“Queremos expresar nuestro agradecimiento a todos los que oraron por nosotros durante las pasadas dos semanas mientras empacábamos y atravesábamos el mundo”, informa Jen Pederson. Kyle y Jen Pederson y sus hijos regresaron la semana pasada a Papúa Nueva Guinea.
Aun llevando tres chicos, comenta Jen, curiosamente tuvieron un viaje con vuelos excepcionalmente sin contratiempos y conexiones perfectas.
Es decir, hasta que llegaron a la ciudad capital. “Luego el viaje tuvo traspiés”, agrega Jen. La parte restante del viaje incluyó un vuelo cancelado, una conexión de medianoche, y bregar con “montañas de equipaje y largas filas”.
Pero después de catorce meses de ausencia, el cambio fue, en términos generales, una buena experiencia. Y Jen dice que arrancaron a toda marcha al regresar. Después de “30 cargas en la lavadora, mucho tiempo ventilando cosas bajo el cálido sol, y algo de limpieza, ordenamiento y organización, pusimos a funcionar nuevamente nuestra casa”.
Jen comparte que aunque ellos echan de menos su país y sus seres amados, sus hijos se han ajustado bien al cambio. “Estamos empezando a coger el ritmo de las cosas aquí”, comenta ella. Kyle está reuniéndose con el equipo de ministerio para tener una visión general de sus nuevas responsabilidades. Ella está esperando la llegada del contenedor con los libros y suministros escolares para poder empezar a educar a sus hijos en casa.
Dios ha sido fiel en todos los cambios. “Sin duda alguna, hemos sentido Su ánimo y Su paz en medio de todos los cambios; nuevamente, gracias por sus oraciones”, expresa Jen.