El misionero Lourens Laureti está en medio de dos encrucijadas ahora. Los creyentes méngenes están empezando a funcionar como cristianos maduros pero a Lourens le resulta difícil dar un paso al costado para permitirles funcionar con sus respectivos dones espirituales. Además, él desea ser un buen coobrero con los otros misioneros pero la vida en una aldea apartada puede cambiar drásticamente todas las cosas.
Lourens y la mayoría de los demás misioneros realmente disfrutan el rol de enseñar y presentar el Evangelio a un grupo que nunca lo ha oído. Sin embargo, el verdadero propósito de producir creyentes es ver que ellos asuman la responsabilidad de la iglesia. Dios le ha dado a cada creyente de la iglesia mengen los dones que Él considera necesarios para el crecimiento de la misma.
Recientemente, Anton, uno de los creyentes, se percató de la necesidad de una familia porque la esposa estaba herida y el esposo estaba muy ocupado ayudando a Lourens y también llevando a cabo otras responsabilidades en la iglesia. Para este hombre era difícil sacar tiempo para ir a trabajar en su huerto, por lo tanto, Anton tomó una bolsa grande y pasó por las casas de los creyentes pidiendo donativos de batata y raíces de mandioca.
“Él también logró llevar un bolsa grande de comida para ayudar a Apite y Brus, ya que ellos están pasando por un tiempo difícil”, informó Lourens. “Le pregunté a Anton por qué había hecho esto y me dijo que nosotros somos la familia de Dios y debemos ayudarnos unos a otros; y que él cree que Dios le ha dado el don de ayudar a la gente”.
“Muchos de los creyentes mayores están hablando acerca de lo que él ha hecho y están sorprendidos, ya que éste no es un comportamiento normal en la aldea ni en el Cuerpo en general. Anton dijo que no quiere un pago por la comida y que lo hizo simplemente porque somos una familia”.
La otra lucha que enfrenta Lourens es ayudar a sus coobreros. “La vida de nosotros los misioneros en la selva nos despoja de todo lo que somos”, comenta Lourens. “Nos despoja de nuestro tiempo, nuestra cultura, nuestras amistades, nuestros gustos, nuestras opiniones, y nuestra privacidad. Aquí, literalmente no hay lugar para el yo. Así que mueres al viejo yo o te quedas fuera”.
“Por favor, oren por nosotros mientras aprendemos más y más a llevar nuestra propia cruz y a rendir nuestras vidas a Cristo y Su llamado, ya que muchas veces no es una experiencia grata”, pidió Lourens.
Oren por los creyentes méngenes mientras hacen sus primeros pinitos en dirección a tomar responsabilidad en el funcionamiento de la iglesia. Oren también por Lourens mientras les da la oportunidad de cometer errores o de hacer cualquier cosa necesaria para aprender a funcionar con sus dones.