CUANDO LOS HIJOS ESTÁN AFLIGIDOS
4 de julio, 2016
En el último par de semanas, hemos experimentado algo nuevo con nuestros hijos. Dolor; no solo llorando por alguien que ellos echaban de menos, sino profunda tristeza por las pérdidas que han experimentado en sus pocos años de vida en este mundo caído. Yo no estaba preparada y me he sentido totalmente incapaz.
Hace dos semanas, tuvimos el privilegio de asistir a la conferencia anual de la misión. Es un momento estupendo para ponernos al día con todo lo que Dios está haciendo en las Filipinas y para reencontrarnos con los amigos. Aunque servimos en el mismo país, al servir en diferentes islas se hace difícil para nosotros reunirnos, y a veces incluso pasa un par de años entre visitas. Nuestros hijos tienen amigos aquí con los que han crecido desde que nacieron, así que es un tiempo especial para ellos en particular.
Después de dos semanas de diversión y amigos, iniciamos el largo viaje de regreso a nuestra isla; y fue entonces que empezaron las lágrimas. Pensé que era apenas el llanto normal de la despedida y di mi charla normal de “consuelo” y los dejé llorar. Sabía que eso desaparecería tan pronto como llegáramos a casa.
Pero a medida que pasaban los días la situación sólo empeoraba; sollozaban y sollozaban. Y fue entonces que supe que se trataba de algo más que solo el llanto normal de la despedida. Ellos hablaban durante horas acerca de cosas, personas y lugares que echaban de menos. Y las preguntas… las preguntas son las que me conmueven.
Siempre hemos sido muy honestos y sinceros con los porqués, los dóndes y los cómos de nuestro ministerio. Los niños nos han visto luchar y llorar, pero nos dimos cuenta de que ya no son pequeños y no les basta con nuestra explicación de las cosas. Están lidiando por sí mismos con los porqués, los dóndes y los cómos.
“¿Por qué no podemos hablarle a la gente acerca de Jesús en Estados Unidos?”
“¿Por qué fuimos llamados al campo misionero y a despedirnos de nuestra familia pero fulano no tiene que hacerlo?”
“¿Por qué no podemos vivir cerca de nuestros amigos?”
“¿En qué manera volar un helicóptero realmente le habla a la gente de Jesús?”
“Si se supone que todos los cristianos deben hablarle a la gente acerca de Jesús, entonces ¿por qué no hay más personas yendo a donde la gente no sabe?”
“¿Por qué son tan difíciles las despedidas?”
“¿Por qué extrañamos tanto a la gente?”
“¿Por qué tuvimos que mudarnos de Palawán?”
“¿Por qué tenemos que mudarnos todo el tiempo?”
“¿Por qué no podemos simplemente irnos al cielo ahora para que no tengamos que llorar más?”
Sí… intenta y responde estas a unos niños de once y nueve años de edad…
Mi primera reacción es tratar de distraerlos con algo más para que dejen de llorar y quizá se olviden de las preguntas que están haciendo y las luchas que están experimentando. Pero eso es sencillamente egoísta porque realmente esa reacción es porque no quiero tener que lidiar con eso y no quiero verlos sufrir.
Las últimas semanas nos han llevado a Josh y a mí a estar de rodillas. Yo he necesitado urgentemente a Jesús porque no tengo respuestas para todas esas preguntas; no puedo quitarles el dolor. Hemos buscado al Señor, Su Palabra, y la sabiduría de otros misioneros e hijos de misioneros que han pasado por esto antes de nosotros. Definitivamente no tenemos las respuestas, pero en nuestra búsqueda, Dios ha respondido en unas maneras poderosas:
- El duelo toma tiempo y no se puede apresurar. Déjelos llorar, óigalos hablar, incluso si es por varias horas todos los días; ellos necesitan ventilarlo.
2. Observe y reconozca cuando están luchando. No lo minimice ni “trate de hermosearlo”. Sea ese lugar seguro al que puedan acudir e incluso búsquelos cuando vea que están sufriendo.
3. Los cambios también toman tiempo. Un amigo nos dijo que se necesita aproximadamente de un año para uno sentirse como en casa en un nuevo lugar. Influye mucho, incluso después de considerar que muchas cosas suceden anualmente: navidades, cumpleaños, cosas que haces que crean recuerdos. Creo que una de las razones por las que fue tan difícil para nuestros hijos volver a “casa” en esta ocasión es porque era la primera vez que volvían a “casa”; todavía no tienen recuerdos de volver aquí.
- Lo que están soportando ahora los está preparando para lo que Dios tiene para ellos en el futuro. Serán capaces de relacionarse con y ministrar a personas que están experimentando la pérdida, echando de menos a personas, y moviéndose en una manera que muchos otros no podrían.
- Amar mucho significa sufrir mucho. Cuando amas a la gente, duele.
6. Todo lo que hacemos es porque amamos a Jesús y porque estamos agradecidos por lo que Él hizo por nosotros. Hemos hablado de cómo Jesús dejó a Su Padre y se fue a un lugar apartado de Su casa para hacer un camino para que las personas sean salvas y lleguen a Dios. Ellos se relacionan con esto al haber dejado a su familia en Estados Unidos y saben por qué estamos aquí –para hablarles a aquellos que no han oído acerca de nuestro Jesús, a quien la gente en Estados Unidos tiene acceso a través de casi todos los medios.
- Servir a Jesús es un privilegio. ¡Y ellos llegan a hacer muchas cosas que la mayoría de los otros niños no! Más vuelos en avión de los que podemos contar, bucear con tubo respiratorio en el océano, nadar en ríos de la selva, ver a la gente abrir la Palabra de Dios por primera vez, viajar por todo el mundo, tener amigos de todas partes del mundo; viven una vida de privilegios.
- Y a veces servir a Jesús requiere de sacrificio –en promedio, mis hijos se han trasladado una vez al año desde que nacieron, y tienen despedidas reales y de largo plazo varias veces al año, a veces sin saber cuándo o si sí volverán a ver otra vez a la familia y los amigos; también viven una vida de pérdida.
- No es solo nuestro ministerio; es de ellos. Dios no nos llamó solamente a Josh y a mí a las Filipinas. Él llamó a nuestra familia, y asegurarnos de que ellos sean una parte es crucial.
Hemos tratado de dejar que ellos ayuden con las cosas con que pueden ayudar, tanto como sea posible. Y a menudo ellos abren puertas con los vecinos y la población local en una manera que sería más difícil para nosotros como adultos.
10. El cielo es nuestro verdadero hogar. Si nuestra vida aquí fuera siempre buena y nunca estuviéramos tristes, entonces no querríamos ir al cielo. Ellos anhelan el cielo como ningún otro niño que yo haya conocido; es muy real para ellos. Esto es probablemente lo que más me emociona en cuanto a lo que veo que Dios está haciendo en sus vidas. Y en la de Josh y en la mía también. Vivimos la vida en el aquí y en el ahora, muy concentrados en lo visible y lo tangible. Pero no fuimos creados para estar aquí; fuimos hechos para un lugar invisible. Hay batallas ocurriendo justo ante nuestros ojos, existe un reino entero que no podemos ver con nuestros ojos físicos. Quiero que mis hijos conozcan y tengan un propósito en esta tierra, y que lo vivan a plenitud para Jesús con sus ojos puestos en su destino eterno. Y Dios está obrando eso en sus corazones. Es difícil, pero hermoso.
Por favor, sigan orando por nosotros, por todos los cuatro. Oren para que doblemos nuestras rodillas ante Aquel que trae consuelo y paz. Oren para que conozcamos nuestro propósito y lo vivamos al máximo. Oren para que aprendamos a sufrir bien y a ayudar a otros que están sufriendo. Oren para que vivamos nuestra vida en la tierra, pero que la vivamos para el cielo.
POR SUPUESTO, ÉL NO ES SEGURO
9 de agosto, 2016
Como misioneros, la gente nos hace algunas preguntas extrañas, especialmente mientras estamos tomando un año sabático. Y muchas veces nos hacen las mismas preguntas. Las más comunes incluyen -“Entonces, ¿no les encanta estar allí?” ¿Es como estar de vacaciones todo el tiempo?” (¡ah!) “¿Cuántas personas han conducido a Cristo?” Y probablemente una de las mejores es -“¿Es seguro allí?”
El diccionario describe seguro como: protegido de o no expuesto a peligro o riesgo; sin probabilidad de sufrir daño o pérdida; ileso, sin ningún daño. Creo que entiendo lo que pregunta la gente, pero a veces deseo hacerles la misma pregunta -“¿Estás seguro aquí?”
No me malinterpreten; me importa la seguridad y estar consciente y ser cuidadosa, pero parece más como una pregunta cargada de temor: “¿Estás segura que deberías estar haciendo lo que estás haciendo? Porque podrías resultar muerta, tú sabes”.
Siendo la nerd que soy, una buena cita del Señor de los Anillos siempre da equilibrio…
“Es un asunto peligroso salir de tu puerta, Frodo. Entra en la carretera, y si no guardas tus pies, no se sabe a dónde podrías ser arrastrado…”
Cualquiera de nosotros, ya sea que esté saliendo de la puerta en una selva de las Filipinas, o saliendo de la puerta camino al trabajo en Estados Unidos –no está seguro. No se nos garantiza seguridad de daños, peligros, riesgos o muerte. Podríamos fácilmente dejar que este conocimiento nos paralice por completo con temor. Tal vez, si te encierras en tu casa en una isla desierta y nunca sales, podrías estar “seguro”.
Sí, el trabajo que hacemos tiene riesgos y preocupaciones completamente diferentes a vivir en Estados Unidos. A veces, pensando en mi esposo, volar a algunas de las pistas de aterrizaje más difíciles del mundo me pone nerviosa. A veces, vivir donde vivimos y las cosas que suceden me hacen preocupar. Pero estar en el centro de la voluntad de Dios siempre es el sitio más seguro para estar. Y en una isla de Filipinas es donde está Su voluntad para nosotros.
Mientras Josh leía en voz alta a los niños anoche, antes de ir a la cama, del libro El León, la Bruja y el Armario, oí que leía algo que he leído muchas veces, pero me llamó la atención porque últimamente la “seguridad” ha estado en mi mente mucho.
“Aslan es un león –el León, el gran León”. “Oh”, dijo Susan, “había pensado que era un hombre. ¿Es él bastante seguro? Me sentiré muy nerviosa de conocer a un león”… “¿Seguro?” dijo el señor Castor…“¿Quién ha dicho algo en cuanto a seguro? ‘Por supuesto que él no es seguro; pero es bueno. Él es el Rey, te digo”.
¡Nuestro Dios no es seguro! Él es poderoso, justo y todopoderoso. Pero, oh, ¡Él es BUENO! Nuestra confianza no descansa en la seguridad sino en Su bondad.
BUENOS REGALOS Y MALABARES CON CUCHILLOS
19 de septiembre, 2016
Septiembre, 2014. Una pequeña y apartada aldea en el sur de Palawán. Un padre joven y soltero desgarrado por amor, presiones culturales de vergüenza y responsabilidad, y el deseo de hacer lo que era mejor para su pequeño hijo. Los plantadores de iglesias que habían abierto su corazón a este niño pequeño, y con la bendición de su padre, comenzaron el tedioso proceso de años de duración para adoptarlo, solo para que el padre cambiara de opinión en el último minuto.
Este drama se estaba incubando cuando íbamos a salir de Palawán hace dos años para tomar una breve licencia en Estados Unidos, pero no teníamos idea en ese momento de que la decisión de un hombre de una tribu pequeña y remota en el sur de Palawán sería el catalizador, “la gota que colma el vaso”, para lanzar a nuestro equipo de NTM Aviation de las Filipinas a una nueva era, y a nuestra familia a una vida de transición de más de tres años. Cuando abordamos ese avión hace dos años, esperábamos por completo regresar después de cuatro meses y continuar el ministerio de la aviación al que el Señor nos había llamado unos años antes.
Reunión con los líderes calamian tagbanwa
Todo eso cambió en unos pocos días. Mientras estábamos en Estados Unidos, nuestro programa de vuelos de Palawán se cerró, permanentemente. Teníamos los boletos para regresar a Filipinas el 29 de diciembre de 2014, ¿pero para qué? Silenciosa y suavemente, el Señor nos pidió dar otro paso; solamente uno, luego otro. La primera mitad del año 2015 nos encontró profundamente involucrados en la Evaluación de Grupos Étnicos [PGA por sus siglas en inglés] para la región de Palawán de las Filipinas. La PGA es el proceso tedioso de recopilar información detallada acerca de un grupo étnico, comprendiendo de manera general lo que los motiva, y qué acceso pueden tener al Evangelio. Este proceso es fundamental para la planeación estratégica, y determina los lugares más eficaces para situar equipos de plantación de iglesias.
Mientras estábamos sumergidos en nuestro proyecto de PGA, recibimos otra de esas llamadas telefónicas que cambian el juego. Brian Pruett, nuestro Director del Programa, llamó y preguntó si regresaríamos a Estados Unidos en mayo y ayudaríamos a reconstruir un helicóptero para llevarlo a las Filipinas. Al cabo de dos días cortos, el Señor había resuelto todos los detalles y la logística para hacer eso posible, confirmándonos que esta era Su guía, y nosotros dijimos ¡sí! Con un poco más de dos meses para terminar nuestros proyectos de evaluación, empacar las cosas de nuestra casa, y hacer la transición a Estados Unidos, nos sumergimos en un torbellino de días largos y ocupados.
Nos mudamos a McNeal, AZ, el 15 de mayo de 2015, y dos días más tarde empezamos a desarmar el nuevo helicóptero de doce años de NTM Aviation. En los siguientes meses nos pidieron que nos uniéramos al equipo de NTM Aviation de Mindanao, Filipinas, como piloto/mecánico de helicópteros, y así Josh comenzó el entrenamiento de vuelos para su licencia comercial de helicóptero en el entrenamiento de NTM Aviation mientras todavía estaba reconstruyendo el helicóptero destinado a Filipinas.
Regresamos a Filipinas en enero de 2016, y nos trasladamos directamente a Mindanao para prepararnos para la llegada de nuestro helicóptero recientemente reconstruido. Aunque Josh tiene su licencia comercial de helicóptero, simplemente no había tiempo para completar todos los cursos avanzados que él necesita para volar en las Filipinas antes de que tuviéramos regresar y prepararnos para recibir el helicóptero, por lo que nuestro ministerio principal en este momento es la logística y la organización del centro de vuelos, no volar.
Los últimos ocho meses han sido un acto de malabarismo, tratando de mantener docenas de pequeños proyectos y responsabilidades avanzando todos al mismo tiempo, con la meta final de trasladar nuestro centro de vuelos de Mindanao a un nuevo sitio, y preparar bien a nuestro equipo para servir a los misioneros de Filipinas bajo un nuevo paradigma con helicópteros. Mientras Josh se concentra en toda la logística y la construcción requeridas para el cambio de nuestro campo a helicópteros, Candy ha asumido la enorme responsabilidad de comprar los suministros para todos los misioneros de la isla de Mindanao, además de educar a sus hijos en casa y cuidar del hogar. A veces parece fácil, como hacer malabares con bolsas de frijoles. A veces es un poco intenso, como hacer malabares con huevos. También hay momentos en que sentimos que estamos haciendo malabares con cuchillos o con motosierras, y si se nos cae uno, ¡los resultados podrían ser desastrosos!
En medio de los grandes cambios y los desafíos de este año, nos hemos visto abrumados por la bondad y la gracia de Dios para con nosotros. Hemos sido bendecidos al mudarnos directamente a una casa que casi no necesitaba reparaciones (algo inaudito aquí), bendecidos de llegar a conocer a un grupo enteramente nuevo de plantadores de iglesias y ver cómo Dios está obrando entre los grupos étnicos de Mindanao, bendecidos de tener co-obreros de aviación por primera vez en seis años, y más recientemente, bendecidos porque Josh ha podido pilotar otra vez el Cessna 185, ¡incluso algunas veces en Palawán la semana pasada! Ni siquiera sabíamos lo mucho que necesitábamos el cierre de la fase de nuestro ministerio de “piloto selvático” con el Cessna 185, pero Dios sabía, y bondadosamente nos lo ha dado.
Después de meses de buscar sin éxito terrenos para nuestro nuevo centro de vuelos, la semana pasada el Señor nos dio un regalo asombroso. En el que pudo haber sido el último vuelo de misiones en el extranjero en un Cessna 185 sobre ruedas la semana pasada, ¡Josh recibió un mensaje de texto diciendo que nuestra oferta por un pedazo de tierra había sido aceptada! Vamos a tomar posesión de ella a finales de noviembre, y ya podemos seguir adelante e iniciar el proceso del permiso de construcción!

Nos sentimos pequeños y emocionados por la manera en que el Señor en Su bondad, ¡cerró un capítulo de nuestro ministerio en el mismo momento en que estaba abriendo el próximo!
Ora por nosotros mientras nos lanzamos en más aventuras nuevas –supervisando la construcción de un hangar y un helipuerto, y diseñando y construyendo el sistema de abastecimiento de combustible, el taller y otros sistemas de apoyo que necesitamos para nuestro nuevo programa de vuelos del helicóptero.
Deja un comentario