Cómo orar por tu misionero
En muchos rincones del mundo hoy en día, hombres y mujeres comunes y corrientes están haciendo una tarea extraordinaria para Jesucristo. Una parte del secreto es que los queridos santos de Dio los cubren con oración fiel en su patria. Muchas personas no se dan cuenta de la magnitud de la batalla que libra Satanás. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne”, escribe el apóstol Pablo, “sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). La batalla espiritual debe ser luchada con oración. Y debido a las muchas exigencias sobre el tiempo del misionero, y a la necesidad especial de oración en su ministerio, puede ser tu llamado apoyar al misionero mediante tus oraciones en un ministerio de intercesión vital.
Toma en serio la responsabilidad de llevar esta carga de oración. Cuando él o ella triunfen, tú tendrás parte en su victoria. Las siguientes sugerencias pueden ayudarte a tener ministerios de oración más fructíferos o fieles por los misioneros de todo el mundo, por quienes Dios te ha dado el privilegio de orar:
1. Pasa un tiempo dando gracias a Dios por tus misioneros; dale gracias por su llamado y por su obediencia a Su guía en sus vidas; dale gracias por el privilegio de participar con ellos en Su obra mediante el apoyo en oración. Expresa tu gratitud a Dios por las bendiciones conocidas en sus vidas, por los éxitos del ministerio en términos de conversiones, crecimiento espiritual y edificación de vidas. Y dale gracias a Dios por Su fidelidad para escuchar tus oraciones a favor de ellos.
2. Ora por la vida diaria de tus misioneros; sus problemas comunes son iguales a los tuyos, aunque es posible que no estés consciente de ellos con mucha frecuencia. Ellos están sujetos a las mismas tentaciones y debilidades que tienes tú. Cruzar un océano no resuelve las dificultades de la vida diaria ni hace de uno un gigante espiritual. Cada vez que afrontes problemas, ora por tus misioneros en esas áreas de sus vidas; recuerda que los misioneros son humanos. La soledad es solo el comienzo de la adaptación a vivir en una cultura extranjera. Ora para que tu misionero sea guardado del orgullo, de conflictos de personalidad y especialmente del desánimo; ora para que él o ella puedan servir eficazmente con sus compañeros de trabajo.
3. Ora para que las barreras puedan ser minimizadas a fin de que el Evangelio pueda avanzar. De manera excepcional el misionero necesita paciencia para aprender a hacer las cosas según la costumbre “extranjera”; él o ella necesitan establecer una buena relación con las personas. Ora para que los esfuerzos de Satanás fracasen. En ciertos países se sabe que hay hostilidad o persecución; ora para que el Señor mantenga a Sus siervos allí fieles a Su Palabra y a salvo de los ataques de Satanás.
4. Ora para que tus misioneros tengan sabiduría en el uso de su tiempo; los misioneros son personas muy ocupadas y tienen muchas exigencias en su vida. La tarea siempre es mayor que su capacidad de servicio, y les es muy difícil decir “no”. Con muchas situaciones pidiendo su atención, el misionero debe tomar decisiones en cuanto a qué hará y qué dejará sin hacer. Ora para que el misionero tenga discernimiento en las tareas seleccionadas y que su tiempo se emplee en las áreas que son más importantes en la economía de Dios; ora también para que tus misioneros puedan tener el descanso necesario para su cuerpo y su mente, a fin de que puedan estar alertas y ser eficaces en su trabajo.
5. Ora para que el Espíritu Santo conduzca a tus misioneros a corazones preparados. Aunque algunos corazones se oponen al Evangelio, hay muchos que tienen hambre de realidad espiritual. Hay algunas personas en quienes el Espíritu Santo ya ha estado trabajando; ora para que Dios ponga en contacto al misionero con estas personas; ora también para que estos corazones sean liberados de la tenaza de la duda y el miedo y de la rebelión contra Dios.
6. Ora por los hijos del misionero; la educación y la disciplina de los hijos son a menudo una fuente de problemas en una cultura extranjera. Algunos hijos tienen que vivir lejos de su familia para recibir su educación. Diferentes costumbres sobre la crianza y la disciplina de los niños a veces causan dificultades, y con frecuencia la cultura extranjera magnifica las crisis cotidianas normales. Ora por la paz y la armonía de la familia, pues las actitudes de los niños pueden mejorar o restar valor al ministerio de los padres.
7. Ora fielmente por tus misioneros; establece un horario regular y ora con diligencia. Cuando ellos realmente necesitan tus oraciones, con frecuencia no hay tiempo para escribir una carta de oración de emergencia. Qué bendición es para un misionero recibir una carta o un correo electrónico que diga: “Estamos orando por ti todos los días”. Y haz de estas oraciones un tiempo de verdadera intercesión por sus cargas, y no solo un breve: “Señor, bendice a los misioneros”.
8. Muestra interés en los misioneros escribiéndoles sobre su trabajo. Mantén un registro de sus necesidades de oración actuales, y averigua qué peticiones han sido respondidas. Si has estado orando diariamente por algo durante varios meses, escribe para preguntar de qué manera el Señor está obrando con respecto a ese asunto; averigua sobre necesidades especiales. Algunas cosas no pueden ser compartidas con el público en general y tu misionero apreciará que ores por estas necesidades también.
9. Ora por más misioneros; Jesús les dijo a sus discípulos que oraran para que “el Señor de la mies enviara obreros a los campos”; nunca hay suficientes obreros para completar el trabajo. Los jóvenes se preparan continuamente para sus ocupaciones de toda la vida; y muchas personas se están jubilando más temprano en la vida y pueden servir en el campo misionero. Ora para que Dios llame a estos nuevos recursos a Su servicio, y para que ellos se dediquen en obediencia a Él.
Adaptado de un folleto escrito por Bob Hill, maestro bíblico del Instituto Bíblico Griego de la Misión Gran Europa en Atenas.
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