17 de abril, 2019
Traslados… es la historia de mi vida. En mis (Katy) treinta y un años en la tierra he vivido en:
- 4 países
- 5 estados
- 11 ciudades
- No tengo ganas de contar el número de casas
Además de eso, al mirar a nuestro futuro, se avecinan más traslados. Si lees nuestro informe del correo electrónico, sabrás que nos vamos a trasladar a un país diferente de África occidental.
En mi pecaminosidad, empiezo a sentir celos de aquellos que se establecen en un solo lugar y permanecen allí. Comienzo a sentir pena de mí misma y, por supuesto, eso me lleva a estar triste. Quiero aferrarme a cualquier cosa que sea estable y permanente; entonces recuerdo la única cosa que verdaderamente no cambia y eso es mi Dios. Cuanto más me siento inquieta, más deseo su estabilidad; los versículos que hablan de su fiabilidad son los que se destacan para mí.
Me recuerdan que él es mi:
- Roca
- Fortaleza
- Pastor
- Padre inmutable
- Ancla
Oren para que no desmaye, sino que mantenga mis ojos fijos en Cristo y me deshaga de todo pecado y todo peso que me carga, y corra por ese premio, el premio eterno, que no se desvanecerá ni se perderá, el premio de estar para siempre con el único que nunca me dejará ni abandonará (Hebreos 12:1-3, 13:5). Cuando miro a esa posesión permanente que tengo, me recuerda que la mayor parte del mundo no tiene esa base sólida para pararse, y me convence de correr aún más con las buenas nuevas para compartir esta abundante bendición.
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