El pequeño Samuel era normalmente un bebé regordete.
Pero ahora yacía en la clínica local, informa la misionera Rachel Chapman, y a sus veinte meses de nacido estaba gravemente deshidratado y desnutrido.
Durante un mes, Samuel había tenido un microbio en su estómago. No había podido retener comida ni líquidos durante un tiempo. “Estaba en los huesos”, informa Rachel.
Los médicos re-hidrataron al pequeño y le dieron a comer atole, un tipo de papilla hecha con una mezcla de granos. Al día siguiente, llevaron a Samuel y a sus padres a un hospital.
Rachel dice que los padres de Samuel son blancos”. Ellos forman parte de un grupo de personas que hace algunos meses comenzó a afirmar que habían recibido una revelación especial de Dios. Este grupo enseñó que Dios estaba enojado con la gente y por eso no había lluvia.
Poco después, uno de estos hombres blancos empezó a aseverar que era Dios. Él les dijo a todos que debían regresar a lo “natural”, a la forma como Dios había creado las cosas. Al poco tiempo, muchas de las personas, movidas por el temor y la ignorancia, comenzaron a seguir a este hombre.
Ellos quemaron sus ropas coloridas y hermosas y empezaron a usar solamente un lino blanco y burdo. Se despojaron de muchas cosas —aretes, baldes plásticos, molinos metálicos para maíz, zapatos. Destruyeron sus techos de hojalata y los reemplazaron con hojas de pino; quemaron sus colchones y frazadas, rechazando todo lo “moderno”.
La gente nahuatl comenzó a ser amenazada y multada si consultaban un médico o usaban medicamentos modernos.
Rachel informa: “Por causa de la degradación de sus condiciones de vida, muchos blancos están enfermos, y la enfermedad se está propagando rápidamente. La semana pasada, murió un bebé; si los padres de Samuel hubieran esperado unos días más antes de recurrir a los médicos, él habría muerto también”.
Rachel dice que afortunadamente ningún nahuatl de la aldea donde ella vive ha seguido esta falsa religión, pero su corazón siente una gran carga por la gente nahuatl de otras aldeas que ha sido engañada y están sufriendo terriblemente los estragos de este engaño.
Rachel aún está esperando noticias de cómo sigue el pequeño Samuel.
Pero la semana pasada, informa ella, recibieron la visita de un maestro muy angustiado de otra aldea vecina. Los blancos habían quemado la escuela de la aldea, junto con todos los libros y la vivienda para el maestro.
Para ella es muy claro que en definitiva son las mentiras de Satanás las que mantienen cautivas a estas personas en la pobreza, la ignorancia, la miseria y a veces la muerte. Ella cita John 8:44, el cual dice que Satanás “siempre ha odiado la verdad, porque no hay verdad en él… él es mentiroso y padre de mentira”.
“Por favor, oren con nosotros por las vidas y corazones del pueblo nahuatl”, pide Rachel; “oren para que el Dios verdadero atraiga a estas personas a Sí mismo y para que un día ellos conozcan esa Verdad y sean libertados”.