Como una señal de lo que ya había ocurrido en sus corazones desde que confiaron en Cristo como su Salvador, 17 creyentes dinangats obedecieron recientemente al Señor y dieron el paso del bautismo.
“Fue maravilloso”, comenta el misionero Gary Smith. “Algunas de las personas que fueron bautizadas tienen trasfondos muy interesantes. Una de ellas creía fuertemente en la hechicería. Otra es una mujer cuyo esposo incrédulo finalmente dio su consentimiento para que ella fuera bautizada. Uno vive la mayor parte del tiempo en la selva y también fue parte de una secta. Varios eran adolescentes o estaban en sus primeros 20s”.
Y cada creyente nuevo viene con una historia singular de cómo Dios ha transformado su vida.
Gary se regocijó grandemente al ver a estos creyentes dando el paso de obediencia del bautismo. Y también se gozó con otro aspecto de este servicio de bautismos. “Tuve el gran privilegio de bautizar a uno de mis propios hijos, a Zachary”, comentó él.
El servicio animó tremendamente a los miembros de la iglesia dinangat que estuvieron observando.
“Sentimos una unidad auténtica entre los creyentes”, informa Gary. “¡Fue maravilloso! ¿Existe algo mejor que eso?”.
Pero, como suele suceder, Satanás ya estaba tramando robar el gozo y el triunfo de este servicio de bautismos. En la noche siguiente, aproximadamente a la media noche, Gary y su esposa, Esther, fueron despertados con el sonido aterrador de bambú explotando por las llamas. Luego oyeron gritos que decían que una casa se estaba quemando y ellos corrieron a la aldea.
Cuando llegaron allí, no podían dar crédito a lo que veían sus ojos —una casa completamente envuelta en llamas. Y la casa pertenecía al hombre que finalmente le había dado permiso a su esposa para que fuera bautizada. Todas sus pertenencias terrenales, excepto la ropa que tenían puesta, fueron destruidas por el fuego. Por la gracia de Dios, la familia estaba lejos en ese momento, así que ninguno resultó herido. Nadie sabe cómo empezó el fuego, pero todos están muy afectados por la pérdida repentina y total.
Gary y Esther ven esta aparente tragedia como una oportunidad maravillosa para que la iglesia dinangat prodigue amor, cuidado y provisiones a una familia turbada y necesitada. Es una gran oportunidad para que Dios derrame Su amor a través de la compasión de los creyentes. No obstante, ellos saben que esta situación también tiene el potencial de causar sospechas, acusaciones y divisiones.
Tú puedes hacer una pausa ahora y orar por estos 17 creyentes nuevos, y especialmente por esta familia que ha perdido todas sus posesiones materiales. Ora para que Dios llene el corazón de Su pueblo con amor y generosidad para tender la mano con una bondad que demuestre claramente el amor de Cristo y haga a la iglesia dinangat más fuerte que nunca en amor y unidad.