“Soy misionera con la Misión Nuevas Tribus y estoy a punto de partir hacia Papúa Nueva Guinea”.
Siendo que ustedes están leyendo esta declaración en un sitio web de la misión, probablemente no se sorprendan. Pero para mí, sigue siendo un hecho maravilloso y absurdo que me hace reír.
Me gusta pensar que fue por eso que Abraham se rió cuando Dios le dijo que tendría un hijo.
La maravilla se produce al observar la complejidad de los planes de Dios a medida que se despliegan y el reconocimiento de que Él tiene una parte especial en ellos para mí, y que los diseñó en las edades pasadas.
¡El sentimiento de cuán absurdo es todo esto proviene del mismo pensamiento! A medida que los planes siguen evolucionando, soy llevada a recordar lo que Dios dice en Isaías 55:9: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.
En caso de que ustedes no lo hayan notado, no soy de esas personas que siempre sintieron una fuerte inclinación por las misiones en el mundo.
No, soy de “la otra clase” de cristianos. Con interés y vagamente informada, pero ante todo satisfecha de que eso estaba en las manos de individuos competentes llamados por Dios para ese propósito específico.
Luego fui y vi de primera mano que las misiones no son sólo para personas con destrezas en idiomas, destrezas para enseñar o para predicar. Existen numerosos roles de apoyo que son esenciales para el trabajo de los misioneros que viven en las tribus.
Para gran sorpresa mía, Dios me ha dado el deseo y la oportunidad de tomar parte en esos roles.
Así que aquí estoy, lista a salir como misionera hacia Papúa Nueva Guinea con NTM, encantada de que los pensamientos de Dios sean mucho más altos que los míos.