Imaginen cómo sería pararse uno repentinamente en la iglesia este domingo y anunciar: “¡Me gustaría compartir una canción!” Y luego pasar al frente y cantar una canción de su propia inspiración —nacida del corazón.
Eso es lo que hacen los creyentes kumanes, informa Kelly Tallman. Algunas canciones son cantadas con melodías tradicionales de los kumanes y otras con melodías más modernas —incluso algunas pueden ser reconocidas. Algunas voces son fuertes y agradables, y otras pueden ser un poco fluctuantes o un poco desafinadas.
Pero todas las canciones de alabanza del corazón son dulces para los oídos de Dios.
“En estos momentos la iglesia kumán está pasando por un tiempo de mucha presentación de canciones y de dramas para ilustrar verdades bíblicas”, añade Kelly. “A veces pasa una hora antes de que Will o alguno de los otros hombres tenga la oportunidad de predicar”.
Solamente en los últimos tres meses se han añadido más de 60 canciones nuevas al libro de cánticos kumán, comenta Kelly. “Los viernes, los compositores vienen a nuestra casa para escribir nuevas canciones y para practicarlas para el siguiente servicio”.
Antes de oír el Evangelio, la gente kumán tenía poca razón para cantar alegres canciones de alabanza a Dios. Pero desde que recibieron las buenas nuevas de Jesús, están compartiendo de Su amor, Su gracia y Su perdón por medio de sus canciones.
Su nueva capacidad para leer y escribir también ayuda. Ahora ellos pueden escribir, leer y preservar sus hermosas canciones de alabanza.
El gozo de alabar a Dios con cánticos es un don que Dios le ha dado a la tribu kumán gracias a que Will y Kelly Tallman oyeron Su llamado para ir a alfabetizar y enseñar la verdad de la Palabra de Dios a personas que nunca habían oído el Evangelio.
Otras tribus aún están esperando oír.