El largo camino de hacer discípulos
Esparcidos en diez pequeñas aldeas en las montañas de Papúa Nueva Guinea, la gente de la etnia wantakia vive aislada. Ya por más de 20 años representantes de este grupo étnico, compuesto por más de seis mil almas, han estado pidiendo que vayan misioneros para comunicarles “el habla de Dios[1]”. Hasta ahora ellos han permanecido aislados sin el mensaje del evangelio y sin la Biblia en su propio idioma.
Pero estos misioneros llegarían muy pronto, y con ellos, la esperanza.
En 2015, tres familias — Jack y Lael Crabtree, Jeremy y Mandy Hambrice, y BJ y Jill Sanders — empezaron el largo camino de hacer discípulos entre la gente wantakiana.
Al vivir entre ellos, han estudiado diligentemente para entender la perspectiva de la vida expresada en la cultura de este pueblo y su idioma, con el fin de darle a su idioma una forma escrita y enseñarles a leer y escribir su propia lengua.
Ya han empezado la traducción de las Escrituras, y más adelante entrarán en un ciclo de traducción y enseñanza continuas, inicialmente desde la Creación hasta Cristo y luego por todo el Nuevo Testamento. Este discipulado a largo plazo no será medido en semanas o meses, sino en años.
Equipados por la iglesia para servir
Entonces, ¿cómo fue que Jeremy y Mandy salieron del estado de Arkansas para llegar al lado opuesto del globo terráqueo? Con certeza, no simplemente aparecieron allá por casualidad. Dios los envió y para hacerlo, usó a la iglesia local.
Jeremy llama a la primera Iglesia Bautista de Magnolia su hogar espiritual. Es allí donde los pastores David Watkins, Stan Scroggins, Roger Dunlap y Dustin Wisely, junto con muchos otros fieles hombres de Dios vertieron sus vidas en Jeremy y más adelante en su esposa Mandy. Ellos discipularon a Jeremy y a Mandy en la Palabra y fueron ejemplos de cómo vivir la misión de Dios allí donde Dios los había puesto.
Con calidez en su voz, el pastor Dunlap recuerda esos primeros días y años. “Yo conocí a Jeremy cuando él era joven, ¡mejor dicho, cuando era apenas un niño! En sus años de secundaria y preparatoria [2], observé su crecimiento espiritual… cuando él comenzó a tomar en serio su andar con el Señor”.
Mientras era discipulado en la Primera Iglesia Bautista, Jeremy, quien había obtenido una beca por jugar beisbol, asistió a la cercana Universidad del Sur de Arkansas.

Fue en ese contexto de discipulado y crecimiento espiritual cuando Jeremy incursionó en el deporte profesional. “Después de mi tercer año de universidad, en el año 2006, recibí una llamada de los Mets [3] de Nueva York en la que me informaron que había sido reclutado y que querían que fuera a jugar para ellos”.
Jeremy empezó a jugar para los Mets y Dios seguía guiándolo.
En medio de sus dos temporadas con los Mets[4] , a medida que invertía tiempo concentrado en el estudio de la Palabra con su amigo íntimo, el pastor Dunlap, Jeremy siguió creciendo espiritualmente. Después de la segunda temporada, un primo de Jeremy, quien servía en un ministerio llamado “The Travelling Team” [“El Equipo Viajero”], también lo influenció hacia las misiones.
Durante ese tiempo, “por primera vez”, cuenta Jeremy, “empecé a reconocer que había una historia aparte de la mía, y yo deseaba estar involucrado en la historia de Dios”.
Jeremy se dio cuenta que “no debía preguntar: ‘Dios, ¿cuál es tu voluntad para mí?’, sino más bien debía preguntar: ‘Dios, ¿cuál es tu voluntad y cómo encajo yo en esa voluntad tuya?’”
Una vez que Jeremy mejoró su pregunta, la respuesta fue clara: Él nos ha llamado a hacer discípulos de todas las naciones.
“Fui desafiado por el hecho de que hemos tenido la Biblia en nuestro idioma por más de 400 años”, explica Jeremy, “pero aún había dos mil o más grupos lingüísticos que no tenían ni una palabra de las Escrituras en su propia lengua”. Jeremy estaba convencido que si necesitaba un llamado, sería para quedarse en casa, de lo contrario él planeaba ir a uno de esos grupos no alcanzados.
Jeremy dejó a los Mets y él y Mandy volvieron al estado de Arkansas para buscar la dirección de Dios con la ayuda de la Primera Iglesia Bautista.
Preparación para enviar a los misioneros

La Primera Iglesia Bautista tiene la fama de tener un enfoque misionero, de ser generosa en aportar de sus finanzas para apoyar la obra. Pero ahora se estaba embarcando en un nuevo viaje: Enviarían a una familia de entre los suyos como misioneros transculturales de tiempo completo. ¿Cómo iban a hacer esto?
Lo de enviar a un misionero miembro de la iglesia “era todo un nuevo modelo para nosotros”, recuerda el pastor Dunlap. “Nuestra congregación había dado evidencias de tener un corazón para misiones, pero queríamos saber si tenían corazón para enviar a un misionero propio”.
Juntos, los pastores y Jeremy invirtieron tiempo en oración e investigación.

Ellos reconocieron que el marco de esta empresa tenía que ser la Primera Iglesia Bautista trabajando en conjunto con los Hambrice. Jeremy resumió de esta manera el entendimiento colectivo de cómo debería verse la relación desde el punto de vista bíblico: “Desde el comienzo de todo este proceso sabíamos que de ninguna manera podríamos hacer esto sin la Primera Iglesia Bautista de Magnolia, ni tampoco queríamos que fuera así. Estábamos seguros de que, si Dios nos estaba llamando a Mandy y a mí como matrimonio, entonces Él debía estar llamando a todo el cuerpo de nuestra iglesia también”.
Además, “nosotros no deberíamos ser simplemente misioneros apoyados por la iglesia. La Primera Iglesia Bautista tendría que llegar a ver la plantación de iglesias entre las naciones como su propio llamado y responsabilidad, y deberían enviarnos como sus siervos para ir y llevar a cabo este cometido”.
“Su responsabilidad como nuestra iglesia enviadora sería la de guiarnos, pastorearnos, y ayudarnos a llegar al campo y permanecer allí. Como sus misioneros, nuestro trabajo sería el de someternos humildemente al liderazgo de la iglesia y mantener una estrecha comunicación con ellos de manera permanente”.
Stan Scroggins, el pastor de misiones, presentó a toda la iglesia esta visión de los Hambrice y de los pastores.
“Stan hizo un excelente trabajo al articular lo que significaba para nosotros como iglesia apoyar a los Hambrice”, explicó el pastor Dunlap. “La pregunta que él planteó fue: ‘¿Qué implica el hecho de que les apoyemos, no sólo en el aspecto económico sino en todo sentido?’”
La discusión no fue solo teórica. La Primera Iglesia Bautista calculó el costo y concluyó que estaba lista para enviar su propio misionero. O como lo explica su pastor principal, el hermano Brent Summerhill, “Dios tiene listas la una para la otra: a su familia misionera y a su iglesia enfocada en misiones”.
La preparación de los misioneros para ir

Jeremy y Mandy siguieron orando y Dios contestó. Les dio un anhelo similar al del Apóstol Pablo. Jeremy cuenta: “Teníamos el deseo de ir a donde el evangelio nunca hubiese llegado y traducir la Biblia a un idioma que aún no la tuviera”.
El liderazgo de la iglesia los dirigió al doctor John David Smith y otros directores de la Asociación Misionera Bautista de América (sigla en inglés, BMMA).
“Estos hermanos estaban muy emocionados de escuchar cómo Dios estaba dirigiendo a la Primera Iglesia Bautista y estuvieron dispuestos a ayudarnos a seguir adelante”, recuerda Jeremy. Aunque el doctor Smith había desarrollado un excelente programa para preparar a los misioneros de la BMMA, él juzgó que para adquirir las capacidades necesarias para alcanzar a un grupo étnico remoto se requería de una instrucción especializada. Con su considerable trasfondo en la capacitación de misioneros, él determinó que el programa de Ethnos360 los prepararía bien.

El doctor Smith y Jeremy le explicaron a la Primera Iglesia Bautista la necesidad de esta preparación, y ellos vieron cómo el Señor les dio unidad en la decisión. Jeremy explica: “Todos –nuestra iglesia, la oficina de misiones y nuestra familia– estuvieron de acuerdo en que el mejor camino para nosotros era entrar al programa completo de capacitación para la evangelización transcultural de Ethnos360”.
La Primera Iglesia Bautista había discipulado fielmente a los Hambrice, y confirmaron su llamado a servir a Dios como misioneros transculturales. Según cuenta Jeremy: “Entonces ellos hicieron suya la responsabilidad de ver que recibiéramos el mejor entrenamiento posible”.
Durante su programa de preparación de cuatro años, la Primera Iglesia Bautista proveyó financieramente para los Hambrice y además propició oportunidades para el crecimiento en el ministerio. Los pastores mentorearon a Jeremy como pasante en la iglesia durante las vacaciones anuales de verano, ayudándole a crecer en su habilidad de enseñar y predicar.
La iglesia envía a los misioneros

La Primera Iglesia Bautista invirtió mucho en Jeremy y Mandy aún desde antes que arribaran al campo de trabajo. Según el pastor Summerhill, “queremos involucrarnos en las vidas de nuestros misioneros e invertir en ellos, porque al invertir en ellos estamos invirtiendo en el evangelio”.
“Una vez que nuestra iglesia ha llegado a estar convencida que esto es a lo que Dios nos está llamando a hacer, nos comprometemos de lleno, y hacemos lo que sea necesario financieramente, así como en las otras áreas”. El pastor señala que, a la inversa, la falta de unidad y de preparación sería un estorbo para el evangelio.
Cuando llegó el momento de escoger un lugar dónde servir, ellos dieron ejemplo de trabajar en unidad. Jeremy escribió: “Estudiamos el mundo juntos y en oración le pedimos a Dios que nos diera claridad en cuanto a dónde debería enviarnos la Primera Iglesia Bautista”.
Entonces los Hambrice enfrentaron otro gran reto, que fue la formación de un equipo de compañeros para sostener el ministerio. Una vez más la Primera Iglesia Bautista tomó la iniciativa. Apoyaron a Jeremy y a Mandy financieramente y el pastor Scroggins los conectó con otras iglesias con las cuales podrían compartir su visión.
Finalmente llegó el momento en que los Hambrice debían salir al campo.
Jeremy escribió: “Nunca olvidaré el día que fuimos enviados de manera oficial por la Primera Iglesia Bautista de Magnolia”. Los líderes de la iglesia ordenaron a Jeremy y el pastor Scroggins dio un desafío con un mensaje muy emotivo. “Esa noche se me dio la oportunidad de predicar y de honrar al Señor por suplir todas nuestras necesidades”. La iglesia también organizó una fiesta de despedida después del servicio. Jeremy dice: “El recuerdo de ese momento nos anima aun hasta el día de hoy”.
Ayudando a los misioneros a permanecer en el campo
La Primera Iglesia Bautista se considera responsable de ver que la gente wantakiana sea alcanzada con el evangelio por medio del ministerio de Jeremy y Mandy. El pastor Dunlap lo expresa de esta manera: “Los miembros de nuestra iglesia, en sus vidas personales y en el seno de sus familias sienten como propio el ministerio”.
El pastor Brent Summerhill llegó a ser ordenado como el nuevo pastor principal después que Jeremy y Mandy llegaran a Papúa Nueva Guinea, pero él también abrazó por completo la visión de la iglesia de enviar a los Hambrice como sus representantes para alcanzar a la etnia wantakiana.
El pastor Dunlap dijo del pastor Summerhill: “Brent simplemente nos impulsó más allá por el camino del cumplimiento de este propósito”. La forma en que él animó a la iglesia para que apoyaran a Jeremy en tantas diferentes maneras, alentó a la iglesia, así como a los Hambrice.

El Pastor Summerhill ha explicado claramente su compromiso y el de la Primera Iglesia Bautista con este ministerio: “Cuando hablamos de Jeremy y Mandy en Nueva Guinea, nuestra meta y oración es la de ver que sean evangelizados y discipulados los wantakianos”.
Para especificar lo que desea la Primera Iglesia Bautista para la etnia wantakiana, el pastor Summerhill hace referencia a un video de Ethnos360 acerca de otro equipo misionero que fue a un grupo étnico no alcanzado. Ellos estudiaron la cultura y la lengua, tradujeron las Escrituras, alfabetizaron a la comunidad y compartieron el evangelio, discipulando y preparando a los creyentes. Dios plantó una iglesia por medio de los misioneros y esa iglesia ahora tiene Su Palabra en el idioma de su corazón.
Esa es la meta de la Primera Iglesia Bautista y es su deseo para el pueblo de Wantakia, pero ellos saben que para alcanzarla tienen que cuidar de sus misioneros. El pastor Summerhill dice “Una de mis principales preocupaciones es su bienestar personal… no sólo físico y emocional, pero también espiritual”.
Jeremy también reconoce el rol vital de la Primera Iglesia Bautista en su ministerio. “Ahora que estamos aquí en PNG, la responsabilidad de la Primera Iglesia Bautista ha llegado a ser mayor. No sólo son responsables de mantenernos aquí, sino de asegurar que los wantakianos reciban el evangelio y crezcan en él”.
Una forma en que la Primera Iglesia Bautista cuida de los Hambrice es asegurándoles que pueden contar con los recursos económicos necesarios para cumplir su ministerio. Ellos, junto con otras iglesias, la denominación e individuos, dan abundante y sacrificialmente para suplir las necesidades de los Hambrice.
Pero su inversión en los Hambrice va mucho más allá que las finanzas. El Pastor Summerhill, junto con un grupo de obreros de la Primera Iglesia Bautista, hicieron el largo viaje para terminar la casa de los Hambrice en 2015.

También la iglesia se comunica regularmente con Jeremy y Mandy. Esto anima a la familia y mantiene a la Primera Iglesia Bautista al día con el progreso del ministerio. Cuando el Pastor Summerhill recibe un reporte de los misioneros, lo comparte con la congregación.
“Jeremy me ha enviado mensajes como: ‘Mira, pastor, si te envío un video ¿lo podrías presentar a la iglesia?’ ¡Claro que sí! Como consecuencia, los hermanos han podido ver a Jeremy y a Mandy con sus hijos hablar de lo que están haciendo”.
El pastor Summerhill dice que si Jeremy pide algo, “Lo hacemos inmediatamente, aunque tengamos que cambiar lo que ya habíamos planeado”.
La comunicación es buena en ambos sentidos. El pastor Dunlap resalta el hecho de que los Hambrice “hacen muy buen trabajo en mantenernos informados”, y felicita al pastor Summerhill por mantener a la iglesia muy pendiente de los Hambrice. “Rara vez pasa una semana… sin que sean mencionados”.
Por supuesto que la tecnología ayuda. El pastor Summerhill dice: “Nuestra gente tiene contacto directo con Jeremy y Mandy por medio del Facebook y otras redes sociales. La mayoría de las veces que compartimos noticias de ellos desde el púlpito, descubrimos que los hermanos de la iglesia ya estaban enterados”.
Jeremy sigue sintiéndose animado por la dinámica relación que tiene su iglesia enviadora con ellos. Estando en Papúa Nueva Guinea, continuamente reciben comunicaciones de los miembros y los pastores los llaman con frecuencia.
“Cuando vuelven a los EE UU para un descanso”, comenta el pastor Summerhill, “nuestra iglesia se esfuerza increíblemente para atenderlos y animarlos, procurando hacer todo lo posible para suplir sus necesidades y simplemente expresarles nuestro amor”.
Esperando ese día

Anteriormente, la Primera Iglesia Bautista pensaba que cuando un creyente sentía el llamado a misiones, simplemente se iba. Por medio de la experiencia de enviar a Jeremy y a Mandy, ellos han aprendido que debe haber todo un proceso y que el fruto muchas veces llega años más tarde. Al fin de cuentas, plantar iglesias implica un largo camino, pero van en un buen rumbo.
El pastor Summerhill dice: “La única razón por la que hemos enviado a Jeremy y a Mandy es para verlos hacer lo que efectivamente están haciendo”. Han aprendido el idioma, han desarrollado un alfabeto y ahora están en el proceso de la traducción.
La iglesia está orando por el tiempo cuando el equipo pueda empezar a enseñar la Palabra de Dios.
El pastor Summerhill reconoce que no se trata sólo del matrimonio Hambrice. “Siempre hablo de Jeremy y Mandy, pero el resto del equipo es de vital importancia para lo que está pasando… Así que oramos que todo el equipo llegue al punto de poder compartir con los wantakianos la historia de Dios, de quién es Él, de lo que Él ha hecho y de cómo los ha redimido, y de empezar a verlos convertidos a Cristo y discipulados en Cristo”.
El pastor anhela el día cuando juntos lleguen al fin de esa jornada.
“Y eso es lo que traemos en el corazón – apoyar a Jeremy y a Mandy y al resto del equipo para que llegue el día cuando en esa montaña haya una iglesia que se aferre por fe a la Palabra de Dios, que confíe en el evangelio de Jesucristo”.
Autor: David Pierce — Partes de este artículo se han basado en un artículo escrito por Jeremy Hambrice para la edición marzo/abril de 2015 de la revista “Mission: World” [Misión: Mundo]. Esta revista de la Baptist Missionary Association of America (Asociación Misionera Bautista de América) se dedica al tema de la Gran Comisión. [Traducción al español coordinada por ETRES de Asociados Globales].
[1] En la lengua nacional Tok Pisin, lo que Dios ha comunicado al hombre por medio de su Palabra es denominado “God’s Talk” que significa “lo que habla Dios”, “el mensaje de Dios” o “el habla de Dios”.
[2] En los EE UU, “Junior High and High School”.
[3 Los Mets son un equipo de las Ligas Mayores (MLB) de beisbol de los EE UU, radicado en la ciudad de New York.
[4] Jeremy jugó con dos equipos de clasificación “Rookie” (novato) de las ligas menores, pertenecientes a la organización de los Mets.
Deja un comentario