12 de enero, 2019

Es increíble la forma en que Dios obra y las diferentes maneras en que él usa a personas de todas las edades y ámbitos de la vida, especialmente cuando esas personas se disponen para Sus propósitos y están dispuestas a estar allí si se les pide. Este artículo destacará una manera genial en que el Señor usó recientemente… ¡a mis padres!
Algunos de ustedes que están cerca de mi familia saben que mis padres se mudaron recientemente desde un lugar muy distante, el estado de Michigan (donde vivieron durante unos veinticinco años) hasta el estado de Nuevo México para poder estar más cerca de todos sus hijos y nietos que ahora tienen conexiones con el estado de Texas por diferentes razones (a pesar de que viven en todo el mundo). Desde finales del verano mis padres se han estado acomodando y adaptando al clima y a la cultura tan diferentes de Nuevo México; estamos muy agradecidos por tenerlos más cerca; no solo es maravilloso verlos de manera más regular cuando tenemos que hacer papeleo en Texas o cuando nuestra hija Iris tiene citas médicas para sus ojos, sino que también son una gran bendición para nosotros de manera práctica.
Muchos de ustedes tal vez sepan que mis padres aman las misiones y que sirvieron como misioneros durante más de diez años en la región del Pacífico Asiático cuando eran una familia joven. Desde que se mudaron más cerca de nosotros quieren ayudarnos en todo lo que puedan mientras nosotros (y también la familia de mi hermana) servimos en Chihuahua, México; ellos también desean ayudar a otros misioneros si es posible.
Hace poco más de un mes mis padres fueron invitados a servir como voluntarios en el Centro de Capacitación Misionera Mexicano (Rancho Siloé) en Chihuahua, para ayudar con la práctica de idiomas. Una parte muy importante de la capacitación misionera es, por supuesto, la preparación para aprender otro idioma. Para aquellos que desean servir al Señor en un contexto tribal (ya sea en México o en otro país) es de crucial importancia que aprendan buenos procedimientos sobre cómo aprender otro idioma y otra cultura. Mi padre y mi madre fueron invitados a formar parte del grupo que representaría a las personas de las que los estudiantes misioneros aprenderían el inglés como una manera de practicar sus destrezas de aprendizaje de idiomas.
Mis padres ya tenían planeado estar en México cerca de la fecha en que se iba a realizar el periodo de práctica de idiomas debido al nacimiento de su noveno nieto (de la familia Chubb); y estuvieron dispuestos a venir más antes para ayudar a los estudiantes también.

Fue importante que los estudiantes tuvieran hablantes monolingües de inglés para que los ayudaran a estudiar inglés a fin de que no recurrieran al uso del español; debido a esto, ¡mis padres encajaron a la perfección! Hablar el idioma que ellos usaron mientras servían en el Pacífico Asiático no les hubiera ayudado en absoluto en este contexto.
Cada día mis padres, junto con los otros voluntarios, tenían sesiones de idioma con diferentes estudiantes y los ayudaban a repasar las palabras que estaban aprendiendo o los ayudaban a realizar una actividad que los ayudaría a exponerlos a más idioma. También tuvieron varios “eventos culturales” como celebrar el Día de Acción de Gracias con los estudiantes ¡para que pudieran observar una festividad muy estadounidense! Mis padres y los estudiantes sin duda experimentaron la dificultad de no poder entender nada y pasaron por el desafío de tener que manejar esas interacciones en las que uno no puede entender ni ser entendido.

Fue un gran momento para los estudiantes y para mis padres; mi madre en particular pudo dirigir varias actividades, como hacer muñecos de nieve con fieltro y hornear y decorar galletas navideñas, ¡que brindaron a los estudiantes la oportunidad de aprender muchas palabras nuevas!

¡Estamos muy agradecidos porque mi madre y mi padre estuvieron dispuestos a sacrificar su tiempo y su zona de comodidad para venir a ayudar a los estudiantes en un momento importante de su capacitación! Ellos fueron de gran ayuda; fue una experiencia divertida sentir que mis padres fueron nuestros compañeros de trabajo en el ministerio durante un mes.

Una nota adicional: ¡el Señor usó el tiempo de la visita de mis padres a Chihuahua en otra forma inesperadamente útil! ¡No solo ayudaron a la familia de mi hermana mientras ella daba a luz a su cuarto hijo sino que también pudieron ayudarme a mí! Nosotros nos habíamos mudado rápida e inesperadamente a una nueva casa y Tom se había tenido que ir justo después de haber metido los muebles; así que después de trabajar durante un día con muchos amigos que nos ayudaron a trasladar cosas a la nueva casa, me quedé con muchas cosas por hacer, ¡y no hace falta decir que era abrumador y necesitaba ayuda! Sobre todo necesitaba ayuda para preparar la antigua casa para entregársela a la propietaria ya que había muchas cosas que necesitaban reparación (principalmente porque era una casa antigua que estaba en mal estado). Yo quería devolvérsela a la dueña en un mejor estado del que la encontramos. Mis padres me ayudaron mucho; ¡ellos sacrificaron cada fin de semana para venir a la ciudad a trabajar conmigo! Me animó mucho pensar en que Dios sabía de antemano que yo iba a necesitar ayuda y organizó todos los detalles antes de tiempo para que yo tuviera ayuda mientras Tom viajaba.
Fue maravilloso tener a mis padres aquí durante un mes, sirviendo al campo misionero y también a sus hijos. Me siento bendecida por tener padres que desean invertir en otros y servir al Señor.

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