“¿Alguna vez se han visto envueltos en algo para lo cual sentían que no estaban calificados?” pregunta Mike McGregor, “entonces bienvenidos a mi vida aquí en Papúa Nueva Guinea”.
Mike, piloto misionero de NTM, dice que el año 2012 ha estado lleno de “las situaciones más locas en que yo me haya visto envuelto alguna vez”.
En apoyo a la plantación de iglesias en Papúa Nueva Guinea, Mike ha viajado miles de kilómetros. Y esos kilómetros han estado caracterizados por el transporte de centenares de pasajeros y miles de kilos de suministros. También ha bombeado a mano miles de litros de combustible en el helicóptero que él pilota y ha “volado bajo algunas de las peores condiciones climáticas y de terreno que alguna vez haya experimentado en mi vida”.
Mike dice que ha sudado tanto que su esposa, Kelly, ha aprendido a lavar su ropa sin tocarla. Y sí, Mike comparte que ha habido tiempos en que ha sentido que todo parecía demasiado —tiempos en que sintió que ya no podía continuar. “Sin embargo”, agrega él, “al final de cada día, me hacía sentir muy pequeño el pensamiento de que Dios estuviera dispuesto a obrar a través de mí. Estoy emocionado de hacer las mismas cosas todos los días —con una camisa limpia”.
A estas alturas del año, Mike ha transportado personas, ha desarmado y transportado una casa, ha abastecido a los misioneros que viven en lugares remotos y ha evacuado a personas enfermas y heridas. También ha ayudado a reconocer las selvas de Papúa Nueva Guinea en busca de aldeas escondidas del mundo exterior —lugares aún no alcanzados con el Evangelio.
“Es abrumador darse cuenta de cuánto trabajo todavía queda por hacer”, comenta Mike. “Este país está lleno de necesidades materiales, pero más importante aún, tiene necesidades espirituales enormes. Yo he tenido el privilegio de pernoctar muchas veces en diferentes aldeas tribales y he visto de primera mano los cambios operados en las vidas de las personas que han decidido seguir a Cristo”.
Mike comparte que un día él tuvo el privilegio de llevar a un misionero de vuelta a una aldea donde había plantado una iglesia muchos años antes. “La iglesia”, comenta Mike, “continuó creciendo y madurando después de que él salió y ahora envía misioneros a las aldeas vecinas para enseñarles sobre el amor y el sacrificio de Dios por ellos”.
Mike comparte que se necesitan más pilotos misioneros en Papúa Nueva Guinea. “Nosotros solíamos tener once pilotos para dar abasto al trabajo de plantación de iglesias aquí, pero ahora hemos disminuido a cuatro”, informa él. Luego añade: “Ha sido provechoso recordar a Gedeón y la forma en que Dios escoge reducir Sus fuerzas para mostrar más claramente Su poder”.
Oren por Mike y Kelly McGregor y su familia en su ministerio vital de la aviación en Papúa Nueva Guinea. Oren para que Dios los proteja, como familia y mientras Mike vuela muchos kilómetros sobre las selvas. Oren por la continua bendición de Dios sobre ellos y por su continuo gozo para servirle a Él. Y oren para que Él llame más pilotos misioneros que ayuden en este importante ministerio de la aviación —un ministerio que es muy esencial para compartir el Evangelio en lugares distantes.