22 de diciembre, 2017
El aprendizaje de un idioma tiene sus momentos. Momentos de placer cuando puedes comunicarte de corazón; momentos de frustración cuando no tienes las palabras; momentos de confusión cuando realmente no puedes captar la diferencia entre lo que estás diciendo tú y lo que está diciendo tu ayudante del idioma; y ¡momentos de risa cuando realmente metes la pata!
La parte oficial de mis estudios de ACI (Adquisición de Cultura e Idioma) concluyó en la primera semana de diciembre y comenzamos a prepararnos para nuestra primera evaluación del idioma. Tomé la mía la semana pasada; era la primera vez que tenía una evaluación del idioma y también era la primera vez que me ayudaba mi ayudante del idioma. Ella fue una buena amiga desde que estuve aquí antes, trabajando juntas en la clínica médica, compartiendo el almuerzo una vez a la semana para hablar de la vida, y para que ella corrigiera mi tok pisin [el idioma nacional]. Así que como nos conocemos muy bien, ¡nos divertimos con la evaluación!
En un momento dado, me mostraron una frase corta en inglés y me pidieron que la tradujera a tok pisin. La frase hablaba de cortar un árbol con un hacha, pero olvidé la palabra para hacha. Lo único que venía a mi mente era “Troxel” (la marca de algo, ¡creo!) Mi ayudante del idioma parecía confundida. El hombre que estaba evaluando mi progreso escuchó: “Trosel” (“tortuga”) ¡Él pensó que yo había dicho que estaba cortando el árbol con una tortuga! (La palabra correcta es “tamiok”, ¡en caso de que quieran saberlo!)
En otro momento, estaba contando la historia de mi vida, mi testimonio, a mi ayudante del idioma. Accidentalmente dije: “Yo como niños”, en lugar de “Yo como CON niños”; ¡una diferencia importante!
¡No hace falta decir que el aprendizaje del idioma continúa!
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