7 de abril, 2019
Mientras enseñaba a la gente de la etnia cuiva, Eliodoro compartió su testimonio sobre lo que Dios le mostró y cómo él lo convenció para que se apartara de sus antiguas creencias animistas: “Marcos y Alberto me animaron a enseñar a un grupo de creyentes sobre el animismo. Eran verdades muy claras de la Palabra acerca de confiar en Dios y no en nuestras propias creencias. Mientras las compartía, me di cuenta de que lo que estaba enseñando eran solo palabras que salían de mi boca, pero no de mi corazón; en los meses siguientes seguí pensando en esa enseñanza.
En una ocasión salí a cazar con mi perro, y cuando estaba en medio de la selva, escuché el llamado de un pájaro que, según nuestras creencias tradicionales, me estaba advirtiendo que algo malo sucedería si seguía cazando. Esto me asustó mucho y detuve mis pasos; mi perro siguió corriendo pero se detuvo más adelante para esperarme. En ese momento, paralizado por el miedo, pensé: ‘¿Voy a confiar en Dios y a creer que él me va a proteger de todo daño y que proveerá comida para mi familia? ¿O me voy a devolver por temor, obedeciendo a Satanás y a las creencias engañosas de él? Decidí confiar en Dios y seguir caminando; y apenas unos metros más adelante, mi perro ladró porque había visto una ‘lapa’ [paca, un roedor comestible] y pensé: ‘Gracias Dios; esta es tu provisión’’.
Eliodoro continuó: “Llegará un momento en nuestra vida en que tendremos que tomar la decisión de obedecer a Satanás y las creencias que él propaga o creerle a Dios. En cuanto a mí, ese fue el día en que tomé la decisión de creerle a Dios”.

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