Hace varios años, cuando Lane Sanford y Chris Lujan llegaron a la isla donde vive la gente siar y se bajaron del bote, fueron recibidos por un grupo de personas emocionadas que estaban esperándolos.
En realidad, los siares habían estado esperando durante mucho tiempo. Ellos le escribieron al equipo de liderazgo de New Tribes Mission en Papúa Nueva Guinea, pidiendo que un misionero fuera a vivir con ellos. Los líderes les respondieron que no había nadie para enviar. Entonces los siares comenzaron a esperar pacientemente a que fuera algún misionero. Ellos habían visto cambios en las vidas de otros grupos étnicos donde vivieron misioneros y querían esa transformación para ellos.
Cuando Chris y Lane y sus familias se mudaron a la aldea, los siares se dieron cuenta que había mucho trabajo por hacer. Ellos necesitaban ayudar a los misioneros a aprender la cultura y el idioma a fin de oír el mensaje que Chris y Lane habían prometido. Cuando las amistades crecieron y los misioneros se sintieron cómodos en el idioma, cinco hombres siares: Amos, Bernard, Sali, Toiya y Tande, ayudaron a los misioneros a traducir la Palabra de Dios para las últimas lecciones de enseñanza.
En agosto de 2011, Amos y Sali confiaron en Cristo como su Salvador y continuaron en su rol de ayudar a Chris y a Lane a traducir la Palabra de Dios.
En octubre de ese año, Chris y Lane completaron las lecciones de la Creación hasta Cristo y nació una iglesia entre la gente siar. Ellos aún no comprendían lo que Dios iba a hacer en sus vidas. “Cuando la iglesia creció en su entendimiento y experiencia con el Señor, empezaron a adquirir un entendimiento más profundo de Dios, Su vida, Su deseo, Su obra, su nueva identidad en Cristo y también Su cosmovisión”, comentó Chris.
Dios comenzó a obrar milagros en las vidas de la iglesia siar; recientemente ellos enviaron sus primeros misioneros. Tande, Nelson, Sali y Jon se ofrecieron y comenzaron a enseñar a los kandas las lecciones bíblicas de Fundamentos Firmes. Los cuatro hombres ascienden la montaña el miércoles, luego enseñan el jueves en la mañana y en la tarde, y el viernes en la mañana; los viernes ellos regresan e informan a la iglesia.
Los kandas no han oído una clara presentación del Evangelio en su propia lengua, así que la enseñanza de la Palabra de Dios desde Génesis hasta la muerte, sepultura y resurrección de Cristo es un compromiso de largo plazo y podría requerir que una familia se mude a esa aldea por un tiempo.
La gente siar ha cerrado el círculo. Ellos recibieron el mensaje del Evangelio y fueron transformados cuando confiaron en Cristo. Ahora ellos están enseñando a otro grupo étnico y anhelan que Cristo haga Su milagro de transformación en las vidas de los kandas.
Pero los siares y los kandas son apenas dos de los miles de grupos étnicos que necesitan oír el Evangelio; hay un enorme trabajo por hacer. Chris y Lane han hecho su parte, los siares están haciendo su parte, ¿qué tal tú? ¿Qué quiere Dios que hagas tú para ayudar a plantar iglesias en los grupos tribales remotos?