Cada día, durante los últimos dos meses, los maestros bíblicos daos estuvieron enseñando historias de “el libro de hojas del único Creador” (la Biblia).
Ellos compartieron la verdad de la Palabra de Dios dos veces al día, comenzando con la Creación y siguiendo a través de los profetas y profecías del Antiguo Testamento que se relacionan con el Mesías prometido y con el nacimiento, vida, muerte y resurrección del Hijo único del Creador, Yesusi.
Durante esos dos meses, los maestros enfrentaron muchos desánimos. Diversas pruebas, incluyendo deslizamientos de tierra, enfermedades, burlas de otras tribus y amenazas de muerte a través de hechicería, llegaron a probar su fe.
“Pero, por la gracia de Dios”, informa el misionero Scott Phillips, “los maestros bíblicos daos y sus familias mantuvieron el rumbo y terminaron la carrera. Y por Su gracia, ahora hay múltiples aldeas y clanes que son seguidores de Jesús”.
Cuando regresaron a su propia aldea, los maestros le dijeron a Scott: “Nosotros queríamos estar seguros de hacer nuestro mejor esfuerzo; estar seguros de que cada oyente entendiera la historia desde el comienzo hasta el final. Entonces tomábamos turnos enseñando durante toda la noche a lo largo de todas las historias bíblicas hasta que nuestras voces estaban tan roncas que casi no podíamos hablar. …Todos nosotros sonreímos porque… la Palabra de Dios ha entrado en esa aldea y las cosas nunca volverán a ser iguales”.
Scott y su esposa, Jennie, junto con los maestros bíblicos daos, están alabando a Dios por todos los que han oído la Palabra de Dios y han puesto su confianza en “la obra de Yesusi sobre el madero cruzado”.