Los creyentes estaban orando intensamente. Una persona de su medio, una joven llamada Lucy, había sido raptada.
Los miembros de la Iglesia Bíblica Wusuraambya se reunieron para orar por Lucy. Oraron para que fuera liberada en la misma forma que el apóstol Pedro fue liberado una vez de la cárcel por un ángel; ellos habían leído esto en el libro de Hechos.
El misionero Andrew Goud dice que ellos reconocieron juntos que —a diferencia de los creyentes de la historia de Pedro— necesitaban confiar verdaderamente en Dios para la liberación de la chica.
“Como resultado de sus oraciones”, comenta Andrew, “el secuestrador de Lucy tenía la sensación de que estaba rodeado por muchos enemigos, lo cual hacía que mantuviera estrechamente vigilada a Lucy. Aun así, la chica logró escapar en el cuarto día de cautividad.
Pero en este punto la historia da un giro inesperado. Su raptor, informa Andrew, apareció y pidió hablar con él. Le hizo varias preguntas a Andrew acerca de un informe policial, para él no era claro qué ley había infringido.
Después que Andrew le explicó las leyes sobre el secuestro, compartió con él que la iglesia había estado orando por Lucy y que por eso ella había logrado escapar.
Andrew le recordó que sus días sobre la tierra estaban contados y le preguntó qué tipo de legado quería dejar tras él.
“Le hablé del apóstol Pablo, quien fue un asesino del pueblo de Dios, pero fue salvado por la gracia divina y continuó haciendo muchas cosas magníficas”, comenta Andrew.
El hombre escuchaba atentamente mientras Andrew leía en la Palabra de Dios la historia de la conversión de Pablo. Luego Andrew le preguntó al secuestrador si los creyentes podían orar por él para que Dios lo cambiara a él también.
“Él salió esa noche con lágrimas en los ojos y una Biblia en sus manos, la cual ha estado leyendo”, comparte Andrew. “Por favor, oren por su salvación”.