Linda Krieg ya compró sus boletos. Para ella es un reto saber qué debe llevar después de veinticinco años de vida entre la gente siawi.
Y ella está atravesando por una serie de “últimos”.
Linda dice que hace más de dos décadas, cuando se estaba preparando para partir hacia Papúa Nueva Guinea, recuerda que estaba pensando: “Esta es la última vez que vamos a comer en McDonald’s” o, “Esta será la última vez que comeremos pizza de Pizza Hut”.
Ahora, reflexiona Linda, está procesando una nueva lista de “últimos” —cosas que debe hacer por última vez antes de abandonar la aldea siawi para jubilarse en Estados Unidos.
“Estamos haciendo una última revisión de todo el Nuevo Testamento, tratando de hallar cualquier error de ortografía o de gramática”, comenta Linda.
Linda y sus coobreros de traducción están tratando de leer una cuota diaria de 800 versículos. “Por favor, estén orando por nosotros, para que… el Señor nos mantenga alertas”. Linda comparte que Dios ha provisto nueve hombres que se han comprometido a hacer esta inversión de tiempo a fin de que se pueda concluir esta importante etapa de la traducción.
“Tres grupos de hombres siawis toman turnos, trabajando un día y luego tomando dos días libres, mientras terminamos el Nuevo Testamento”, comenta Linda. Cuando estos hombres luchan con el sueño en las tardes y se cansan de estar sentados, a veces ella les recuerda que mientras ellos se están rotando con los otros grupos en esta tarea, Linda tiene que trabajar seis días a la semana con los grupos.
“No obstante, estoy muy agradecida con sus excelentes actitudes”, comparte Linda. “Es chévere escuchar sus reacciones mientras estoy leyendo (la mayoría de los siawis no leen suficientemente rápido, así que yo hago la mayoría de las lecturas)”.
Y aun mientras hacemos esta revisión, la Palabra de Dios está teniendo un impacto vital en los oyentes. “Yo escucho suspiros breves, o comentarios adicionales rápidos, a medida que las verdades pasan raudas delante de nosotros”, informa Linda.
Definitivamente ella no va a poder evitar las frías duchas que han resultado de un escape irreparable en la tubería de su viejo calentador de agua que opera con energía solar. Pero hay muchos “últimos” que producen un resultado muy diferente.
Muchos de los “últimos” que ella acomete, comenta Linda, producen alabanza en su corazón.
“Nada que sea esencial para la culminación de este proyecto de traducción ha llegado a su final”, informa Linda. “Los paneles solares, las baterías, el generador, el tractor, el sistema eléctrico y hasta mi cuerpo mismo han tenido sus crisis, pero ninguna de ellas significó la última exhalación”. Ya que todos éstos son componentes esenciales para terminar la labor de la traducción, ella está alabando la fidelidad de Dios por hacer que continúen funcionando.
Linda también está agradecida por las oraciones del pueblo de Dios, y por las propias promesas divinas, en estos últimos días en Siawi. “El Señor ha estado respondiendo las oraciones de ustedes y supliendo nuestras necesidades… Tal como me recordó el ultimo versículo del último capítulo de Mateo, Jesucristo ha prometido estar con nosotros, nunca nos dejará solos, hasta el fin de este mundo”.
Y eso, comenta Linda, es suficiente.