16 de octubre, 2017
El tiempo que pasamos en Taina desde mediados de agosto hasta mediados de septiembre fue muy bueno. Una sorpresa muy agradable fue la noticia de un nuevo creyente que confió en Cristo el año pasado.
La prueba de que un creyente está vivo con la vida de Cristo se muestra de la misma manera que una ramita aparentemente muerta da un brote verde que se convierte en una flor. En el caso de Laureano, la vida de Cristo se está mostrando en su vida mediante un gran cambio exterior: de ser el haragán y el ladrón de la aldea a ser una persona agradable y un trabajador honesto. Él llegó a compartir personalmente con los otros creyentes que dejaba de robar de todos sus huertos y trampas de peces porque había escuchado en la Palabra de Dios que eso era pecado.
Él compartió que antes de confiar en Cristo, vivía una vida como quería, sin pensar que robar era malo. Pero después de ser salvo oyó la enseñanza bíblica de que robar era pecado y que Dios ordenaba a Sus hijos que no robaran sino que trabajaran.
Cristo inquietó su corazón y le dio el deseo de cambiar. ¡Él compartió cuán feliz y contento vive ahora de los huertos que él mismo ha talado y hecho! Yo, Barry, pregunté en la aldea si era cierto que Laureano había dejado de robar. ¡Ellos confirmaron que sí, que era verdad! ¡Qué les parece! Al responder al deseo de Cristo, Su vida se muestra en nosotros. ¡Qué maravilloso!
1 Juan 5:12 “El que tiene al Hijo, tiene la vida…”
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