Más de cincuenta hombre se habían reunido para dar testimonio de la obra de Dios, tanto a nivel personal como a nivel del pueblo. Estábamos entre gigantes espirituales.
Mi compañero de trabajo Alan McDole y yo acabamos de regresar de un viaje de tres semanas a Papúa Nueva Guinea, donde grabamos entrevistas, fotos y videos para la revista y el sitio web de Ethnos360.
Lo más destacado del viaje fue el tiempo que pasamos con los creyentes de la etnia mouk. Rick Zook soplaba un cuerno de corteza para señalar que era hora de reunirse. Cuando entramos al recinto de la iglesia nos esperaban más de cincuenta hombres, incluidos ancianos y diáconos mouks. Muchas personas tuvieron que caminar varios días para asistir.
El Evangelio se ha arraigado en el pueblo mouk de Papúa Nueva Guinea, y sigue creciendo. Entre los reunidos estaban los misioneros mouks con los que Rick y Anji se asociaron para alcanzar al pueblo lusi. Otros misioneros mouks están estudiando el idioma kove, y otros están estudiando el idioma anem, con el fin de hacer discípulos en estas etnias.
Los hombres estaban esperándonos, y Rick les tradujo por qué habíamos ido. ¿Por qué? Para que los creyentes de todo el mundo sepan de la poderosa obra que Dios haciendo de edificar Su Iglesia en y a través de la gente mouk y para que solo exalten el nombre de Dios en alabanza. Regresamos con el mensaje de los creyentes mouks de que el trabajo aún no ha terminado; todavía se necesitan más misioneros, tanto extranjeros como nacionales, para trabajar mano a mano con el fin de alcanzar otros grupos étnicos de Papúa Nueva Guinea.
Cada persona que entrevistamos nos agradeció por ir, por nuestro ministerio y por nuestra asociación con ellos en el Evangelio.
¡Qué tiempo tan alentador, afirmador y promotor de humildad!
¡Alabado sea Su nombre por edificar Su Iglesia!
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