UN DESCONOCIDO EN LA PUERTA
24 de septiembre, 2016
Hacia el medio día, la asfixiante humedad dentro de la pequeña choza de barro africana se volvía insoportable. Gotas de sudor inundaban mi frente y la ropa se pegaba a mi cuerpo. ¡Era difícil acostumbrarse a vivir sin electricidad y ventiladores!
Era octubre de 1987, pero a pesar del irritante calor, aquellos eran días emocionantes. Hacía apenas seis semanas que Marina y yo nos habíamos mudado con nuestros cuatro hijos pequeños a esta zona apartada del noreste de Costa de Marfil, África Occidental. Estábamos ansiosos por ser de ayuda y bendición a la gente tribal lorón y también a los otros misioneros que estaban viviendo y trabajando entre ellos.
Había pasado la mayor parte de la mañana tratando de analizar algunos de los verbos y pronombres del idioma lorón, y fue alentador sentir que estaba, por fin, comenzando a lograr algún progreso en el reconocimiento y la comprensión de algunos de los complicados patrones del idioma.
Mientras estudiaba cuidadosamente cuadros de pronombres extendidos ante mí sobre el sencillo escritorio de madera contrachapada, mi concentración fue interrumpida por el sonido de pasos que se acercaban a la puerta de malla de la pequeña choza de barro. Aparecieron dos hombres en la entrada. En lugar de tocar a la puerta dijeron el ya conocido ‘kaw kaw’ para hacerme saber de su presencia.
Ya conocía a uno de los hombres; su nombre era Chavaray. En las semanas anteriores nos había ayudado mucho para acoplarnos a la vida de la aldea. En esa mañana él había estado sacando agua del pozo cavado a mano que está justo al lado de nuestra casa para lavar una ropa nuestra. El otro hombre era un desconocido; nunca antes lo había visto. Llevaba una larga bata religiosa, pero parecía un hombre lorón.
Invité a los hombres a que entraran en la choza y Chavaray me presentó al recién llegado. Su nombre era Hovaray. Cuando nos saludamos y nos estrechamos firmemente las manos, pude sentir la aspereza de su piel. Era evidente que había estado trabajando duro, probablemente en sus campos, sembrando comida para su familia. Cuando lo miré a los ojos, sentí una inusual intensidad y estado de alerta. Era una de esas personas que dejan una impresión permanente cuando las conoces. Hovaray tenía unas preguntas para las que desesperadamente quería respuestas, y pensaba que nosotros podríamos ayudar.
Como apenas teníamos unas pocas semanas de estar viviendo en la aldea, todavía no podía comunicar mucho en la lengua lorón; habíamos aprendido algunos saludos básicos y algunas expresiones útiles, pero necesitaríamos de años de estudio concentrado del idioma antes de podernos comunicar eficazmente con la gente lorón en su propio idioma. Hovaray solo podía hablar su lengua nativa; no hablaba nada de francés, el idioma nacional. Sin embargo, Chavaray me explicó en francés por qué había venido Hovaray.
Hovaray estaba buscando la verdad. Estaba desilusionado con el culto a los ídolos que impregnaba todos los aspectos de la sociedad lorón. En una ocasión se mudó a una ciudad apartada de su gente y trató de encontrar ‘la verdad’ siguiendo la religión principal de esa región, pero allí tampoco halló paz o satisfacción. Después de regresar a su aldea, estaba teniendo un sueño recurrente, pero no podía entender su significado. Cuando se enteró de que había gente de raza blanca viviendo cerca de su aldea, estuvo seguro de que ‘los blancos’ podían ayudarlo a descubrir el significado de su sueño.
Hovaray nos dijo que en su sueño él veía un libro. Había ciertas palabras en la cubierta del libro, pero como no sabía leer, no estaba seguro de qué palabras eran; dijo que si viera el libro, lo reconocería. En su sueño había visto un recinto amurallado, y dentro de este había descubierto el libro. También había visto personas que eran puestas en un pantano y estaban completamente cubiertas de agua. No entendía el significado del sueño, pero a medida que se repetía se ponía muy ansioso por saberlo.
A medida que Hovaray repetía las palabras que pensaba que había visto en el libro, yo me esforzaba por entender lo que él estaba diciendo; las palabras no parecían ser de su propia lengua. Tome mi Biblia de inglés y se la mostré y le pregunté: —¿Es esto lo que viste en tu sueño?
Él respondió: —No, ese no es el libro.
Le mostré una Biblia en francés. —No, eso tampoco es. No se me ocurría qué otra cosa mostrarle y no sabía qué más podía hacer para ayudarlo.
Hovaray estaba seguro de que estaba en el lugar correcto, porque cuando llegó a nuestra casa esa mañana, había notado la pared de ladrillos de barro y piedras que rodeaba la casa. Las paredes estaban allí para mantener a las vacas y las cabras de la aldea fuera del patio, pero para Hovaray era igual al recinto que había visto en su sueño. Él estaba seguro de que este era el sitio donde podía hallar el libro. Seguía repitiendo las palabras que pensaba que había visto en el sueño.
Entonces recordé el evangelio de Juan que había sido traducido al idioma lorón por un traductor suizo. Esta porción de las Escrituras fue la primera en ser imprimida en lorón tan solo uno o dos años antes, pero como no había personas de esta etnia en nuestra zona que supieran leer, casi nadie la había visto. Había un par de estos libritos en lo alto de un estante justo debajo del techo de paja dentro de la pequeña choza de barro. Alargué la mano y tomé uno de los libritos del estante. Cuando me di la vuelta con el libro en mi mano y le pregunté a Hovaray si esto era lo que estaba buscando, escuché un gemido y una respuesta emocionada. —Sí, ¡ese es el libro! —dijo él.
Se lo entregué y él lo tomó con ambas manos. Lo contemplaba con ojos muy abiertos y repetía lentamente: —Sí, ¡este es!
En ese día no teníamos idea de lo que el Señor iba a hacer en y a través de Hovaray, o de hecho, en y a través de muchos otros hombres y mujeres lorones a medida que el Evangelio se apoderara de la gente lorón de Costa de Marfil. Hovaray comenzó a asistir a los estudios bíblicos semanales que llevábamos a cabo bajo un árbol de mango grande en el borde de la aldea. Un par de meses después de nuestro primer encuentro, él depositó su confianza en el Señor Jesucristo para salvación.
Hovaray, creemos, fue uno de los primeros lorones en llegar a tener un claro entendimiento de la gracia de Dios. Rápidamente comprendió que la oferta de salvación de Dios no tenía nada que ver con nuestras buenas obras, sino que era solo por gracia, por medio de la fe únicamente, solamente en Cristo.
Después de creer en el Señor Jesús, no tuvo más sueños con libros o recintos amurallados o aguas bautismales. Él había encontrado la verdad. Ya no era un extraño en la puerta, había entrado en las riquezas gloriosas de la gracia y el amor de Dios.
Durante casi treinta años Hovaray hizo todo lo posible por compartir las buenas nuevas del Evangelio de Cristo con su familia, sus vecinos y otros grupos étnicos de la región. Participó en cada aspecto de la actividad de la iglesia entre la gente lorón y sirvió al Señor con ilimitado amor y entusiasmo.
Él fue una inspiración y un desafío para muchos jóvenes cristianos lorones que se han dedicado a servir a Dios por medio de la enseñanza bíblica, la alfabetización, la traducción de la Biblia y el desarrollo comunitario.
El 27 de julio de 2016, después de una corta enfermedad, Hovaray partió para estar con su Salvador. Damos gracias al Señor por la vida y el ministerio de este querido hermano.
PATRICK
28 de octubre, 2016
Cuando estuvimos en Senegal hace un par de meses, conocimos a un joven africano llamado Patrick; es de Liberia y sabe hablar inglés. Cuando nos dijo su nombre, yo dije: ‘Patrick es un gran nombre, de hecho es el nombre del hombre que llevó el Evangelio a Irlanda’.
Él me preguntó cuándo había sido eso; así que hice un cálculo aproximado y dije: ‘Probablemente eso sucedió hace unos mil quinientos años. Él se limitó a mirarme fijamente sin decir una palabra; luego apartó la mirada.
No tengo idea en qué estaba pensando él, pero empecé a sentirme incómodo al darme cuenta cuánto tiempo les había tomado a los misioneros evangélicos llevar el Evangelio a los muchos grupos étnicos de África occidental.
Todavía hay por lo menos 2500 grupos étnicos en todo el mundo que no tienen acceso al Evangelio en su propia lengua. La Palabra de Dios es una antología de mandatos, esfuerzos y actividades misioneras, y sin embargo aún hay muchas personas que no la han oído.
La Misión New Tribes tiene una estrategia clara que guía de principio a fin el trabajo que hacemos, desde decidir dónde comenzar un ministerio hasta el punto de ver una iglesia establecida que madura.
- Llevamos a cabo vastas evaluaciones de grupos étnicos en África; en Sudamérica; en Asia; y aun en regiones del hemisferio norte, para determinar dónde están ubicados los pueblos más necesitados.
- Creemos que es más eficaz llevar el Evangelio a la gente en el idioma que hablan en sus propios hogares, por lo tanto, nuestros misioneros pasan años estudiando cultura e idioma con el fin de presentar las buenas nuevas en una manera clara y comprensible.
- Traducimos la Palabra de Dios al idioma de la gente.
- Enseñamos a la gente a leer y escribir en su propia lengua.
- Y después presentamos la Biblia en una forma sistemática, desde el principio, para que la gente pueda recibir una imagen clara de quién es Dios; cómo se ha rebelado el hombre contra Dios; y cómo Dios ha provisto un camino de salvación por medio de la fe en el Señor Jesucristo, el Redentor prometido.
En los últimos años el Señor ha estado usando en Su gracia a New Tribes Mission para llevar el mensaje del Evangelio a una nueva tribu cada 45 días. Estos son tiempos emocionantes, pero también hay muchos obstáculos y desafíos.
¿Orarás para que Dios continúe levantando muchos más misioneros para llevar el Evangelio a aquellos que nunca lo han oído?
CASI EL 70% DEL NUEVO TESTAMENTO EN IDIOMA LORÓN ESTÁ COMPLETO
30 de octubre, 2016
En las últimas tres semanas tres hombre de la etnia lorón y un consultor de traducción bíblica trabajaron en una revisión exhaustiva, versículo a versículo, del evangelio de Mateo, el cual ha sido traducido al idioma lorón. Ellos ya terminaron la revisión y han regresado donde sus familias en el norte de Costa de Marfil.
Una vez que se hayan hecho las correcciones y los cambios finales, el borrador estará listo para ser imprimido para los creyentes lorones. Esto significa que casi el 70% del Nuevo Testamento en idioma lorón ya está traducido, revisado por el consultor y disponible para la iglesia de esta etnia.
Alaba al Señor con nosotros por este gran paso adelante.
Gracias por todas tus oraciones y apoyo para ayudar a que esto ocurriera.
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