Cuando el misionero Jason Swanson visitó la tribu siawi donde trabajó por mucho tiempo, quedó encantado al hallar que los ancianos estaban funcionando en el Espíritu Santo.
Esa pequeña iglesia de hecho se vería extraña aquí en América. No tiene sistema de sonido, no tiene sillas acolchonadas ni una gran orquesta de alabanza, es simplemente un pequeño grupo de creyentes que siguen y alaban a Dios.
Los tres ancianos, Beiyeme, Mabou y Nokee, le preguntaron a Jason que si podía enseñar el libro de Filipenses mientras estaba allí. Él les respondió que no enseñaría públicamente sino que más bien les ayudaría a entender mejor esa epístola para que ellos pudieran enseñarla a la gente; los ancianos quedaron visiblemente disgustados. Jason les dijo que volvieran a hablar al respecto y decidieran qué era mejor para la iglesia y él acataría su decisión.
Los ancianos trataron el asunto entre ellos y le dijeron a Jason que no querían que él enseñara porque algunas personas sólo vendrían a oírlo a él.
“Aún hay aquí personas que fingen ser creyentes, tú sabes, ‘creyentes de boca’ que vienen a oírte enseñar y luego no vuelven más. No necesitamos que ellos vengan a los tiempos de enseñanza en los cuales estamos tratando de fortalecer a los creyentes. Ellos necesitan ser salvados primero y ahora nosotros estamos tratando de darles la ‘primera enseñanza’ (las lecciones bíblicas de evangelización) en la aldea, en los días de la semana. Por tanto, pensamos que no es bueno que tú enseñes. Esperamos que no vengan tantas personas a la enseñanza”, le dijeron los ancianos a Jason.
Jason fue a la reunión donde los ancianos estaban enseñando y se dio cuenta que estaban usando una especie de “enseñanza en equipo”. Ningún misionero había enseñado o mostrado eso, por lo tanto, Jason se dio cuenta que era Dios quien estaba guiándoles en la forma de enseñar Su Palabra a Su pueblo.
Las mujeres le dijeron a Jason que los ancianos les habían dicho que dejaran de reunirse. “Me reuní con los ancianos y ellos habían estado orando acerca de lo que debían hacer con la reunión de damas. Ellos no querían convertirse en los líderes de la reunión de damas. Entonces les sugerí que designáramos algunas mujeres piadosas para supervisar dichas reuniones. Ellos se entusiasmaron, pues no estaban plenamente seguros de que las mujeres pudieran ser designadas como líderes de la iglesia y hablamos sobre cómo ellas pueden ser líderes sobre otras mujeres sin ningún inconveniente”, informó Jason.
Los hombres decidieron nombrar seis mujeres que tenían buena reputación en la aldea para guiar y dirigir las reuniones de damas.
La iglesia siawi envió tres misioneros para enseñar en otras aldeas y ellos están viendo la provisión de Dios. “Estos hombres y sus familias ya casi cumplen tres años de estar en esta labor de llevar la Palabra de Dios a otro grupo étnico”, informó Jason; “Ekebei dice que hay 18 creyentes nuevos”.
“Beiyali… ha estado ayudando fielmente a Ekebei en la enseñanza de la Palabra de Dios [en una aldea cercana]. Las dos lenguas son dialectos muy cercanos y en cierta medida se entienden fácilmente en ambas aldeas. Ambos están emocionados con la posibilidad de estudiar Hechos y Romanos, lo cual les ayudó mucho en su andar cristiano”, informó Jason.
Por favor, oren para que los creyentes siawis continúen obedeciendo la guía del Espíritu Santo. Oren también por los nuevos creyentes de la aldea vecina.
Los centros de capacitación de NTM preparan a los misioneros para cada aspecto de la obra, incluyendo la preparación de ancianos.