Greg Greenlaw informa que la semana pasada hicieron otro viaje a la aldea donde él y su familia ministraron durante 15 años.
“Hombre, salimos animados”, agrega él.
La visita consistió de cinco días de camping “sin privacidad y con comida terrible”, pero Greg está gozoso. Haber visto la obra continua de Dios en las vidas de los creyentes de allí hizo que el viaje bien valiera la pena.
“Hace dos años y medio que salimos de la tribu, sin saber qué ocurriría con el afligido rebaño de creyentes nakuis. Pero aunque eran débiles y enclenques, la Palabra de Dios permaneció fuerte. Las semillas de la verdad plantadas en sus corazones estaban germinando y el fruto que a nosotros nos hubiese gustado ver en 2007, finalmente estaba apareciendo en 2011 y 2012”, comenta Greg.
El ministerio de Greg en los últimos años ha cambiado un poco. Él está disfrutando de más y más oportunidades para presentar el programa de enseñanza bíblica cronológica de Fundamentos Firmes a pastores de Nueva Guinea.
“En estos momentos”, informa él, “vienen en camino desde la imprenta otros 5000 ejemplares del curso”.
Pero en este viaje de regreso a la tribu, el corazón de Greg rebosó con agradecimiento al ver lo que la Palabra de Dios está haciendo, transformando vidas y llevando a la madurez a los creyentes.
Kibo, Suse y Sobai son tres varones creyentes de la tribu nakui que permanecen firmes por Cristo. Su vida hogareña y conyugal está funcionando “mejor que nunca”, comenta Greg.
La esposa de Suse le dijo a Heidi: “Las cosas ya no son como antes. Suse y yo no nos decimos palabrotas, y él nunca me golpea. Vamos juntos a todas partes y nos ayudamos mutuamente. Él va conmigo a preparar el sago y yo voy y le ayudo en el huerto; incluso él me ayuda a cargar leña”.
La unidad y el respeto mutuo entre los tres hombres son muy evidentes, informa Greg. En efecto, él volvió a discutir con los tres hombres si era el tiempo oportuno para reconocerlos como los primeros ancianos nakuis. “Desafortunadamente, la esposa de Kibo, Mana, todavía no es creyente, sin embargo vemos que se está entusiasmando con las buenas nuevas”.
Suse y Sobai decidieron esperar a Kibo para la ordenación. Esperan que Mana llegue a Cristo pronto para que estos tres hermanos en Cristo puedan ser ordenados juntos como ancianos de los nakuis. Esperan que tal vez sea en marzo, cuando Greg vuelva a visitar la aldea.
Nawaulo, la esposa de Sobai, le dijo a Heidi: “Heidi, necesitamos orar por Mana. Todos debemos orar por Mana todos los días. Ustedes en Goroka, nosotros en Nakui –y (los que están) en América”.
Los creyentes nakuis continúan creciendo en Cristo y acercándose en amor a los que aún no lo conocen a Él. El corazón de Mana parece estar casi listo para abrazar la verdad del Evangelio, una transformación que tiene mucho potencial para alentar a la iglesia nakui.
Ahora hay algo por lo que ustedes pueden orar todos los días.