30 de noviembre, 2017
Una vez vi un video en YouTube sobre un pollo que podía tocar una canción en un teclado electrónico accionando las teclas con su pico. No fue nada del otro mundo, pero me pareció muy bueno, tomando en cuenta que el cerebro de un pollo es más pequeño que una arveja [guisante] común. Menciono esto porque mientras estoy sentado aquí, escribiendo este informe, con mi mano izquierda completamente envuelta en un vendaje voluminoso, pienso que si ese pollo tomara una o dos clases sobre procesamiento de textos, entonces probablemente podría ser mi digno rival en una competencia de palabras por minuto en este momento.
Supongo que si fuera un mejor misionero, no dudaría en decir algo como que esto es “una lección sobre paciencia”, pero honestamente creo que sería más preciso describirlo como “una lección sobre frustración”. Dios nos dio dos manos útiles por una razón, y esa es la razón, es decir, que tener una sola mano utilizable es algo ridículo.
Sí, lo siento, voy a dejar de gimotear ahora mismo. Sé que tengo muchos motivos para estar agradecido en todo este asunto. Me estoy cansando un poco de ni siquiera poder amarrarme los zapatos, ¿comprenden? Bueno, sigamos con el informe:
En esta ocasión trataré de ser breve en cuanto al aspecto médico de las cosas, ya que mi padre me ha informado que mis últimos dos informes casi le causan náuseas, y si no hubiera sido por su curiosidad morbosa (y por su presumible interés en el bienestar de su hijo) no hubiera terminado de leerlos. Entonces, la continuación de la historia “amistosa con el padre” es que después de que los médicos de nuestra misión me curaron lo mejor que pudieron en nuestra clínica de PNG, la familia y yo tomamos un vuelo hasta Cairns, Australia, para que un cirujano ortopédico terminara el trabajo.*
Al final, resultó que dentro de mi laceración las cosas no estaban tan bien como habíamos pensando al principio; además de los muchos fragmentos incrustados, la articulación del nudillo de mi dedo del corazón también había sido impactada y se estaba infectando debido a las partículas del disco que habían penetrado, y uno de los tendones de mi dedo índice había sido cortado. Fue difícil conseguir una respuesta franca del cirujano, pero parece que él consideró que mi lesión estaba en la escala de gravedad de heridas en algún punto entre un corte de papel y una amputación ; es una escala muy vaga, aparentemente.
Después de dos cirugías (una para terminar de retirar los fragmentos incrustados del disco de corte de la amoladora angular, y la otra para volver a unir el tendón cortado), ya estoy listo para partir, mi mano está vendada con seguridad dentro de una tosca envoltura protectora de estilo momia que se puede clasificar entre una férula y un yeso. Me han dicho que voy a usar esta “antorcha” durante las próximas tres semanas y media (no es el panorama más divertido en el calor y la humedad tropical). Todavía no he podido ver la herida, pero el cirujano me prometió que todo esto me va a dejar una gran cicatriz irregular, bueno, al menos tendré un buen recuerdo para llevar conmigo.
Otro detalle positivo que surgió de esto fue que debido a que Rochelle y los niños pudieron acompañarme en mi viaje médico, ¡todos pudimos divertirnos un poco disfrutando de la cultura occidental entre mis cirugías! Es difícil explicar el nivel de alegría que puede experimentar el corazón de un inmigrante por el simple hecho de ir a una tienda de víveres occidental después de vivir sin una durante unos años, pero la palabra “increíble” definitivamente es la apropiada.
Y para los niños fue aún más mágico; ¡pudieron comer fresas, uvas y cerezas! Fueron a la “casa” de McDonald, y ¡montaron en autobuses, ascensores y escaleras eléctricas!** Incluso pudimos llevarlos a un acuario, donde vieron rayas y tiburones; pudimos coleccionar una buena cantidad de recuerdos, ¡seguro!
Fue muy divertido, pero también un poco raro a veces. Cuando tomas niños pequeños que han sido criados en la selva y los llevas fuera, a un contexto “normal”, pueden tener la tendencia a no integrarse tanto como sus padres podrían esperar. De hecho, a menudo sentía como si estuviera tratando de visitar centros comerciales y guiando a tres monos capuchinos.
Como nuestro país está muy lejos, nuestros hijos nunca han tenido mucha experiencia con cosas como el tráfico, o los desconocidos, o lugares donde no es bien visto subirse en cosas, a pesar de que puedas hacerlo muy, muy bien. En realidad este último asunto hizo necesaria una “reunión familiar”, después de lo cual, Manny le informó casualmente a nuestro taxista que “Sí, Tucker y yo no conocemos las reglas aquí”.
Con la increíble cantidad de estímulos desconocidos golpeando constantemente sus sentidos, sus heroicos y breves lapsos de atención, y su evidente ingenuidad de la vida moderna, considero como un pequeño milagro especial que solo hayamos perdido a nuestros hijos una vez durante todas nuestras salidas.***
Después de recibir el “visto bueno” del cirujano, regresamos a PNG, y estamos pensando estar de vuelta en la tribu más o menos dentro de una semana. Esperamos que sea un tiempo suficiente para que la neumonía de Tucker esté bajo control antes de nuestra salida. Y sí, leyeron correctamente; alrededor de cuatro horas después de nuestra llegada al centro misionero esta mañana, a nuestro hijo de cuatro años le diagnosticaron el comienzo de una neumonía, por lo cual no podemos comprometernos con nada en estos días.
De todos modos, ¡muchas gracias por sus oraciones a lo largo de las últimas semanas!
*Esta era la opción más cercana disponible.
**No había pensado en esto antes de que mis hijos me mostraran el concepto, pero ¿sabías que si te caes en una escalera eléctrica ascendente, puedes seguir rodando indefinidamente por las escaleras? Sí, ESO no les pareció simpático a los transeúntes en absoluto.
***Sucedió en una tienda de Target. Los encontramos acurrucados y llorando, unos pasillos más adelante de nosotros, con un miembro del personal preocupado, quien trataba de obtener información de ellos. Sin duda no son los cinco minutos favoritos de nuestro viaje.
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