no estarán solos.
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