“Podemos ver la bondad de Dios constantemente aquí”, informa Eric Hedeen.
El viaje reciente para visitar a los coobreros de una aldea indígena no fue una excepción.
En la mañana de un martes reciente, Eric y el coobrero Tim Shontere, quien es un plantador de iglesias en la etnia yembiyembi, iban a tomar un vuelo para la primera parte de su viaje.
Ellos llegaron al hangar del departamento de aviación misionera y se enteraron de que el vuelo había sido cancelado por asuntos de horario. Sin embargo, el piloto jovialmente ofreció cambiar su horario del día y gentilmente pasó el vuelo de Eric y Tim al primer lugar.
“¡El Señor es bueno!” afirma Eric.
Fue un vuelo de sólo 35 minutos hasta la pista aérea del pequeño pueblo selvático donde aterrizaron. Una vez allí, experimentaron otra bendición del cuidado de Dios para ellos.
Eric dice que él y Tim tuvieron que esperar durante unas horas antes que llegara el bote a recogerlos. Aunque el pequeño pueblo está “bastante desarrollado para estar en la selva”, no tuvieron muchas opciones para matar el tiempo mientras esperaban el bote. Decidieron pasear hasta el río y, una vez allí, dieron con una pareja misionera de otra organización que tiene ministerio en ese pueblo. La pareja amablemente abrió las puertas de su casa y los cuatro pasaron un tiempo juntos compartiendo acerca de sus ministerios.
“Fue un tiempo alentador y totalmente inesperado”, comenta Eric.
Una vez más, Dios estaba obrando en los detalles.
Cuando llegó el bote, Eric y Tim quedaron sorprendidos al ver que atracó a sólo 15 m de la puerta trasera de la casa de sus nuevos amigos. “Simplemente salimos de su puerta y nos subimos al bote; no podría haber sido más fácil” comenta Eric.
El viaje de cinco horas río arriba fue tranquilo y sin contratiempos, y como había bastantes nubes no fue demasiado caluroso.
Al llegar, fueron recibidos en la orilla del río por el equipo de plantación de iglesias a los peis y la mayoría de los 150 simpáticos y atentos aldeanos.
El equipo de misioneros que Dios ha llevado a la aldea para comenzar la tarea de aprender el idioma y la cultura de la gente pei está compuesto por Justin y Lauren Rees, Chris y Evie Jones, y Candace Swift.
“El propósito principal de este viaje era ayudar a establecer este equipo de plantación de iglesia en el proceso completo de aprender la cultura y el idioma de la gente… Dentro de tres meses regresaremos a ver cómo siguen”.
Eric y Tim pasaron gran parte de los dos días hablando con los integrantes del equipo acerca de los detalles básicos del aprendizaje de la cultura y el idioma en una aldea indígena. Ellos los guiaron en un recorrido por la aldea para practicar las diferentes técnicas de aprendizaje.
Otra oportunidad que tuvieron para servir y animar al equipo misionero a los peis fue más dentro del área práctica.
“únicamente la casa de los Rees está más o menos terminada”, informa Eric, explicando que a las otras dos casas de los misioneros aún hay que hacerles muchas cosas.
A la casa de Candace todavía no le habían instalado paneles solares y su congelador “estilo de cofre” no estaba trabajando.
“Teníamos un poco de tiempo adicional… entonces ofrecimos emprender esos proyectos… y así, al final del día, Candace tenía sus paneles instalados, su congelador funcionando, y algunos otros proyectos pequeños también fueron hechos”.
“Fue bueno poder ser un canal de bendición”, comparte Eric acerca de su tiempo ayudando al equipo de plantación de iglesias a los peis.
En el regreso, la parte del viaje en el río fue completada en una manera un tanto emocionante. Viajaron en la oscuridad con un niño pequeño sentado en la proa alumbrando el camino con una linterna. Eric tiene serias dudas de que la linterna haya servido de algo, pero Dios estaba guiando los detalles. Por Su bondad, “no chocamos con algo grande”, observa divertidamente Eric.
En efecto, Dios cuidó cada detalle de su viaje. Y Eric salió agradecido y optimista.
“Estamos muy emocionados al considerar lo que ocurrirá en uno o dos años, a medida que este equipo aprenda la cultura y el idioma a partir de cero”, informa Eric. “Para ellos, el solo hecho de vivir en esa aldea remota representa una gran tarea, cuánto más el aprendizaje de la cultura y el idioma”.
Durante su visita, Eric y Tim quedaron profundamente impresionados con la necesidad urgente de la gente pei de esa aldea de oír el Evangelio.
“Estas personas necesitan oír”, comenta Eric, “ésa es la razón de todo lo que hacemos”.