¡Desayuno en el camino!
6 de octubre, 2016
A comienzos de agosto viajamos a Dakar para asistir a un seminario de alfabetización. Después de mirar el precio de los boletos de avión, decidimos afrontar esto e ir en auto. Hay dos rutas para llegar allí —y sabíamos que probablemente necesitaríamos detenernos dos noches, sin importar cuál de las dos tomáramos. Finalmente decidimos tomar el camino más largo porque tenía menos sitios malos. Además, lograríamos ver unas partes del país que no conocíamos. ¡Ya que terminó siendo toda una aventura pensamos que te contaríamos un poco de ella!
¡AQUÍ VAMOS!
Día 1:
Queriendo adelantarnos a los tractocamiones que congestionan las estrechas carreteras de la montaña, salimos de nuestra casa a las 4 a.m. Por supuesto, ya que es un poco extraño estar viajando a esa hora, nos detuvieron varias veces en los puestos de control antes del amanecer. Afortunadamente, cuando se enteraban que éramos misioneros, rápidamente nos mandaban seguir nuestro camino.
Sabíamos qué esperar en esta parte del viaje (vías estrechas, pavimentadas, muchos baches, sin barandillas) ya que habíamos conducido en estas carreteras un par de meses antes, pero aun sabiendo lo que nos esperaba, ¡algunas de estas curvas cerradas de la montaña nos resultaron inquietantes!
Nos detuvimos al borde del camino para desayunar con un sándwich de huevo frito con pan del sitio y una bebida caliente parecida a la tapioca hecha con harina de maíz. Almorzamos con sobras de pizza recalentadas a la luz del sol sobre el panel de instrumentos del auto.
Después de once horas y 400 km, llegamos a nuestra primera parada. Pudimos alojarnos en la casa de huéspedes de otra misión y los misioneros encargados de administrarla nos invitaron a comer en un restaurante con ellos (¡fue una de las mejores comidas que hayamos disfrutado en Guinea!).
Debido a que tuvimos que madrugar nos fuimos a la cama rápidamente después de la cena.
Día 2:
Nuestro objetivo era llegar a la frontera tan pronto como fuera posible, por lo tanto, queríamos arrancar temprano otra vez. Salimos de la casa de huéspedes a las 6 a.m., pero casi de inmediato Michael notó que algo andaba mal; efectivamente, ¡teníamos un neumático completamente desinflado! ¡Afortunadamente estábamos en una ciudad y no en medio de la nada! Como la ciudad apenas estaba despertando, condujimos unas cuadras y vimos un taller de reparación de neumáticos (¡un cobertizo!) que no estaba abierto todavía.
Nancy comenzó a repartir barritas de cereal para el desayuno mientras esperábamos a que abrieran, y después de 15-20 minutos apareció un hombre en una bicicleta. Dijo que conocía al dueño y que lo conseguiría para que nos atendiera. Pensando que iba a ser de mucha ayuda, creímos lo que nos dijo; pero después de esperar un poco más de una hora (!), Michael miró a su alrededor y encontró un número telefónico en un costado del cobertizo. Llamamos y nos dijeron: “¡Ya voy en camino!”; treinta minutos más tarde apareció el verdadero ‘hombre de las llantas’, y el primer hombre apareció unos diez minutos después y continuó su camino (¡no tenemos idea dónde estuvo él durante todo ese tiempo!) Afortunadamente solo era un problema con el vástago de la válvula y fue fácilmente reparado en treinta minutos (¡por solo un dólar!) y a las 9 a.m. estábamos de nuevo en la carretera.
Sabíamos que este iba a ser el día más complicado con relación al estado de las carreteras, y en efecto, aproximadamente una hora después (alrededor de 60 km) llegamos a carretera de tierra. En los primeros 25 km tardamos una hora, y fue una marcha muy abrupta. Vimos muchos lugares donde la carretera de la montaña se había erosionado, dejando apenas suficiente espacio para el paso de un solo vehículo. Rápidamente aprendimos que si alguien se había tomado el tiempo para poner un palo en un agujero, ¡es porque era GRANDE!
En los siguientes 60 km demoramos otras dos horas. Esta sección estaba en el proceso de ser mejorada mediante nivelación y ampliación, y había muchas secciones donde la montaña había sido cortada o dinamitada. ¡Realmente parecía como si estuviéramos es una carrera de vehículos todoterreno!
Comimos algunos “Pretzel hot-pockets” caseros al almuerzo, también calentados al sol.
Alrededor de las 2 p.m. nos detuvimos en el primero de doce (!) lugares en que debíamos ser inspeccionados en la frontera. (Lado de Guinea: 3 controles de aduana, 2 revisiones del pasaporte, 2 revisiones del vehículo; lado de Senegal: 1 control de salud (en cuanto a ébola y fiebre amarilla), 1 control de naturaleza forestal/protegida, 1 control de aduana, 1 revisión del pasaporte y 1 revisión del vehículo). Afortunadamente llegamos en el momento perfecto, ¡no en la hora pico de la mañana ni en la hora pico de la tarde! Nunca vimos otro vehículo en los 60 km de paradas en los pasos fronterizos ¡y solo tardamos dos horas! Estábamos muy felices, ya que eso puede demorar MUCHO más si las cosas se complican.
Después de recorrer aproximadamente una hora dentro de territorio senegalés nos detuvimos para pasar la segunda noche. Michael había encontrado un sitio web de un hotel, así que al menos teníamos idea de dónde podíamos quedarnos. Pudimos conseguir dos habitaciones con aire acondicionado: una tenía una mini nevera y un mosquitero que Nancy, Emma e Isaac compartieron en una cama doble, la otra tenía tres camas sencillas en las que durmieron Michael, Titus y Micah. También había una piscina y desayuno (pan, mermelada y café) incluido en la mañana; en general, ¡quedamos bastante impresionados!
Volvimos a irnos muy temprano a la cama ya que estábamos físicamente cansados por los estrujones y los 400 (o algo así) km que viajamos.
Día 3:
Como el hotel nos proporcionó el desayuno, no salimos sino hasta las 8:30 a.m. Este día transcurrió (¡afortunadamente!) en su mayor parte sin incidentes. ¡Todas las carreteras principales de Senegal estaban muy bien pavimentadas y sin baches! Nuestra única preocupación era hacer los giros correctos ya que las señales de carretera eran casi inexistentes, y era la primera vez que estábamos haciendo este viaje por nuestra cuenta.
Para almorzar compramos pan al lado de la carretera y tomamos la carne de algunos restos de pollo del restaurante donde estuvimos la noche anterior e hicimos unos sándwiches de pollo frío.
La única vez que nos extraviamos durante todo el viaje fue en la última hora; hicimos un giro equivocado, pero nos dimos cuenta que aún así podíamos continuar y llegar a Dakar, sin embargo, fuimos bloqueados por un tractocamión que se había volcado en la carretera y tuvimos que retroceder durante 30 minutos o algo así. Afortunadamente llegamos a Dakar alrededor de las 5:30 p.m. después de conducir durante 600 km.
Después de saludar a todos nuestros amigos que ya estaban en Dakar, encontramos un sitio de ‘comidas rápidas’ y caímos rendidos de sueño en una fonda.
Pasamos dos semanas en Dakar.
HOGAR, DULCE HOGAR
Día 1:
El primer día fue muy tranquilo, pero tomamos una foto de esta estación de servicio completo (¡suple todo tipo de necesidades, incluso religiosas!), y como había funcionado muy bien antes, comimos sándwiches de pollo frío con un pollo que Nancy había preparado el día anterior.
Pasamos la noche en el mismo hotel y los niños aprovecharon la piscina otra vez.
Día 2:
¡De lejos el más ajetreado de todo el viaje! Salimos del hotel alrededor de las 8 am, cruzamos la frontera en dos horas y media y ¡nos preparamos para el “tramo malo”! Cerca de la frontera hay un Parque Nacional, así que vimos varios grupos grandes, 20-50, de monos atravesando la carretera en frente de nosotros.
Debido a la temporada lluviosa (estuvimos en Dakar en la cima de esta), las calles de tierra se habían vuelto un poco más fangosas desde la vez que nos extraviamos. Incluso tuvimos que usar nuestra 4WD [tracción en las cuatro ruedas] varias veces, pero afortunadamente ningún pozo de lodo estaba demasiado profundo. Encontramos varios tractocamiones atascados en el barro y en todos, menos en un caso, fuimos capaces de manejar a campo traviesa muy fácilmente alrededor de ellos.
También logramos sacar un pequeño sedán de un ‘montículo’ de lodo, a donde había ido a parar por escoger mal su camino y tenía las cuatro ruedas colgando en el aire mientras que el centro del auto se balanceaba sobre el barro.
En una de esas curvas cerradas de la montaña encontramos un tractocamión que había tomado la curva de manera demasiado ajustada y las ruedas del remolque se habían salido del borde, tirando del remolque hacia abajo de la ladera de la montaña e inclinando la cabina. El remolque se balanceaba sobre los árboles y los matorrales que crecen en el costado de la montaña, mientras la cabina seguía en la carretera. Más o menos treinta personas estaban escarbando entre los suministros que llevaba el automotor. Doblando los espejos retrovisores del auto, logramos pasar estrechamente y continuamos nuestro camino.
Lo más divertido que tuvimos fue cuando llegamos a un hoyo de barro donde la carretera había sido hendida en la montaña y tenía paredes verticales de 12 m en un lado y 3-4.5 m en el otro. Un tractocamión estaba atascado en el hoyo, bloqueando casi toda la carretera. Aproximadamente treinta personas estaban allí, la mitad intentando ayudar a sacar el tractocamión, la otra mitad ayudando a otros a pasar. Ellos habían cortado un camino lo suficientemente grande para que pasara un vehículo en el lado más bajo, ¡pero había que conducir el auto a través de una cuesta empinada, sinuosa y resbaladiza de 3 m de altura para llegar al camino!
Algunos hombres ataron una soga en la parte delantera de nuestro auto, asegurándonos que serían capaces de arrastrarnos si nos deslizábamos. Ellos habían construido una rampa con tierra y con las cosas que habían cortado para hacer el camino; ¡afortunadamente pudimos subir la pendiente hasta ese camino de la ladera de la montaña, y condujimos en un ángulo más allá del tractocamión y descendimos a la carretera nuevamente (todo eso sin caer ni quedar atascados)! Los hombres con la soga corrieron delante de nosotros todo el tiempo (aunque no estoy seguro de qué habrían podido hacer si realmente hubiéramos empezado a deslizarnos). Les dimos un poco de dinero por su ayuda, llevamos a uno de ellos hasta la siguiente aldea, y seguimos nuestro camino. Nancy pensó que había grabado en video esta experiencia para compartirla con todos ustedes, pero lamentablemente ¡la grabación nunca comenzó! ¡CASI nos devolvemos y lo hacemos nuevamente solo para hacer un video!
Esa noche dormimos en una fonda en una ciudad que está a unas nueve horas de nuestra casa, por lo tanto, nuestro tercer día sería más corto.
Comimos galletas saladas, cecina y frutos secos a la hora del almuerzo y rápidamente nos detuvimos en el restaurante donde comimos en nuestro viaje de ida y conseguimos algo de comida para llevar.
Esa noche caímos rendidos de sueño otra vez —la última parte del día, la lluvia y la oscuridad sobre carreteras sinuosas y sin barandillas protectoras en la montaña nos habían agotado.
Día 3:
Comenzamos a las 6 a.m. comiendo nuevamente barritas de cereal y frutos secos al desayuno; almorzamos con cecina y pan. Estábamos muy agradecidos por el aire acondicionado durante todo el viaje, ¡pero especialmente en este tramo porque llovió durante todo el día! Llegamos a Conakry a tiempo para cenar en un restaurante y en la hora en que no llovió, ¡pudimos descargar el auto a tiempo para dormir!
Gracias por ir en este viaje con nosotros, y muchas gracias por todas tus oraciones durante este viaje. ¡Realmente no podríamos haber tenido un mejor viaje!
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