Los corazones patpatares han respondido al Evangelio este año, después de una muy larga espera.
Aaron Luse dice que tomó un buen tiempo para que las noticias de la resurrección llegaran al pueblo patpatar.
“En realidad, un par de milenios”, comenta Aaron.
Aaron reflexiona en el primer Domingo de Resurrección y dice: “Ese primer domingo, cuando el ángel dijo: ‘No está aquí, pues ha resucitado, como dijo’, …cambió la historia. …Y yo creo que los días que siguieron, cuando la gente recibió la noticia, fueron días que cambiaron las vidas de individuos”.
A Aaron le gusta ver ese lunes, y todos los días que siguieron, como días de proclamación de la verdad de la resurrección y de las gloriosas noticias del Evangelio.
El año pasado, por la época en que se celebra la resurrección de Cristo, se compartió, por primera vez, el Evangelio con la gente patpatar.
Gozosamente, las noticias triunfantes de que Cristo conquistó la muerte y ofrece vida eterna y luz, finalmente alcanzaron a esta gente que había vivido en tinieblas y desesperanza por muchas generaciones.
A medida que la gente patpatar ha oído, durante este año, el despliegue de las buenas nuevas de su Creador, Su gracia ha llevado a muchos a responder con arrepentimiento y fe a la obra de Cristo por ellos. Las vidas de individuos han sido transformadas; la cultura patpatar ha sido impactada.
Mucho de esta obra transformadora de Dios ha sido profundamente alentador.
Sin embargo, al igual que sucedió en la iglesia primitiva, se han presentado algunos contratiempos y desánimos.
“Hemos luchado con la desilusión cuando los amigos indígenas dan su espalda a la verdad de la Palabra de Dios o cuando las cosas no salen como fueron planeadas”, informa Aaron.
En realidad, en épocas duras, las dificultades, a veces, parecen sobrepasar las bendiciones, comparte él con franqueza.
“No obstante, somos alentados y desafiados a seguir cuando nuestra perspectiva se enfoca en Cristo y en el hecho de que es Su obra —y nosotros simplemente llegamos a participar en ella”.
Tomó un tiempo muy largo para que el Evangelio alcanzara al pueblo patpatar. Y Aaron y Lori Luse están confiados de que la misma rica gracia de Dios que orquestó el largo proceso de hacerlo llegar a ellos, hará que Su obra sea completada en los corazones patpatares para Su gloria.
“Aquellos de nosotros que hemos confiado en Cristo como Salvador”, comenta Aaron, “vivimos en el poder de ese Domingo de Resurrección; y ahora… vivimos en el Lunes de Proclamación”.
Porque, nos recuerda él, la labor de compartir las buenas nuevas de la muerte y resurrección de Cristo y todo lo que Él ha asegurado para nosotros, es nuestro llamado en curso como creyentes de Jesús.