2 de marzo
Sabíamos que esto iba a venir, al menos nosotros estábamos bastante seguros de que vendría, bueno, 99.9% seguros, y nadie puede tener una certeza mayor que esa. No fue muy dramático, en verdad no fue dramático en lo más mínimo, quiero decir que si uno pensara que pudiera existir un reproductor multimedia de algún tipo que anunciara una misión (¿deberíamos creerlo?) y luego se auto-destruyera unos segundos después, no sería comparable. No obstante, el lunes en la mañana escuchamos de nuestro equipo de liderazgo las palabras largamente esperadas: “asignamos tu familia a Papúa Nueva Guinea”.
Recuerda el Coro Hallelujah… así se sintieron nuestros corazones. Hemos trabajado con este fin desde hace más de dieciocho años y el Señor ha obrado increíblemente para traernos a este punto. Aunque no fue un mensaje adornado, era el que ansiábamos oír y, al fin, después de haberlo escuchado, se abrieron las compuertas y entró el gozo derramándose a través de las calzadas. ¡En verdad tenemos una misión! No solo eso, tenemos un plazo propuesto para estar en ese país —agosto. No del año 2017, 1 de agosto de 2016, un poco menos de cinco meses a partir de hoy.
¿Podríamos tomar más tiempo para llegar allí? Sí, podríamos, y probablemente nadie se inmutaría. Pero este es el asunto, esa canción, el Coro Hallelujah, proclama un mensaje que incontables millones de personas nunca han escuchado. Las tribus de Papúa Nueva Guinea (PNG) viven en temor y esclavitud de los espíritus animistas, pues ellos creen que controlan sus vidas. Desde los espíritus de animales y de los antepasados muertos hasta un gran número de fuerzas impersonales, hay una miríada de poderes a quienes la gente da gracias y honra, y a los cuales atribuyen el poder y la fuerza para influir en todos los aspectos de sus vidas.
La verdad es que hay un solo Dios y Su Hijo, Jesucristo, es el “Rey de reyes, y Señor de señores, y Él reinará por siempre”. Por lo tanto, somos constreñidos por el amor de Cristo a actuar de acuerdo con el sentido de urgencia que la situación demanda de nosotros. Hay innumerables almas perdidas que están al borde de una eternidad sin Cristo, y nosotros deseamos profundamente que el Señor nos use para hacer todo lo que esté a nuestro alcance para apoyar a los que están evangelizando a los pueblos no alcanzados y menos alcanzados de PNG, que estas personas tengan la oportunidad de escuchar y responder a Su verdad. Es nuestra sincera oración que también ellos puedan estar en la eternidad alrededor del trono y unirse al coro del único y verdadero Dios, el único digno de atribuírsele: “La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza… por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 7:12).
Estamos muy contentos (a estas alturas probablemente ya te habrás dado cuenta de eso), pero eso es moderado por el conocimiento de la gran cantidad de trabajo que se interpone entre nosotros y nuestra llegada a PNG. Cinco meses… eso es todo. ¿Te unirías a nosotros en oración mientras abordamos una gran cantidad de trámites, un calendario lleno de citas médicas, muchas inyecciones, deshacernos de algunas cosas y empacar el resto, y confiar en el Señor en cuanto a los recursos que aún se necesitan para hacer el viaje y proveer para las necesidades mensuales de nuestra familia. Gracias por acompañarnos en este viaje, ¡a Dios sea la gloria!
PNG… donde vamos a estar.
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